Encuentro fortuito con 'El Vasco' Aguirre: «Quiero el título porque estoy al final de mi carrera»

Con la apariencia de no estar haciendo nada extraordinario, se detiene cuando el intruso se acerca y se identifica como periodista de EL CORREO. «Hombre, mis amigos de Bilbao», se ríe. Y ahí empieza a hablar de su sangre vasca. «He crecido escuchando hablar sobre Bizkaia, Markina, Gernika, Ispaster... lo he mamado todo», explica recordando que sus padres migraron a México en los años 50. «Toda mi familia quiere que gane el Athletic», se sincera. «Bueno, toda no, mi mujer y mis hijos se salvan».

Sin nervios aparentes por la final y también sin ganas por desvelar el planteamiento del partido, comenta de forma irónica que «hemos hecho varios cambios en los últimos partidos y ahora el equipo funciona mejor.». Ahora bien, matiza que si el partido fuera en Mallorca «os prepararíamos una tremenda».

«El Athletic –se explaya– está haciendo las cosas muy bien. Es un equipo muy físico y va a ser complicado». Luego apela a los 20.000 mallorquinistas que se desplazarán hasta La Cartuja como el gran valedor del cambio que está experimentando la institución deportiva. «Hay que pensar en que hace tres años estaban en Segunda División. Llegar a esta final es un regalo para toda la ciudad». Eso sí, más allá de la euforia que se ha generado y de que ganar el título sería «fundamental» para Palma, Aguirre tiene claro que ese no es el objetivo de la temporada. «La prioridad es asegurar la permanencia, no podemos descentrarnos». A falta de ocho jornadas, están seis puntos por encima de la primera plaza que marca el descenso.

¿Pero qué significaría para 'El Vasco' ganar el sábado? «Pues estoy llegando al final de mi carrera y sería un reconocimiento». La realidad es que, pese a su dilatada experiencia en los banquillos de La Liga, todavía no ha alzado ningún trofeo. El del sábado puede ser el primero, aunque delante de este periodista no muestra especial preocupación.

– «¿Que cuándo volamos a Sevilla? Me haces dudar. ¿El viernes?».

– «Sí», asiente su mujer. Y siguen caminando.