Copa | Eibar 0-3 Athletic
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Copa | Eibar 0-3 Athletic
Victoria tranquila del Athletic con una exhibición de pegadaEstá el Athletic en un momento tan dulce que los rivales van a empezar a mirarle con aprensión, como se mira a los equipos que parecen tocados por una varita mágica. Los de Valverde juegan con una confianza enorme y, además, todos los amuletos les ... funcionan. Si la ley de Murphy tuviera un reverso, éste gobernaría ahora a los rojiblancos, a quienes la tostada nunca les cae por el lado de la mantequilla. Ganan con autoridad incluso haciendo un partido flojo, como ayer en Ipurua, y todas las apuestas que hace su entrenador se convierten en un acierto. Ante el Eibar las novedades fueron Muniain y Villalibre, dos jugadores que apenas cuentan esta temporada. Pues bien, resultaron ser de los más destacados y los autores de los tres goles que sellaron, ya en la primera parte, el pase a los octavos de final.
La fiabilidad absoluta del Athletic en las eliminatorias de Copa a un partido volvió a quedar demostrada. Ya son 22 consecutivas saldadas con triunfo. Los ha habido de todos los colores, pero el de ayer ante uno de los mejores equipos de Segunda fue especial. Y no porque se tratara de un derbi. Lo fue por la manera de ganar de los rojiblancos, casi por inercia, en base a una exhibición de pegada durante 24 minutos, entre el 17 y el 41. Se trata de la manera con que los grandes despachan muchas veces sus compromisos. Ya saben, en el campo parece que no pasa nada digno de mención, puede que incluso que haya espectadores bostezando de aburrimiento y, de repente, en un abrir y cerrar de ojos, el equipo más débil ya está en la lona sin posibilidad de levantarse y sin saber lo que le ha pasado.
Eibar
Yoel, Tejero (Soriano, m.55), Simic (Arbilla, m.64), Reina, Berrocal, Aketxe (Yanis, m.77), Konrad (Molina, m.56), Yriarte, Matheus, Corpas y Jon Bautista (Quique, m.78).
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Athletic
Agirrezabala, De Marcos, Vivian (Peru, m.84), Paredes, Yuri, Vesga, Herrera (Galarreta m.62), Muniain, Sancet (Unai, m.62), Nico (Adu Ares, m.81) y Villalibre (Raúl García, m.81).
Árbitro Hernández Hernádez
Goles 0-1, m. 16 Villalibre. 0-2, m. 32 Muniain. 0-3 m. Villalibre.
El partido comenzó soso, con la vibraciones bajas. El Athletic llevaba el control sin hacer grandes cosas, por pura jerarquía, mientras el Eibar intentaba que su juego, aparte de criterio, tuviera algo de profundidad. Para que esto último sea posible el equipo armero necesitaba tocar la tecla de Aketxe, que a veces es como un trébol de cuatro hojas, difícil de encontrar. La encontró en el minuto 10 y el jugador vizcaíno puso un balón magnífico a Bautista, que se plantó solo delante de Agirrezabala. El portero donostiarra le tapó el remate con una gran parada. Fue una de esas jugadas que pueden cambiar el destino de un partido. Seguro que Joseba Etxeberria pensó mucho en ello cuando vio cómo el Athletic, sin despeinarse demasiado, sentenciaba el partido con tres golpes con el mazo; ese instrumento que tienen los mejores equipos para imponer su autoridad.
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Lo cierto es que, hasta llegar los goles, los rojiblancos estaban haciendo un partido bastante pobre. Su juego estaba siendo muy impreciso –De Marcos, Vesga y Sancet cometieron varias pérdidas–, y de las bandas casi no había noticias. Ninguna de la izquierda, donde Muniain no rascaba bola, y tampoco de la derecha, en la que Nico entraba muy poco en juego. Villalibre, por su parte, se dedicaba a pelear sin opciones entre los centrales eibarreses. En principio, podía parecer una situación preocupante. Lo hubiera sido, sin ir más lejos, la pasada temporada, por mucha fiabilidad que estén teniendo los rojiblancos en las eliminatorias coperas a un solo partido. En este momento, sin embargo, es muy difícil preocuparse con el Athletic. Hasta los más pesimistas, esos que ven fantasmas hasta dentro de la nevera, disfrutan de una serenidad desconocida.
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Pasado el cuarto de hora, Nico Williams recibió un buen balón en la banda y el Eibar no le defendió lo suficiente. Sólo el lateral se le puso enfrente y el rojiblanco no tuvo problemas para sacar un centro que Villalibre, también libre de marca, remató a bocajarro. El Eibar acusó el golpe, pero tuvo carácter para reaccionar y Konrad empezó a hacer daño a De Marcos, aunque no era capaz de terminar bien ninguna jugada. Se llegó así, entre idas y venidas de poco monta, al minuto 33, cuando Muniain inició un contragolpe y acabó terminándolo él mismo con un bonito quiebro a su marcador dentro del área y un gran golpeo con la zurda. No marcaba el navarro desde hace un año, en la Copa contra el Valencia, y lo celebró a lo grande. Y no sólo eso. A partir de ese momento, entró más en juego y en la segunda mitad fue uno de los más activos.
La segunda parte se jugó realmente a beneficio de inventario, ya que el partido había perdido toda su emoción desde que Villalibre firmó el 0-3 en el minuto 41. Su zurdazo se envenenó tras tocar en Simic, y Joel nada pudo hacer. El Eibar tuvo personalidad para buscar su gol. Es un equipo ofensivo, hecho para atacar, y ese espíritu, esa ilusión, no se pierde aunque vengan mal dadas y la blandura de tu defensa te haya hecho un daño irreparable. Aketxe y después Stoichkov estuvieron cerca de hacer el tanto de la honrilla, de la misma manera que Unai Gómez y sobre todo Raúl García en la última jugada pudieron hacer el 0-4. Tal y como está el Athletic hasta se hizo raro que el navarro, otro de los jugadores que ya sólo tienen una presencia anecdótica, no aprovechara su ocasión. Y todo fuera absolutamente redondo.
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