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Comenzamos el año deseando que terminase de una vez el culebrón de Kepa, más que nada porque, una vez resignados a su pérdida, lo que no aceptábamos era tener que soportar también la pesadez de unos últimos capítulos infumables que sólo servían para ... aburrirnos y disgustarnos. La historia no daba para más y no tenía ningún sentido prolongarla. El desenlace parecía inminente. El 3 de enero, de hecho, se produjo el contacto protocolario entre los clubes. José Ángel Sánchez, el director general del Real Madrid, comunicó al gerente del Athletic, Jon Berasategi, su interés por el portero de Ondarroa. En Madrid, televisiones, radios y periódicos deportivos lo dejaron claro: Kepa iba a ser el regalo de Reyes de Florentino. Algunos hasta fabulamos con la imagen del portero rojiblanco en casa de los Zidane, bien empaquetado, con lacito y todo, junto al árbol de Navidad. No podíamos estar más equivocados. Por lo que sea, Kepa no figuraba en la carta a los Reyes de 'Zizou' y tanta insistencia con el jugador del Athletic le acabó molestando. «No quiero ningún fichaje», aseguró de repente, el mismo 6 de enero.
Algo cambió ese día. Digamos que fue entonces cuando se produjo esa pequeña grieta en la pared, al principio apenas perceptible, que sin embargo se va agrandando poco a poco hasta terminar provocando el derrumbe del edificio. Ayer, mientras digeríamos la noticia-bomba de la renovación de Kepa por el Athletic, era inevitable preguntarse qué ha pasado, cómo ha podido saltar por los aires una operación a la que sólo parecía faltarle la firma y la fotografía de rigor en el Santiago Bernabéu. Yo distinguiría cuatro causas fundamentales.
1. Zidane. Su negativa a fichar en enero a Kepa ha sido decisiva. A mi juicio, la clave de lo sucedido. A estas alturas, ¿alguien duda de que, si el entrenador del Real Madrid hubiese pedido su contratación, el portero de Ondarroa ya habría fichado? Su negativa, además, ha sido tajante, de una rotundidad que no se estila en estos casos, casi siempre teñidos de diplomacia. En cierto modo, Zidane ha espantado a Kepa, al que las palabras del francés le dejaron muy clara su situación: de fichar por el Madrid, entraría en ese vestuario de la peor manera posible, como un jugador impuesto al entrenador. Y a 'Zizou' los 'trágalas' tienen pinta de gustarle menos que las menciones de Materazzi a su hermana. En fin, que Kepa podía estar chupando banquillo hasta que creciera pelo a las ranas de Valdebebas, si es que la hay. Agur al Mundial, por tanto.
2. El carácter de Kepa. Si a Zidane, como a cualquier entrenador, no le gustan nada las imposiciones, el portero del Athletic no soporta que le desprecien. De hecho, su distanciamiento con el club en todo este proceso de renovación se explica, en buena medida, porque se sintió menospreciado durante su cesión al Valladolid y durante los primeros meses de la pasada temporada, cuando en Ibaigane no se atrevieron a apostar por él, le hicieron una oferta de renovación ridícula y Valverde mantuvo hasta diciembre la ocurrencia aquella de los tres porteros rotatorios. Kepa, por otro lado, es un tipo listo, frío y paciente, seguramente demasiado racional para el gusto de Urrutia y de tantos y tantos sentimentales medulares como hay en el Athletic. Era lógico que le hiciera tanta ilusión la llamada del Madrid, pero no hasta el punto de volverse loco y aceptar cualquier cosa. Un criador de pájaros cantores no acostumbra a perder la cabeza.
3. Florentino Pérez. Al Real Madrid, con su presidente a la cabeza, le ha podido la soberbia, esa vieja arrogancia de campeón que tantas veces le lleva a creerse el centro del universo. Se saben tan grandes que, probablemente, ni contemplaban la posibilidad de que Kepa pudiera decirles que no. Imposible. Vendrá perdiendo el culo cuando nosotros chasqueemos los dedos, ahora o en junio. ¿Cómo va a rechazarnos a nosotros un portero del Athletic? Así han pensado en las oficinas del Bernabéu, donde han querido aprovechar la lesión del portero vizcaíno para posponer el tema hasta junio, ahorrarse veinte millones y dejarle el vestuario tranquilo a Zidane. Y se la han pegado. Sospecho que van a tardar muy poco en arrepentirse. Tener a Kepa por 20 millones y dejarlo pasar va a ser unas de esas pifias que quedan en los anales.
4. Josu Urrutia. El golpe de efecto que ha logrado con esta renovación es indiscutible. Sin duda, el más relevante que ha disfrutado durante su mandato en lo que a gestión de jugadores se refiere. Al presidente se le ha criticado, y no sin razón, porque empezó estas negociaciones tarde y con una timidez y unos melindres -600.000 euros como primera oferta- que estuvieron a punto de arruinarla. De haberse ido Kepa, se le hubiera adjudicado ese fracaso. Pues bien, hay que ser justos. Urrutia ha demostrado tener cintura, ha aguantado el tirón, ha acabado haciendo una oferta de campanillas -siete veces superior a la primera que puso sobre la mesa-, y con la ayuda inestimable de Zidane ha logrado la renovación del portero cuando ya parecía imposible. Toca, por tanto, adjudicarle el éxito, faltaría más.
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