«Los derbis del Athletic y el Sestao eran batallas»

El bombo copero ha emparejado hasta ahora tres veces a rojiblancos y verdinegros (1981, 1982 y 1989), la última de ellas con el concurso de los cuatro exfutbolistas convocados por EL CORREO. El duelo que ellos conocieron en el 89, disputado un 25 de enero (0-0 en Las Llanas) y un 1 de febrero (1-0 en San Mamés), se repetirá este sábado, pero a un solo partido en Sestao. El contexto es otro (el River no es un Segunda, como en el 89, sino un Tercera) y los protagonistas igualmente diferentes, jóvenes a quienes los futbolistas que los precedieron contemplan con nostalgia.

Urtubi, 58 años, interior, con dos Ligas y una Copa de la primera 'era Clemente'; Lakabeg, 50 años, lateral de la primera etapa de Jupp Heynckes; Domínguez, 60 años, defensa curtido en los clubes vascos de Segunda y Segunda B, y Primi, 64 años, delantero infatigable, institución del River en los ochenta. El cuarteto se acomoda en las oficinas de Las Llanas para desarrollar una conversación cargada de emoción, que inicia Isma remontándose al 89.

Urtubi: «Cuando supimos que nos había tocado el Sestao en Copa, nos dijimos: 'Me cagüen...'. Sabíamos lo que nos esperaba; el único que no lo sabía era Howard Kendall (técnico del Athletic). Con el River no había ni amistosos, eran lo mismo que un partido oficial. En Copa afrontábamos una ida complicada en un campo pequeño. De hecho, volvimos a San Mamés con un 0-0 bueno para el Sestao. Si ellos te hacían un gol... Tenían la motivación de jugar contra un Primera y además en La Catedral. Blas Ziarreta (técnico verdinegro) disponía de jugadores vizcaínos competitivos, que tenían su nivel. Habíamos sido compañeros de muchos de ellos en el Bilbao Athletic, en juveniles...»

Primi: «Yo viví dos eliminatorias de Copa con el Athletic (1982 y 1989, igual que Urtubi), y ambas se resolvieron por un gol. Empatamos dos partidos a cero y perdimos los otros dos, sin marcar nosotros un tanto. En 1989, mis sentimientos, y creo que también los de Juanan, diferían de los de Isma y Andoni. Medirnos con el Athletic era otro mundo; no te digo nada ir a San Mamés. Es el estadio adonde tus aitas te llevan de niño, y yo iba a jugar allí contra al Athletic. Era consciente de que posiblemente no llegaría a Primera. Aquello era el máximo».

Lakabeg: «El de Las Llanas era ese partido en el que la diferencia de categoría se aprecia poco. Ellos lo veían como una final, las fuerzas se igualaban. Yo había conocido al Sestao la temporada anterior en Segunda, cuando estuve en el Bilbao Athletic. Recuerdo que eran batallas. Los dos equipos también nos enfrentábamos en pretemporada, y eran partidos duros, duros, en los que se decidía quiénes serían los titulares al principio de la Liga. Eran encuentros tensos, fuertes, de contacto y lucha. Yo tenía una rivalidad deportiva con Mendilibar, hoy somos amigos».

Juanan: «Estoy con Primi en que la Copa del 89 fue especial. El Sestao era una cosa rara; nosotros competíamos en Segunda y trabajábamos. Primi estaba en la Babcock; yo, en Caja Laboral, y enfrente veías a futbolistas que habían ganado ligas, que eran internacionales. Y su equipo en realidad era el tuyo, estuvieras en el River o el Barakaldo (anterior club de Juanan). Nada que ver con la rivalidad que puede surgir entre un Sestao y un Barakaldo, o entre un Sestao y un Portugalete. Con el Athletic, eso no ocurría».

Los contertulios echan un vistazo a las fotos de los equipos del River a lo largo de su historia, que cubren una pared de la oficina de Las Llanas. Un mosaico en el que sobresale la temporada 84-85, la del ascenso a Segunda a las órdenes de Jabo Irureta, sucesor de Mané (éste llegó en lugar de Pedro Mari Uribarri). Y por supuesto la campaña 1986-87, cuando el River de Jabo perdió la oportunidad de subir a Primera en el último partido de la liguilla de promoción. Había que ganar al Celta en Las Llanas por dos goles de diferencia, pero se empató a cero.

Primi: «No haber superado al Celta en el 87, habernos quedado a 90 minutos de lograrlo; vivir aquello... Antes del partido nos subieron a Murgia. Cuando llegamos a Las Llanas, dos horas antes del encuentro, no podíamos entrar al campo; había gente hasta encima de la tribuna. Es algo que no se puede describir. Pero fue el peor partido, sobre todo por ocasiones. No recuerdo que tuviéramos una. Botamos catorce o quince córners, la vez que más, pero sin ocasiones».

Juanan: «Míralo de esta manera, si hubiésemos logrado el ascenso, igual nos hubiesen dado la cuenta a ti y a mí (risas). A aquel encuentro llegamos unos cuantos lesionados. Uno fue Jon Aspiazu (ayudante en el Barça de Ernesto Valverde que, también jugó con el River en la temporada 1985-86 y marcó seis goles). Yo me había lesionado en Vallecas».

Urtubi: «Entre el Sestao de ahora y el Athletic hay una distancia abismal de categoría. Tiene que agarrarse al campo. Pero por muchas disculpas que pongamos (sobre el césped) al Athletic no le valen».

Primi: «El River es de Tercera, querámoslo o no. En una plantilla de los años ochenta hemos contado trece jugadores que, antes o después, llegaron a Primera. Mira a Txato Núñez, por ejemplo. El Sestao tenía futbolistas de calidad».

Lakabeg: «Antes, una eliminatoria con ellos era más igualada de lo que parecía. Howard Kendall comprendió la dificultad, el mérito de apear al Sestao en 1989. Era un equipo compensado, con veteranos y jóvenes, y el sello de Blas Ziarreta, el de ese jugador rocoso, trabajador, que nunca se rinde».

El diálogo se encamina hacia la situación del fútbol vizcaíno, la eterna discusión de por qué Bizkaia no está representada en Segunda, como en los ochenta.

Primi: «Es necesario».

Juanan: «En los años en que el Athletic ganó sus últimas ligas, 82/83 y 83/84, había clubes vizcaínos potentes en Segunda. El Barakaldo (80/81), el Bilbao Athletic (83-88), el Sestao (85/93). De ahí salieron muchos jugadores».

Urtubi: «El Sestao y el Barakaldo son los que han mantenido siempre el siguiente nivel tras el Athletic. Bizkaia debería tener un equipo en Segunda sí o sí. No sé de qué forma, o quiénes o cómo habría que potenciarlo, pero si son dos, mejor».

Primi: «Entramos ya en política deportiva. El Bilbao Athletic estuvo no hace mucho en Segunda y qué pasó. Al final no has fortalecido ese equipo. Por las causas que sean; por el tipo de jugador que sea, que si uno no estaba a gusto, otro se marchaba o lo cedían porque quería estar en otro club más puntero…».

Urtubi: «Igual prefiero que no sea el Bilbao Athletic el de Segunda. Se podía hacer un equipo fuerte con cedidos de otros equipos de Primera».

Juanan: «El Athletic cedía jugadores. Yo coincidí con Sarabia y Bengoetxea en el Barakaldo, y con Iñigo Lizeranzu».

Primi: «Eso es diferente de cuando Eskalza o Núñez vinieron al Sestao».

Urtubi: «En mi época terminabas en juveniles e ibas a un Tercera. Hablo por mí, que me pasó».

Lakabeg: «Salir de Lezama siempre ha sido traumático. Es una estructura superbien organizada y pegas un cambio clarísimo. Yo me fui con 26 años al Celta; mi marcha no se puede comparar con la de un chaval de 19 años que el Athletic cree que puede mejorar. Pongo de ejemplo el tema de los preparadores físicos; yo lo noté un montón. A Manolo Delgado lo conocía desde los 10 años, no era mejor ni peor, sino diferente. Sufrí una serie de lesiones que no habría tenido si hubiera estado en Lezama».

La conversación va a terminar. Alguien mira la hora y los cuatro exfutbolistas se levantan. En navidades siempre hay muchos recados que hacer. Los viejos amigos se preguntan por la salud y la vida. «Tenemos buena relación, aunque más que quedar solemos coincidir», explica Isma, que como Primi, Juanan y Andoni tiene el propósito de ir el 11 de enero al partido de Las Llanas. Ellos suponen que irán Jabo, Mané, Pedro Mari Uribarri... «Si nos dejan la posibilidad de comprar una entrada».