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Tres veces se han visto las caras el Sestao y Athletic en la competición del ko, y las tres fueron expedientes peliagudos para los rojiblancos. S ... iempre en los años ochenta y con un juego que brilló por su ausencia, aunque aquella fue también la década prodigiosa del fútbol vasco; la de las dos Ligas y la Copa del Athletic, y la que asistió al ascenso del River a Segunda -su zénit deportivo- en la campaña 86/87, de la mano de Jabo Irureta.
Rojiblancos de distintas hornadas como Dani, Zubizarreta, Sarabia, Julio y Patxi Salinas, Urtubi, Alkorta, Ferreira... Verdinegros como Mendilibar, Joseba Agirre, Ibarrondo, Primi Soto, Juanan Domínguez... Todos fueron veteranos de mil y un partidos que tuvieron que batirse en el angosto escenario de Las Llanas, donde sus respectivos clubes reanudarán este sábado la batalla en el mismo punto en el que la dejaron en 1989. Y lo harán sobre un césped deficiente por el uso de otros equipos, además del Sestao.
El primero de los derbis coperos de bilbaínos y sestaoarras fue en la temporada 81/82, cuando el River estaba en Segunda B. El 1 de septiembre de 1981, a las órdenes de Pedro Mari Uribarri, los de la Margen Izquierda derrotaron en Las Llanas al once de Javi Clemente, con un solitario tanto de José Díez Calleja, 'Pepeo', al cuarto de hora de choque.
El lance de este jugador de Ortuella, que más adelante hizo carrera en el Betis de Gordillo y Poli Rincón, metió el miedo en el cuerpo a aquel Athletic que la temporada siguiente ganaría una Liga. Al rubio de Barakaldo le reprocharon haber alineado un once de circunstancias, a consecuencia de lo cual la clasificación sólo se dilucidó en San Mamés, el 30 de septiembre, cuando faltaban seis minutos para acabar el encuentro. Fue entonces cuando el abnegado Txema Noriega marcó su segundo tanto, dejando un 2-0 que dio el pase al Athletic.
Las trayectorias de ambos equipos volvieron a cruzarse en la temporada siguiente, en la segunda ronda copera. Manolo Sarabia marcó en Las Llanas el único tanto de la eliminatoria, el 0-1 que, a la postre, sirvió para que los rojiblancos siguieran adelante. Porque La Catedral asistió a un triste empate a cero que sólo despertó en las gradas el reconocimiento a los méritos del «modesto Sestao», todavía en Segunda B y dirigido entonces por Mané.
Fue a Blas Ziarreta, sucesor de Jabo Irureta, a quien tocó en suerte cerrar como técnico la serie de eliminatorias coperas del River con el Athletic. La suya se disputó en la temporada 88/89, cuando el Sestao ya estaba en la división de plata y era un equipo verdaderamente incómodo, como pudieron comprobar los rojiblancos de Howard Kendall. Siguiendo la tradición, el Athletic pasó por la mínima, tras un empate a cero en las Llanas y un gol de Uralde en San Mamés, un triste 1-0 que el técnico británico resumió con una frase: «Ha sido un partido horrible». En aquel momento se interrumpió una historia cuyo siguiente capítulo a otros les toca ahora escribir.
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