Betis 2-2 Athletic
Empate a balón parado en el VillamarínBetis 2-2 Athletic
Empate a balón parado en el VillamarínEl Athletic se llevó un punto del Benito Villamarín, que siempre es un escenario complicado para los rojiblancos, unas veces por razones objetivas –la calidad del rival– y otras por cuestiones externas, ya sea la climatología, el infortunio, el ambiente palmero, cualquiera sabe. El caso ... es que llevan sin ganar allí desde 2017 y este domingo no hicieron méritos suficientes para cambiar esa mala racha. En realidad, tuvieron que conformarse con no perder gracias a su fortaleza a balón parado en dos córners maravillosamente puestos por Berenguer, bien aprovechados por Paredes para hacer el 1-1 en la primera parte y por Sancet para firmar el 2-2 definitivo en la segunda. Y es que al equipo de Ernesto Valverde, al estilo de lo que le ocurrió ante Osasuna en la Copa, le faltó solidez en las dos áreas y una mayor precisión en la circulación.
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Se podría decir que la carga de errores de los rojiblancos fue excesiva como para ganar a un buen Betis y mantener así la distancia de seis puntos que tenían sobre el Villarreal. Ésta ha quedado reducida a cuatro, que no es nada con 16 jornadas todavía por delante. El Athletic, pues, tendrá que seguir picando mucha piedra y, a ser posible, mejorar su juego, darle un punto mayor de lucidez y de eficiencia. Y es que, aparte de acumular demasiadas pérdidas en campo propio, la gran mayoría de las llegadas del Athletic al área contraria tuvieron una finalización nefasta. Y eso es algo que se repite cada vez con más frecuencia. Hubo una de Vesga, solo dentro del área justo tras el 1-1, que fue como para ponerse a llorar. Y qué decir de Iñaki Williams, de nuevo incansable. No acertó en ninguna y eso que la producción de llegadas fue industrial y Valverde le mantuvo hasta el final, a diferencia de lo que hizo con Berenguer y Sancet.
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Los dos navarros se fueron junto a Lekue en el minuto 79 en un triple cambio muy llamativo del técnico rojiblanco, que decidió dar entrada a Djaló, que acabó lesionándose en el descuento, Adama Boiro y Peio Canales. Eso sí, todavía fue más llamativo que se decidiera por una alineación en la que sorprendía la titularidad de Lekue en la banda izquierda, por segunda vez en lo que va de temporada, y la de Unai Gómez como falso delantero centro. Lo cierto es que ninguno de los dos pasó la prueba del algodón en un partido que se alborotó desde el pitido inicial. Fue un proceso lógico, una especie de decantación natural, teniendo en cuenta la propuesta de los dos equipos, tan similar en sus principios básicos.
Betis
Adrián; Ortiz, Llorente, Natan, Perraud; Altimira (Roque, m.72), Johnny (Marc Roca, m.81); Antony (Abde, m.72), Isco, Jesús (Pablo García, m.82); y Bakambu (Lo Celso, m.64).
2
-
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Athletic
Simón; Gorosabel, Paredes, Vivián, Lekue (Adama, m.79); Jauregizar (Prados, m.56), Vesga; Iñaki W., Sancet (Canales, m.79), Berenguer (Djaló, m.79); y Unai Gómez (Guruzeta, m.56).
Goles: 1-0, m.15: Isco. 1-1, m.33: Paredes. 2-1, m.47: Perraud. 2-2, m.69: Sancet.
Árbitro: Juan Martínez Munuera (Colegio valenciano). Amonestó a Isco, Bakambu, Marc Roca y Sancet.
Asistencia: 49.292 espectadores en el Benito Villamarín.
Betis y Athletic presionaban alto, intentando forzar las pérdidas del rival para luego galopar hacia la portería rival, sobre todo por la banda derecha, donde los locales tenían a Antony, su flamante fichaje, y los rojiblancos a Iñaki Williams. Era el de los dos equipos un fútbol rápido, impreciso y divertido. Los jugadores de Valverde se suelen manejar bien en esa tesitura, pero los de Pellegrini, también. Esta vez, durante la primera parte, hasta parecieron sentirse más cómodos que un Athletic al que el descontrol le acabó dañando en exceso en su propia área.
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Todas las ocasiones que tuvo el Betis hasta el descanso vinieron de pérdidas evitables. Una de Iñaki Williams propició el 1-0, obra de Isco, que aparte de robar el balón estuvo listo para empujar el rechace de Unai Simón a un disparo de Antony. El 2-1, ya en el minuto 47, es decir, en eso que se llama un momento estratégico, también llegó de un robo a Jauregizar y de un derechazo de Perraud que Unai Simón se comió. Y qué decir de la que dispuso Bakambu a la media hora, tras un error de Vivián y una genialidad de Isco. Sólo frente al portero del Athletic, el delantero congoleño la tiró fuera. Hablamos, pues, de jugadas que denotaban una debilidad evidente de los rojiblancos. Y es que a un equipo con Isco y Antony, cuya conexión ya estará hoy celebrando la mitad de Sevilla, más gente como Lo Celso, Ez Abde y Vitor Roque, que aguardaron su turno en el banquillo, no se le pueden dar facilidades.
El Athletic dio demasiadas. Es cierto que el Betis presionaba con una avidez que no le recordaba tanto en otras temporadas. Es como si Pellegrini hubiera llegado a la conclusión de que sólo aumentando las revoluciones del juego sin balón podía su equipo elevar el listón de su competitividad. El caso es que el Athletic era muy irregular sacando la pelota. Combinó algunas salidas por dentro y por fuera de verdadero mérito con borrones graves. De este modo, su juego se fue deshilachando. Si el equipo se sostenía en medio de un alboroto de disputas, idas y vueltas, era sobre todo por la acreditada combatividad del equipo. Por su carácter. De hecho, sus mejores momentos de fútbol llegaron después de que el Betis se adelantara. Hasta el punto de que hicieron méritos para el empate, que llegó justo después de que Bakambu perdonara el 2-0.
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Ahora bien, aunque es obligado celebrar las virtudes que los rojiblancos tienen como colectivo, también se hace obligado referirse a sus individuales, para bien o para mal. Berenguer estaría, por supuesto, en el primer grupo. Fue el mejor y con las dos de este domingo suma ya ocho asistencias. Y no sólo eso. A diferencia de otros compañeros, no pierde un balón ni a tiros. Y menos un balón en posiciones de peligro, como un par de ellos que se les fueron a Vesga o a Iñaki Williams. También celebró el equipo el regreso a la titularidad de Sancet y no sólo por el cabezazo que supuso el empate.
Dos situaciones contrarias serían las que atraviesan Guruzeta y Unai Gómez. El donostiarra, que salió por el bermeano en el minuto 56, volvió a ser intrascendente. No tiene nada que ver con el delantero centro eficaz y bien posicionado de la pasada temporada. Y el Athletic lo está notando. O si no que se lo pregunten a Valverde, que decidió apostar por Unai Gómez como 9. Que es mucho apostar, la verdad. El problema es que un 'killer' es vital para alcanzar las metas tan ambiciosas que se propone este equipo.
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