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Las nubes que se ciernen sobre el Athletic no están de paso. El equipo rojiblanco se sumergió este lunes más en la oscuridad de la zona de descenso. Escalofrío. Caer goleado ante el Levante con la sensación de ser un grupo abatido pone el foco ... sobre el entrenador, Eduardo Berizzo. Es la ley del fútbol. Cuando nada funciona, los clubes suelen ofrecer como sacrificio su cabeza. Eduardo Berizzo sabe que sobre él pende la sentencia. «Yo creo que sirvo como entrenador. Pero si me hacen entender que otro puede enderezar esta situación, yo estaría encantado de dejarle mi sitio», respondió ante la ristra de preguntas que le planteaban su dimisión.
«Si dimitir fuera lo mejor, lo contemplaría, pero ahora estoy pensando en el siguiente partido. Si sirve mi dimisión, así será. Nos encontramos en una situación desagradable, frustante para todos, los jugadores, el club, la afición... Me siento capaz de sacar todo esto adelante», declaró, consciente de la presión que le rodea. Los datos son como cuchilladas: trece partidos sin ganar. «No tengo ni idea sobre si voy a seguir al frente del equipo. Lo preocupante no es Berizzo. La clave es que tenemos que torcer esta trayectoria. Es difícil hacerlo», asumió.
Su descripción del partido ante el Levante tuvo el sonido de un lamento. Le dolía la imagen, de derrota, de impotencia, dada por su equipo en el final del encuentro. «Hicimos una primera parte correcta, pero sin concretar las jugadas. Nos metieron gol en el último minuto. Y salimos en la segunda parte sin la tensión necesaria. Hubo desorganización. El equipo se partió. Así te expones a lo que nos sucedió».
El técnico varió su sistema. Probó con otra fórmula. Y tampoco resultó. «Hemos tenido incapacidad para meter goles. Sea yo u otro el entrenador, todo pasa por jugar sin errores, ni en defensa, ni en ataque. Si no lo corregimos, las victorias serán difíciles. Si cometemos fallos en las dos áreas no se puede cambiar la trayectoria del equipo. Podemos jugar mejor. Nos pasan cosas evitables que hay que corregir», señaló.
«Después de una derrota todo se ve negativo, pero asumo la responsabilidad», añadió Berizzo, que defendió su planteamiento. «Ellos tenían dos atacantes muy rápidos. Necesitábamos tres defensas. El sistema no es el problema. Cuando pierdes no hay sistema que valga. Hay que defender con tensión. Eso nos faltó en el último minuto de la primera parte». Berizzo tenía clavado el primer gol del Levante. Ese tanto tuvo un efecto letal en el Athletic, que mostró su cara más triste tras la reanudación.
Aun así, el entrenador rojiblanco quiso levantar el ánimo de una afición que se echa las manos a la cabeza al ver a su equipo tan cerca del fondo de la tabla. «La plantilla -dice- tiene capacidad anímica para darle la vuelta a esta situación. Hay que apretar los dientes para salir».
Le quitó importancia a la imagen de brazos caídos dada por su jugadores en el tramo final. «Perdíamos 3-0 con un hombre menos... No podemos permitir que un encuentro que iba bien se nos vaya por una jugada. Cuando se rompe un partido, gana el que está más sereno». Eso reclama. Sosiego en mitad de la crisis. «Nos sentimos comprometidos. Siempre existe esperanza».
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