Era una oportunidad magnífica para alejar a la Real en la clasificación y entrar de lleno en la lucha por la Champions y el Athletic no la desaprovechó. Este equipo empieza a ser distinto hasta en eso, en no caer en los errores contumaces del ... pasado reciente, uno de los cuales, como es bien sabido, era desperdiciar cada gran oportunidad que se le presentaba. Los de Valverde ya sólo miran el futuro, muy prometedor porque avanzan por la Liga con botas de siete leguas. En la que fue su quinta victoria consecutiva, despacharon este sábado a la Real en un derbi bravo aunque de escaso vuelo futbolístico. Lo hicieron compitiendo mejor, teniendo más fe, pegada y ambición que su rival, en horas bajas.
Fue un triunfo merecido, labrado con dos goles de Berenguer en la primera parte y con una exhibición de estajanovismo. No dejaron un balón por disputar a fondo los pupilos de Valverde, afanosos en todas las trincheras, afilados en cada quite. Ruiz de Galarreta brilló con luz propia en este trabajo. Se marchó lesionado en el minuto 70 y recibió una ovación colosal, más que merecida porque no paró un segundo y estuvo para todo, para lo fino y lo grueso, lo civil y lo penal. Junto a la de Nico Williams, su progresión en el derbi tras un primer cuarto de hora en el que el escenario era bastante confuso fue clave para que Athletic terminara por superar y hacer daño en su área a una Real sin mordiente.
Athletic
Simón, Lekue, Vivian, Paredes, Yuri, Galarreta (Herrera, m.69), Berenguer (Muniain, m.84), Vesga, Sancet (Unai, m.69), Nico Williams (Adu Ares m.84) y Guruzeta (Villalibre, m.73)
2
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1
Real Sociedad
Marrero, Robin, Tierney (Aihen, m.79), Zubeldia, Odriozola (Aritz, m.18), Brais, (Olasagasti m.79), Merino, Zakharyan (Dadie, m.62), Zubimendi, Barrene (Jon, m.62) y Oyarzabal
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Goles
1-0, m. 20 Berenguer. 2-0, m.41 Berenguer. 2-1, m.87 Oyarzabal.
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Árbitro
Munuera Montero. Amonestó a Unai Gómez del Athletic, así como a Barrenetxea, Merino, Le Normand y Elustondo.
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Incidencias
51.475 espectadores en San Mamés.
El partido comenzó sin demasiada chispa, trabado y rugoso. El Athletic tenía problemas para combinar y sus jugadores caían en imprecisiones ya desde la defensa. La Real, por su parte, tampoco hacia nada para activar las hostilidades. Se conformaba con tener el control y con bajar las pulsaciones del juego, temeroso de un duelo abierto, de ida y vuelta. Fue inevitable, por tanto, recordar la gracieta de Imanol entre semana, proclamando su nostalgia y su deseo juvenil por los derbis intensos y llenos de vértigo, tipo Premier, y luego mandando a sus jugadores a que ralentizaran el juego y se demoraran hasta que les creciera la barba en cada saque de esquina o saque de puerta provocando de este modo un fútbol con cartilla de racionamiento, tipo calcio de los ochenta.
Goleador
Viendo a su equipo, el mensaje del técnico oriotarra tal vez sólo fuera una forma particular de animarles e inyectarles una dosis de fiereza antes de enfrentarse a un rival en un estado de efervescencia espectacular. La Real no es ni mucho menos la del mes de noviembre. Nota el desgaste de la Champions y la ausencias. Se fue demostrando a medida que pasaban los minutos y los rojiblancos fueron mejorando con la pelota -Ruiz de Galarreta cogió la batuta- y elevando su ritmo en la presión y sus despliegues en ataque. Los donostiarras, que solo remataron con peligro en un golpeo de Zubeldia en el descuento del primer tiempo, comenzaron a chirriar poco a poco por todos sus costados. Su centro del campo sufría con la presión. Brais, de hecho, podía haberse retirado al cuarto de hora, cuando se marchó lesionado Odriozola, y nadie se hubiera enterado. Oyarzabal y Barrenetxea apenas entraban en luego y Zhakarian, bien vigilado por Berchiche, desapareció.
Lejos de hacer olvidar a Take Kubo, el ruso no hizo más que recordarlo. En el Athletic sucedió todo lo contrario. Berenguer, el sustituto de Iñaki Williams, acabó siendo protagonista con dos goles, el primero en el minuto 30 y el segundo, en el 41.
Cuando todo funciona como le ocurre al equipo de Valverde, suceden cosas así. En realidad, extraordinarias, como lo es no sufrir por la pérdida del que había sido su mejor jugador esta temporada. De hecho, han ganado los tres partidos sin él. Los goles no fueron como para entrar entre los elegidos al premio Puskas, ciertamente. Hubo rebotes que los precedieron y los dos golpeos de Berenguer fueron fáciles. Ahora bien, los dos tantos tuvieron el mérito de la insistencia y ambición de los rojiblancos, penetrando por las bandas -Berchiche fue clave en el 0-2- y llegando con mucha gente al área.
La segunda parte no tuvo mucha historia futbolísticamente hablando. El Athletic perdió profundidad, pero tampoco la encontraba la Real, sin vuelo en su juego, atenazada por la intensidad de su rival y por su buen trabajo defensivo. Ha conseguido Valverde que su equipo alcance un punto de solidez atrás, con un gran trabajo colectivo, que le está haciendo cada vez más fiable. La Real, de hecho, sólo creo peligro en un disparo de Elustondo en el minuto 47 y su único remate entre los tres palos fue el gol con el pecho de Oyarzabal en el minuto 87. El 2-1 puso pimienta al final y al tiempo añadido, pero el Athletic supo amarrar el resultado sin mayores agobios.
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