Nada mejor tras un accidente como el de Mallorca el pasado lunes que una insospechada noche de fiesta como la de este domingo noche en San Mamés, donde el Athletic fulminó a una Real pobre y gaseosa, desgastada por el duelo del jueves en Leipzig, ... en una impresionante segunda parte. En esos segundos 45 minutos, que en Bilbao se recordarán entre los mejores capítulos de la historia de los derbis, los rojiblancos ofrecieron su versión más sugerente, intensa y profunda, la que les permite aspirar con sólidos argumentos a un puesto en Europa a través de la Liga, algo que probablemente no hubiese sido posible sin haber sumado estos tres puntos.
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Athletic
Unai Simón; De Marcos (Balenziaga, min 90), Vivian, Iñigo Martínez, Yuri; Berenguer, Dani García, Vesga (Vencedor, min. 63), Muniain; Raúl García (Sancet, min. 63) y Iñaki Williams (Villalibre, min 87).
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Real Sociedad
Remiro; Gorosabel, Zubeldia, Le Normand, Aihen; Zubimendi, Merino (Guridi, min. 63); Portu (Djouahra, min. 76), Silva (Rafinha, min. 63), Oyarzabal (Lobete, min. 88); y Sorloth (Martin, min. 76)
Goles 1-0 M. 68 Vivian. 2-0 M. 72 Sancet. 3-0 M. 80 Iñaki Williams. 4-0 M. 89 Muniain.
Árbitro Martínez Munuera. Mostró amarilla a Raúl García, Iñigo Martínez), Dani García y Berenguer por el Athletic y a Silva por la Real.
Nada pudieron hacer ante ese Athletic indómito los donostiarras, superados por el poderío de sus rivales y su potencia en las jugadas a balón parado, que les brindaron los dos primeros goles, uno de Vivian en el minuto 68 para abrir el marcador y otro de Sancet poco después, ambos en remates tras sendos córners muy bien puestos por Berenguer y Muniain. Luego llegarían otros dos tantos, de Williams y Muniain, en este caso en jugadas de escuadra y cartabón, muy bien hiladas en ataque. En fin, un repertorio completo de su equipo que dejó a las gradas de San Mamés en un estado de completa felicidad. Algunos todavía estarán levitando a estas horas.
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El derbi comenzó con unos mi nutos de tanteo. Suele ser habitual que los dos equipos se estudien en los primeros compases, que no tomen riesgos antes de hacerse una composición lugar. El Athletic quería presionar alto, pero lo hacía con timidez, apenas con sus dos delanteros, Williams y Raúl García, que salió pasado de revoluciones y a los cuatro minutos se ganó una amarilla absurda por una falta a Gorosabel. Esta presión, sin embargo, no era insuficiente para incordiar a la defensa txuriurdin. Le Normand y Zubeldia se pasaban el balón con tranquilidad una y otra vez, mientras Remiro, en el punto de mira de la grada, dejaba pasar el tiempo cada vez que le llegaba la pelota. En algún momento, sólo le faltó sentarse sobre el balón, como hizo alguna vez el Trinche Carlovic, aunque por supuesto el genial argentino tenía el mérito de hacerlo en el centro del campo.
El caso es que los minutos pasaban sin que el derbi vasco tuviera las fuertes vibraciones que se esperaban. Al contrario, era un duelo destensado y rumiante en el que los locales dominaban, sobre todo percutiendo por la banda derecha, pero sin crear peligro. La Real, por su parte, apenas se asomó en el área rojiblanca en un disparo alto de Merino y en un centro peligroso de Portu. La impresión general era que la prudencia se imponía sobre cualquier otra consideración, algo que no acostumbra a ser bueno para el Athletic, un equipo más visceral y enérgico, más de discusión acalorada que de coloquio académico. La insistencia de los rojiblancos, sin embargo, tuvo premio justo antes de llegar a la media hora, cuando un derechazo de Williams tocó en la mano de Silva casi sobre la línea del área. Fue todo tan rápido que nadie lo apreció en el campo, pero ahí estaba el VAR, que avisó a Martínez Munuera. Penalti claro según los códigos de este fútbol del nuevo Testamento. Muniain, sin embargo, no acertó a firmar el 1-0. Remiro desvió su lanzamiento con una gran parada.
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Desde el área técnica, Marcelino animaba a sus jugadores y en especial a Muniain. Una buena jugada entre Williams y Berchiche por la izquierda, que terminó con un zapatazo del lateral rojiblanco sin mucho ángulo -Remiro despejó sin problemas- pareció anunciar unos minutos de abordaje del Athletic. Falsa impresión. El equipo no terminó de carburar. Es cierto que la Real, pálida y especulativa, no le creaba ningún problema, y que incluso parecía sentirse cómoda durmiendo el partido, sin que pasara nada, dejando que el tiempo corriera hasta conseguir el bingo en alguna esporádica, un poco al estilo de la final de Copa, pero esa tesitura no convenía a los rojiblancos.
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Juan Carlos Latxaga
CARLOS NIETO GARCÍA
Quedó claro tras el descanso, se supone que tras una charla más que necesaria por parte de Marcelino. Su equipo subió las pulsaciones, afiló sus garras y se fue a por el partido como le gusta a su afición: descosido, valiente, sin mirar atrás. El choque giró 90 grados. Berenguer tuvo el 1-0 en el minuto 48, pero su cabezazo desde el borde del área pequeña se fue alto. Muniain se conectó al partido. Directamente, el capitán metió sus dedos en el enchufe. Y el Athletic lo notó. Como notó a la hora de juego la entrada de Sancet y Vencedor por Raúl García y Vesga. Tras el 1-0 de Vivian en el minuto 68, llegaron 22 minutos memorables de los rojiblancos ante una Real a la que sólo le faltó sacar la bandera blanca. O quizá mejor un gran paraguas, como esos que usan los golfistas, porque lo que les cayó encima fue una tormenta difícil de olvidar.
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