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La junta directiva del Athletic presentó este miércoles su radiografía económica –las cuentas de la pasada temporada y sus previsiones para la actual– en un contexto con enormes complicaciones coyunturales, las derivadas de la pandemia, pero que no rehúye la evidencia de un problema más ... preocupante. El déficit estructural, las pérdidas inevitables en condiciones normales y sin operaciones extraordinarias, tiene tendencia a crecer. De los 20 millones de euros de desajuste 'inevitable' de los que se hablaba hace algunos años se ha pasado ya a una cifra cercana a los 28. Y todo apunta a que aún no se ha tocado techo.
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Según reconocieron el presidente, Aitor Elizegi, y el responsable de la cuentas en la junta, Jon Ander de las Fuentes, el club tiene oxígeno para tres temporadas gracias a la 'hucha' generada con la venta de Herrera, Javi Martínez, Kepa y Laporte. Más allá de eso, y a expensas del desempeño del equipo en la Copa o en competiciones europeas en el futuro, todo son números rojos y pérdidas.
Ante este panorama, la directiva va a pedir un esfuerzo económico a la masa social: llevará a la próxima asamblea la propuesta de una derrama individual de 120 euros –bautizada como 'cuota Covid', aportaría 5,2 millones a las arcas si responden los 43.400 socios–, aunque se compensaría con el descuento por los partidos a los que no hayan podido asistir por las limitaciones de aforo forzadas por la pandemia.
El Athletic perdió el año pasado 45,4 millones de euros, en una campaña mediatizada por la crisis sanitaria –el coronavirus dañó los ingresos– y en la que los resultados deportivos tampoco permitieron aspirar a recaudaciones adicionales. Además, el club atraviesa una sequía en ingresos extraordinarios por la venta de jugadores que dura ya tres años, un capítulo sobre el que la directiva mantiene una posición prudente. Para la temporada en curso se han presupuestado tan solo tres millones por este concepto. Una parte de las pérdidas cosechadas se ha contrarrestado con la aplicación de provisiones –en términos coloquiales, se ha tirado de la 'hucha'– por un importe de 20 millones de euros, lo que deja las pérdidas contables en 25,4.
Los números de la temporada ya en curso son más livianos, pero se mantienen los problemas de fondo. En el presupuesto se ha contemplado un incremento de ingresos del 17%, hasta situarse en 107,5 millones, con algunos elementos positivos y otros negativos. Entre los primeros, el hecho de volver a ingresar dinero –24 millones– por las aportaciones de los socios, que no existieron la pasada campaña. En el lado opuesto, el club cree que ingresará casi 800.000 euros más por su participación en competiciones, pero también asume que sufrirá una caída de 14,7 millones por derechos de imagen y televisión. Con todo ello, se encara un ejercicio más de déficit, que se situaría ligeramente por encima de los 33 millones de euros. La directiva contempla en su cuentas recurrir de nuevo a los ahorros –en esta ocasión, por valor de casi 28 millones– para limitar el impacto de ese agujero.
La radiografía económica del Athletic presenta otro elemento preocupante, y es que, más allá de los efectos contables, ha comenzado a destruir caja, tesorería –25 millones el pasado ejercicio y algo más de 13 en la actual temporada, de acuerdo a los presupuestos–, que suele constituir la señal de peligro en cualquier cuenta de resultados.
De las Fuentes separó ayer de forma clara los problemas coyunturales del club de los estructurales. Así, cuantificó en 70 millones de euros la carga negativa que la entidad ha tenido que soportar en las dos últimas temporadas como consecuencia de la pandemia. Pero lo más inquietante es el futuro. ¿Cómo garantizar la salud financiera? Elizegi y De las Fuentes han recurrido a un modelo a medio camino entre el optimismo voluntarioso y la confianza en que todo tiene arreglo con un poco de suerte.
«Hay que incrementar los ingresos, porque la posibilidad de actuar en los gastos ya está muy limitada», reconoció el responsable de la cuentas. Ese 'cuento de la lechera' se basa en cuestiones tan lógicas como impredecibles: un mejor desempeño deportivo que lleve al Athletic a participar de forma más o menos recurrente en competiciones europeas y en la Copa; el consiguiente incremento de los derechos de televisión; un rendimiento más floreciente de las instalaciones del club para la organización de eventos y la venta, no menos recurrente, de jugadores.
Si todo eso funciona –dicho de otra forma, si se sigue produciendo el milagro de temporadas pasadas–, la directiva considera que el Athletic tendrá un futuro más o menos tranquilo, alejado de descalabros financieros. Las provisiones, la famosa 'hucha', se está agotando.
El aumento de la presión fiscal en el IRPF -los jugadores negocian sus cifras en neto- ha jugado a la contra. El gasto en la plantilla deportiva ha crecido el 8% en las últimas cuatro temporadas -90 millones de euros en la pasada- como consecuencia de los nuevos criterios fiscales que aplica la Diputación de Bizkaia. Y ello a pesar de que el dinero que realmente reciben los jugadores en sus cuentas corrientes ha descendido un 6% en el mismo periodo. Hasta enero de 2013 -y durante varios años más para los contratos anteriores a esa fecha-, la mitad de la remuneración de los futbolistas estaba libre de impuestos y ahora solo 300.000 euros.
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