Athletic 3-2 Girona

El Athletic sigue intratable en San Mamés

Comienza a ser un espectáculo la fiabilidad del equipo de Valverde delante de su público. Suman ya nueve victorias consecutivas entre Liga y Copa. La de este lunes, de enorme valor, se consiguió no sólo con la virtud de la intensidad enorme en el despliegue y la presión, sino en la manera quirúrgica de aprovechar las debilidades del rival. Berenguer sacó el mazo en el minuto 1 tras una entrega criminal de Aleix García y volvió a hacerlo en el 58, en este caso tras un tacón igual de criminal de Miguel Gutiérrez. Fue ésta una jugada clave porque el Girona había empatado en el arranque de la segunda parte y el partido se había abi

Cuando cuatro minutos después de conceder alegremente ese 2-1, Miguel Gutiérrez volvió a mostrarse muy blando con Iñaki Williams y le permitió rematar un balón largo de Yeray para hacer el tercero, el Girona cavó su tumba. Suelen hacerlo los equipos que hacen regalos a los grandes; es decir, a los que no perdonan. Lo cierto es que el 3-1 hizo justicia a lo que se había visto hasta entonces. Y es que, aunque es verdad que al final, cuando la tensión en el campo era enorme y el cansancio hacía mella hasta en los espectadores, el Girona pudo empatar, lo normal es que el Athletic hubiera dejado el partido sentenciado en la primera parte. Su superioridad fue absoluta e Iñaki Williams dispuso de hasta cuatro ocasiones claras de gol que no acertó embocar.

Frente a un Athletic con un once en el que, para sorpresa de muchos, faltaron Sancet y Nico Williams, el Girona no pudo comenzar peor, como le sucedió en el Santiago Bernabéu. Esta vez fue peor porque se pegó un tiro en el pie nada más empezar, cuando todavía cientos de aficionados estaban enfilando hacia sus asientos en las gradas. Tras un saque de banda, el capitán Aleix García dio un pase hacia dentro directo a las botas de Berenguer, que no pudo aprovecharlo mejor. Fue el suyo un zurdazo exquisito a la poste del poste. Sólo se llevaba un minuto y el gol tuvo un impacto tremendo en los dos equipos. Al Athletic le animó y reafirmó en sus convicciones. Su presión alta se hizo cada vez más potente y efectiva. Al Girona, por el contrario, le dejó tocadísimo.

Hasta el descanso, de hecho, los catalanes fueron un equipo irreconocible. Los rojiblancos tenían buena parte de culpa de los problemas del Girona, pero también es cierto que el equipo de Michel no daba una a derechas. Lo que venía siendo una maravillosa máquina bien sincronizada toda la temporada se convirtió de repente en un trasto defectuoso. Sufrían los catalanes para sacar el balón jugado y eran incapaces de elaborar por dentro, de buscar la profundidad por sus bandas y de llegar al área rival con mucha gente. Su juego se acabó convirtiendo en un ir y venir lento y aburrido, por momentos lastrado por esa retórica vacía del tiki-taka cuando se juega mal.

No había noticias –o todas eran muy malas– de futbolistas que han sido verdaderos cuchillos esta temporada. Los dos mayores ejemplos serían Miguel Gutiérrez y Savinho. No sólo no atacaron con peligro sino que fueron un agujero en defensa. El Athletic lo vio con la rapidez y la inteligencia con la que este equipo está viendo esta temporada las debilidades ajenas. Galarreta y Prados son dos futbolistas con una gran capacidad de diagnóstico y no tardaron nada en buscar ese costado. En los minuto 5 y 7, Iñaki Williams estuvo cerca del 2-0. Sus remates fueron defectuosos, como fueron otros tres centros y remates hasta el final de la primera parte. No tenía su día el mayor de los dos hermanos, en su versión más fallona, pero como su insistencia es innegociable tuvo el primero del gol. De lo contrario, a estas horas todos estaríamos acordándonos de esas oportunidades falladas o de otra muy clara como la que tuvo en el minuto 66 en un balón que se le escapó a Gazzaniga.

Este Athletic, sin embargo, no está en la onda de los lamentos por lo que pudo haber sido y no fue. Avanza viento en popa a toda vela y partidos que otros años se podían ir por el desagüe por cualquier contingencia, ahora no se escapan. El Girona se encontró en el minuto 74 con el 3-2 en una jugada a balón parado mal defendida por el Athletic que aprovechó Eric García. Valverde acababa de hacer entrar en el campo a Sancet y Nico en lugar de Unai Gómez y Guruzeta. No contaba con el escenario en el que se puso el partido, que se paró cuatro minutos para asistir en la grada a un espectador, con el Girona ya más reconocible tirando arriba en busca del empate. De ahí que metiera también a Paredes y Vesga. Hubo que acabar defendiendo los tres puntos con uñas y dientes, ejercicio de supervivencia que el Athletic no suele practicar con mucha eficiencia históricamente. Pero este año, sí. Este año muchas cosas importantes están cambiando.