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La fase de grupos de la Europa League llega a su fin para el Athletic y es obligado acoger la noticia con alegría. Es más, no debería descartarse algún pequeño alarde pirotécnico para celebrarlo. Al fin y al cabo, superar el suplicio que ha sido ... esta liguilla desde su primer partido, allá por el 14 de septiembre en Berlín, es algo que desean todos los aficionados rojiblancos. Y, hombre, ya puestos, qué mejor que hacerlo empatando o ganando en Lviv y logrando así la clasificación para la siguiente ronda. No es que esto sirviera para olvidar las pesadillas sufridas, ni que la hinchada de San Mamés vea a este Athletic protagonizando hazañas por el continente a partir del mes de febrero. No. Se trata de que siempre consuela saber que algunos de esos partidos terribles ante el Hertha, el Östersund y el Zorya tuvieron, al menos, una pequeña utilidad material.
Los rojiblancos disputan hoy una final en Ucrania, algo que nunca hubieran imaginado cuando se celebró el sorteo, comprobaron la identidad de sus rivales y a dos de ellos tuvieron que ir a buscarlos en los mapas. Como al estudiante irresponsable que va desperdiciando oportunidades y termina agobiado, contra la espada y la pared en la última convocatoria, el equipo de Ziganda se la juega al todo o nada. La gran pregunta que se plantea, por lo tanto, es cómo llega preparado para este examen final. Y la verdad es que no es fácil saberlo.
El técnico de Larrainzar y sus pupilos se apoyan en las buenas sensaciones que el equipo dio ante el Real Madrid. En todos sus discursos transmiten la convicción de que son perfectamente conscientes de la gran responsabilidad a la que se enfrentan. Ahora bien, los precedentes de este Athletic, que sólo ha ganado 2 de sus últimos 18 partidos en las tres competiciones, son para echarse a temblar. Y no digamos nada fuera de casa, donde el equipo tiende a desfigurarse de una forma que podría despertar la curiosidad de los psiquiatras. Me extraña que alguno no haya ido a Lezama pensando en un estudio sobre síndromes de alejamiento, rupturas de la zona de confort, incluso de separaciones traumáticas del seno materno. Será que no han visto partidos como los del Sassuolo, el Genk o el Apoel la pasada temporada, o el del Östersund, la Unión Deportiva Las Palmas, el Leganés o el Celta en la presente.
Superar esta inercia suicida a domicilio será el primer mandamiento del partido de esta noche. El equipo de Ziganda no puede desconectarse en ningún momento. Debe tirar con todo desde el pitido inicial. También tiene prohibido, por supuesto, especular con el resultado pensando que le sirve el empate. Sería mortal. El Athletic, en fin, no puede permitir que le acabe superando un equipo como el Zorya, no solamente muy inferior deportivamente sino obligado a jugar en el destierro, sin el apoyo de su hinchada de Luganks. El Arena de Lviv, además, es un estadio magnífico. Es posible que su césped esté medio helado, que llueva durante el partido y que haga frío, dos o tres grados, pero tampoco serán condiciones extremas. Vamos, que el partido no se jugará en un descampado de Siberia a veinte bajo cero.
Ha dejado de nevar sobre Lviv. Es una buena noticia para el Athletic. Ayer llovía e hizo viento. La temperatura a la hora del inicio del duelo de hora se calcula en cero grados. Hay temor a que el césped se hiele. El Zorya ha tomado medidas. Ayer cubrió una buena parte de él con lonas. El Athletic se encontró así con que no pudo entrenar a campo entero. Un tercio estaba cubierto. Al acabar la sesión de los rojiblancos, los toldos cubrieron toda la hierba. El Zorya cuida el campo a la vez que lo explota. Los ucranianos entrenaron inmediatamente antes que los rojiblancos en el Arena Lviv. Esto generó un césped blando. La hierba dio la sensación de estar muy alta. «A pesar del tiempo, el campo de la Arena Lviv está en excelente estado», garantizó ayer el club ucraniano a los periodistas vascos. El club local prevé reunir en torno a 12.000 espectadores es un estadio con 35.000 de aforo.
Todo indica que Ziganda no se guardará ninguna carta. Es natural. No está el técnico navarro como para pensar a largo plazo. Caer en la Europa League una semana después de hacerlo en la Copa del Rey podría ser su tumba. Lekue volverá al lateral derecho. Núñez, Laporte y Balenziaga completarán la línea defensiva. Mikel Rico seguirá de titular y la duda será su acompañante, dado que Iturraspe está lesionado. El segundo puesto de medio centro se lo disputarán San José y Vesga, con más posibilidades para el primero, aunque sea por escalafón. Por delante, las bandas quedarán para Williams y Susaeta, mientras que Raúl García y Aduriz ocuparán sus emplazamientos habituales.
El conjunto ucraniano, que en su casa ganó al Hertha y cayó ante el Östersunds, tampoco se dejará nada en el tintero. Vernydub alineará un once muy similar al que dio la campanada en San Mamés, con la única gran novedad del regreso del delantero brasileño Iuri, que no pudo jugar en Bilbao. También Gordiyenko podría ser titular como interior izquierda. La ilusión de los ucranianos es máxima. A ellos el escaparate de Europa puede cambiarles la vida.
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