Nico Williams abrió la lata en el minuto 9. Rafa González

Almería 1-2 Athletic

El Athletic sigue avanzando con paso firme

En un nuevo despliegue de energía y ambición, los rojiblancos se imponen con autoridad al Almería y refuerzan sus opciones de volver a competiciones europeas

Sábado, 22 de abril 2023

Ni siquiera un equipo fuerte en su campo como el Almería pudo resistir la fiabilidad del Athletic ante los rivales de la parte baja de la tabla, que están siendo su mejor granero de puntos esta temporada y son, desde luego, una de las razones ... por las que avanza firme hacia Europa. Los rojiblancos se impusieron con autoridad en el Power Horse Stadium y sólo su impericia de cara a puerta, que les impidió marcar un tercer gol (o un cuarto) en la segunda parte, les hizo sufrir en el descuento, después de que Centelles hiciera el 1-2 en el minuto 91 de un chutazo sorprendente. Pero, por lo demás, el Athletic hizo un trabajo intachable y logró con relativa comodidad su tercera victoria consecutiva en Liga desde su dolorosa eliminación en la Copa; un dato que, en sí mismo, habla de la fortaleza mental del equipo en este momento clave del campeonato.

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Almería

Fernando; Ely, Chumi, Babic (Pozo, 74'); Puigmal (Embarba, 57'), Robertone, Samú Costa, Alex Centelles; Melero (Lázaro, 64'); Baptistao (Portillo, 64'), Luis Suárez (Sousa, 74').

1

-

2

Athletic

Unai Simón; De Marcos, Yeray (Vivian, 88'), Íñigo Martínez, Yuri; Herrera (Zarraga, 62'), Vesga, Sancet (Vencedor, 81'); Iñaki Williams (Berenguer, 46'), Guruzeta, Nico Williams (Raúl García, 81').

  • Goles: 0-1 M.9 Nico Williams. 0-2 M.56 De Marcos. 1-2 M.92 Centelles.

  • Árbitro Pizarro Gómez (madrileño). TA: Ely (68'), Pozo (94'); Sancet (21'), Zarraga (65'), Berenguer (90'), Vesga (94').

Ante un rival nervioso que pecó de retórica en sus combinaciones y de blandura en sus quites –durante la primera hora sólo hizo dos faltas–, los rojiblancos volvieron a dar la impresión de ser un grupo realmente motivado por la ilusión de regresar a Europa. Su trabajo colectivo no pudo ser más serio, ordenado e intenso. La paliza que se pegó Guruzeta, por ejemplo, fue de esas que a un entrenador le despiertan hasta ternura. La verdad es que no es fácil, y menos para equipos modestos, resistir en este momento el despliegue de energía de los rojiblancos, ni desde luego contener sus ataques, este sábado liderados por los Williams y por un Sancet al que el Almería le dejó espacios para maniobrar con una alegría suicida. Aunque no estuvo fino en sus remates, el navarro fue una pesadilla para la defensa andaluza y asistió a Nico Williams y De Marcos en los dos goles.

El partido tuvo una rápida decantación que se pudo producir en cualquiera de las dos porterías y, por suerte para el Athletic, se produjo en la del Almería. Un minuto después de que Baptistao tuviera una gran ocasión, Nico Williams hizo el 0-1 en un contragolpe. Bien habilitado por Sancet, el delantero navarro acabó rematando con la zurda y su disparo, que tampoco fue un misil precisamente, se le escurrió a Fernando, tantas veces héroe del equipo andaluz. Era el minuto 9. El impacto del gol fue todo lo profundo que se podía imaginar. Fernando, por ejemplo, ya no volvió a ser el mismo. Cargó con ese error, y con la sensación de culpa de haber cometido un pecado mortal, hasta el pitido final. Y más allá, probablemente.

Firmado el 0-1, el Athletic se sintió de repente italiano y musical, totalmente convencido de su receta, basada en la sobriedad defensiva, en una presión bien orquestada y en la profundidad de Sancet por dentro y de los Williams por las bandas. Los pupilos de Rubi, por el contrario, comenzaron a emitir preocupantes señales de confusión, sobre todo en defensa y a la hora de dibujar sus transiciones hacia el ataque, a cada cual más complicada. Daba la impresión de que, muy exigido por el trabajo de zapa de sus contrarios, el Almería se movía demasiado despacio y necesitaba hacer auténticas virguerías para llegar a las cercanías del área de Unai Simón. El Athletic aprovechó esta coyuntura favorable para tomar el control y estuvo a punto de hacer el 0-2, primero en una jugada de De Marcos a la que no llegó Herrera, y luego en dos de Sancet, sobre todo una en el minuto 23 en la que se bajó el balón con el pecho en el borde del área pequeña y le pegó alto.

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Reanudación

Poco antes de la media hora, un chutazo de Robertone llevó la ilusión del empate a las gradas del Power Horse Stadium y activó a los de Rudi, que apretaron hasta el descanso, aunque sin suerte en un par de acciones de Luis Suárez y sin demasiada claridad de ideas. Ese buen final de la primera parte hizo presagiar una salida fuerte del Almería tras el descanso. Es probable que Valverde, que prescindió de Iñaki Williams para dar entrada a Berenguer, tuviera esa sospecha y previniera a sus pupilos del peligro. Porque lo cierto es que salieron muy enchufados, voraces en busca del segundo gol.

Lo tuvo cerca Iñigo Martínez en un cabezazo al poste en el minuto 48 y también Ander Herrera un minuto después en un golpeo muy franco desde la frontal del área que se le fue alto. Estas ocasiones demostraban la superioridad del Athletic ante un Almería que tenía al portero hecho un flan, empezó a acumular errores en defensa y era incapaz de conectar arriba con Sousa y Luis Suárez. Fue en el minuto 55 cuando los rojiblancos aumentaron su renta con un gol de De Marcos, que entró al área, se perfiló y golpeó muy bien con la izquierda tras una buena asistencia de Sancet. Hay que imaginar la desesperación de Rudi ante la fragilidad de su retaguardia, representada en ese 0-2 firmado por el capitán rojiblanco.

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Su equipo ya no levantó cabeza hasta el descuento. Ni siquiera con las entradas de Portillo y Lázaro en lugar de Melero y Baptistao pasada la hora de juego. El Athletic tuvo varias oportunidades para ampliar al renta en las botas de Berenguer, Sancet y Zarraga, que volvió a entrar demasiado nervioso, pero las desperdició y acabó pidiendo la hora. Y es que, por lo visto, estaba escrito que Centelles marcara este sábado su primer gol como profesional. Y que Iñigo Martínez tuviera que salvar el empate en la última jugada. El fútbol es así.

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