Euskera, feminismo y «un abrazo a los que están lejos»

También se acordó de los que no están.«Extiende los brazos a los que, por diferentes motivos, están lejos de nosotros. Para ellos el abrazo más cálido». Ituño, acompañada de la txupinera de este año, la comparsera de Txinbotarrak, Nagore Ugarte, tampoco se olvidó de la guerra en Palestina. «Eres encantador Bilbo, porque incluso durante las fiestas no te olvidas del sufrimiento de los demás. Del genocidio de Gaza», denunció.

Se le vio emocionada y nerviosa. Incluso antes de que Marijaia desatara la locura en la capital vizcaína. Como marca la tradición, pregonera y txupinera asistieron a la recepción previa que el alcalde, Juan Mari Aburto, organiza en el Teatro Arriaga una hora antes de que comiencen los nueve días de desenfreno. A ellas se sumaron miembros de la Corporación municipal y representantes del tejido social, cultural y político de Bizkaia. A las seis de la tarde no cabía un solo alma. Nadie quiso faltar a la cita. Porque si hay una celebración que una, esa es la Semana Grande de Bilbao.

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Entre los primeros invitados en llegar estaba Kepa Junkera, autor de la canción que cada año pone los pelos de punta, 'Badator Marijaia'. Al poco aparecieron Itxaso Atutxa, presidenta del BBB del PNV, Ibone Bengoetxea, vicelehendakari y consejera de Cultura, Bingen Zupiria, consejero de Seguridad, María Begoña Pedrosa, consejera de Educación, Ana Otadui, presidenta de las Juntas Generales e Iñigo Iturrate, director del Euskaduna. Tampoco quiso faltar Isabel Iturbe, presidenta del Bilbao Basket, entre otros representantes de la sociedad bilbaína.

Tras la bienvenida, llegaron los actos. El aurresku de honor en la entrada del teatro encendió la emoción, que terminó por desatarse con el traspaso de makilas entre txupineras y pregoneras. Ituño y Ugarte no pudieron contener las lágrimas. «Esto pasa una vez en la vida y tenemos que vivirlo a tope», decía la artista. Después, Itziar Urtasun, concejala de Fiestas, colocó el pañuelo típico a Juan Mari Aburto. Y viceversa. El grito de '¡Gora Marijaia!' tras el pregón desató la alegría de los invitados, quienes incluso formaron cadenetas para celebrar el arranque de la Aste Nagusia. «El pregón representa la pluralidad que hay en Bilbao. Y estas fiestas queremos que la gente se divierta, pero con respeto. Queremos ser una ciudad libre de agresiones. No lo vamos a tolerar», advertía Aburto.