Retorno a un fútbol desconocido

En la jornada del jueves fue el turno del Deportivo Alavés, cuya plantilla desfiló por la mañana por el párking de Mendizorroza para someterse a los análisis. Todos los futbolistas citados. También Lubo Fejsa y Oliver Burke, que habían pasado el confinamiento fuera de Vitoria, en sus respectivos países, pero pudieron regresar a tiempo. Treinta en total, incluidos seis del filial: Aritz Castro, Javi López, Abdallahi Mahmoud, Perera, Paulino y José Luis Rodríguez. Más los técnicos y el personal que tendrá acceso a las instalaciones de Ibaia: seguridad, limpieza, comunicación... Un proceso supervisado por un delegado de la Liga, como ocurría en cada partido disputado en Mendizorroza cuando el fútbol era normal.

Según la Ley de Riesgos Laborales, a la que la patronal se agarró para llevar a cabo los test después de que el Gobierno se opusiera a su aplicación masiva, los médicos y los jugadores serán los únicos que conocerán los resultados. Serán, por tanto, los propios futbolistas quienes notifiquen al club si han dado positivo. La Liga espera tener hoy todos los resultados. Y asume un 2% de positivos, entre veinte y treinta jugadores entre las dos categorías. Un porcentaje que no desbarataría sus planes de continuar adelante. Estos, según el protocolo del CSD, deberán ser separados inmediatamente del grupo y sometidos a cuarentena, pero el resto puede empezar a entrenar. El lunes en el caso del conjunto albiazul. Un retorno a un fútbol desconocido que empezó ayer con el primero de una serie de capítulos insólitos.

55 días han estado confinados en sus casas los jugadores albiazules. Casi dos meses de entrenamiento limitado y contacto telemático. Ayer volvieron a verse las caras, embozadas. Algunos. La llegada a Mendizorroza, desde las ocho de la mañana, se produjo de manera escalonada, por lo que cada uno coincidió con muy pocos compañeros, a la entrada o a la salida. Contacto mínimo. Un saludo a distancia, como mandan los tiempos de pandemia, y poco más. Todos con la protección que indica el protocolo, los guantes y la inevitable mascarilla. Algunos entraron con el coche directamente hasta el párking del estadio albiazul; otros llegaron a pie, bien por cercanía o porque dejaron el vehículo en el aparcamiento abierto de Mendizorroza, como Laguardia, Joselu, Magallán o Rioja.

Todos salían con una bolsa de basura que contenía el material necesario pare empezar los entrenamientos: los EPI's para la primera semana de trabajo, guantes y mascarillas que los futbolistas deben llevar puestos desde su llegada a Ibaia, hasta el acceso a los terrenos de juego; y la ropa deportiva para la primera sesión, puesto que diariamente se les facilitará la equipación limpia en una bolsa hermética en la que devolverán la indumentaria usada al día siguiente.

Las cosas del nuevo fútbol. El de mascarilla. Sin aficionados agolpados a las puertas del estadio para esperar las salidas de sus ídolos. El de los entrenamientos individuales que comenzarán el lunes aquellos jugadores que no hayan dado positivo en los test. Una 'pretemporada' atípica contrabajo personalizado, seis futbolistas por terreno de juego, con órdenes telemáticas... Así es la primera fase, que en el caso del Alavés estará dedicada fundamentalmente a la readaptación física progresiva del jugador tras dos meses sin pisar el césped.