El Alavés pasa el test del coronavirus

Todos han salido con una bolsa de basura en la que llevaban el material necesario para volver a entrenar el lunes: la ropa deportiva para la primera sesión, ya que diariamente se les facilitará la equipación limpia en una bolsa hermética en la que devolverán la usada al día siguiente; y las EPI's necesarias para la primera semana de trabajo, guantes y mascarillas que los futbolistas deben llevar puestos desde su llegada a Ibaia.

Después será el turno de los chequeos médicos para comprobar el estado de la plantilla tras dos meses en casa y el lunes empezarán los entrenamientos. De manera individual, como ordena el protocolo de la Liga en su primera fase: con un máximo de seis jugadores a la vez por terreno de juego, se usarán dos de los cuatro campos que hay en Ibaia, por lo que nunca habrá más de doce jugadores a la vez en las instalaciones, y la distancia entre futbolistas siempre será superior a cuatro metros. Son algunas de las extremas medidas de seguridad e higiene que presenta el Plan de Contingencia elaborado por el club, siguiendo las pautas establecidas por el CSD.

Empezando por una desinfección profunda de las instalaciones de Ibaia mediante pulverización y nebulización, llevada a cabo el lunes bajo la supervisión de un delegado de la Liga, que se realizarán de manera periódica –el viernes hay prevista otra–. Además, los profesionales que rodean al primer equipo están recibiendo una formación 'on line' en prevención de riesgos de cara al regreso a la actividad.

Las personas presentes en la ciudad deportiva serán las mínimas posibles: cuerpo técnico imprescindible, seguridad, limpieza y cuidados de terreno de juego, que accederán a las instalaciones una vez finalizados los entrenamientos. Los jugadores recibirán vía telemática las tareas la noche previa al entrenamiento, para evitar las interacciones con los entrenadores, y cada uno tendrá asignado un balón para realizar ejercicios imprescindibles.

Los guardametas se encuadran en un capítulo aparte. Para ellos se podrá habilitar un vestuario exterior a través de lonas o mamparas sin techo para cambiar su ropa, por motivos de suciedad, antes de volver a sus domicilios. Y en la fase 2 se permitirá que un técnico debidamente protegido trabaje con ellos. El preparador de porteros deberá usar como máximo cinco balones, que deberán ser sustituidos o desinfectados, cuando se lleve a cabo el cambio entre los cancerberos.