La noche más oscura cae sobre Linares

Tampoco sirvió el recurso de los jugadores titulares cuando ante la pura evidencia del desbarajuste colectivo, el técnico alavesista incorporó a Luis Rioja, Manu García y Pellistri tras el descanso y poco más tarde, a Joselu. Arriesgar con los mejores futbolistas para recibir un bofetón sonoro. De los que suelen dejar huella. Desde la remodelación del torneo copero, Jaén (3-1) y Almería (5-0) ya cercenaron también con anterioridad y de forma contundente la aspiración de los aficionados de ver un partido en Vitoria. Es lo que toca en unas últimas temporadas de pura supervivencia, de plantillas construidas con lo justo y sin apenas alegrías que alienten al seguidor. El último recuerdo copero de un duelo en la capital alavesa se remonta a octubre de 2018, entonces en una eliminatoria a doble partido ante el Girona. Tras la nueva hecatombe llegó la garantía de que el estadio del Paseo de Cervantes pasará nada menos que cuatro años sin probar un sorbo de Copa.

Más información

El Alavés se carga otra Copa

Iñigo Miñón Jon Aroca

Calleja: «Hemos empatado y después ido a lo loco, concediendo demasiados espacios»

Jon Aroca

El 1x1 del Linares - Alavés: Sivera, el mejor

Iñigo Miñón

Las mejores imágenes del Linares - Alavés

PRENSA2 | AGENCIAS

La alineación de Calleja dejaba ya entrever que tras el aperitivo del Unami, que casi se indigesta, el plato del Linares, un rival de Primera RFEF, exigía otras necesidades. Lejeune, sancionado ante el Rayo Vallecano, entraba en el once, al igual que Toni Moya, Pere Pons y Edgar. Es decir, cuatro de los futbolistas que acumulan minutos con regularidad en la competición. La gran novedad, el lateral del filial Tirlea, y los damnificados Saúl y Miguel de la Fuente. Sobre todo este último, que sólo entró en los minutos finales, en un equipo inicial que tiraba de Sylla y Guidetti como pareja de ataque. La convocatoria, además, incluía prácticamente a todos los disponibles, lo que indicaba las reticencias del míster pese a tratarse de un adversario teóricamente inferior. La realidad habló después de que no era una previsión alarmista y sí la obligación ante las bajas prestaciones generales del cuadro vitoriano cuando se pierde el juego colectivo o se necesita algo más que correr y armarse defensivamente.

El Linares, simplemente, dio un recital ante los albiazules, que apenas levantaron cabeza en los diez primeros minutos de la segunda parte y con el tanto de Sylla que igualaba el duelo tras una buena acción individual de Luis Rioja. Poco más. Un primer cuarto de hora muy abierto, con un equipo local valiente en la presión adelantada y con calidad en sus combinaciones, y un Alavés apático y, de nuevo, sin el más mínimo filo ofensivo. Un balón al palo de Pere Pons tras un córner ensayado fue todo antes del descanso.

Se antojaba que los locales debían bajar el pistón después de un notable esfuerzo que les valió el 1-0, pero no lo pareció. Recuperaron el resuello y, pese al empate, dominaron en casi todos los terrenos. Más intensidad, más orden, más fútbol, más ocasiones claras... Difícil será que Calleja pueda sacar alguna conclusión positiva y sí la sensación de que el equipo sufrió una desconexión irreparable. Lejos de buscar culpables entre jugadores que rozaron el ridículo, que los hubo, toca convencerles de que pueden ofrecer otras prestaciones y rezar por el mercado de invierno para reforzar la plantilla con vistas a la también dolorosa Liga.