Secciones
Servicios
Destacamos
Edición
Si algo no se puede achacar al Deportivo Alavés durante esta pretemporada es la falta de un método claro. El cuerpo técnico albiazul sabe cómo responder a las preguntas que le plantea la competición. Conoce a lo que quiere que juegue su equipo y para ... eso trabaja con especial intensidad durante el verano. «El fútbol se puede jugar de muchas maneras, pero nuestra idea es intentar ser protagonistas. Que pese a que seamos el Alavés podamos hacer cosas bien, creo que estamos capacitados. Luego habrá partidos y partidos».
Son palabras de Quique Álvarez (Vigo, 46 años), una de las cabezas pensantes del nuevo proyecto del Deportivo Alavés. Forma parte del amplio grupo con el que Javi Calleja logró resucitar a un equipo muerto y al que ahora espera impulsar hacia la tranquilidad con una libreta diferente a la de temporadas anteriores. Se conocen bien. Ambos compartieron muchos años césped con el Villarreal y tiempo después se volvieron a encontrar para formar un tándem que dio buenos resultados en el equipo amarillo y que lograron plasmar a contrarreloj en Vitoria.
Concentración del Alavés en La Manga
Para lograr ese salto de calidad y ahuyentar fantasmas pasados, el método de trabajo es claro. La pelota debe ser protagonista de las sesiones. «Nuestra idea es siempre trabajar con el balón ya sean aspectos tácticos o menos tácticos», explica. También con él entrenan el tono físico, de especial valor en pretemporada, donde esta faceta «varía más en volumen que en otra cosa» respecto al curso. Su valoración general de estas semanas de trabajo es positiva y celebra la actitud positiva de la plantilla. «Cuando llegamos el nivel de receptividad siempre fue muy bueno. Fue una de las claves, la predisposición del grupo. Ahora la asimilación de conceptos está siendo mejor porque llevan más tiempo trabajando eso. Vamos en el buen camino y esperamos seguir así», desgrana.
Álvarez es uno de los integrantes del nutrido cuerpo técnico albiazul. «Los roles están marcados y cada uno tenemos ciertos aspectos del juego», explica. Es José Romero, preparador físico, el que hace un planteamiento semana a semana. Sirve como punto de partida. «A partir de ahí nos reunimos y hacemos una idea general de lo que vamos a hacer durante esas jornadas. Eso va variando y el día antes del entrenamiento perfilamos tareas, lo que vamos a hacer», desgrana. Él se encarga de diversas facetas sobre el campo, en entrenamientos... Luismi Loro -también exfutbolista- «es más analista». Junto a ellos, más ayudantes, estudiosos de vídeos, preparadores físicos... Todos, bajo el mando de un Calleja con confianza plena en su equipo. «Somos un grupo bastante unido, Javi delega mucho y nos pide opinión en muchas cosas. Tiene confianza en nosotros e intentamos trasladar esa confianza al trabajo», asegura.
El plan óptimo pasa por dominar con la pelota, pero el Alavés tendrá que encontrar otros caminos. Ya tuvo que hacerlo hace unos días contra la Real Sociedad, un equipo mucho más acostumbrado a ese juego. «Cualquier rival te puede llevar a un partido que tengas que defender en tu área. A veces te toca hacer otro tipo de trabajo. Tenemos que estar capacitados para afrontar cualquier tipo de partido», añade. Tampoco trabajan con detalle uno u otro dibujo, ya que todo depende de «las características de los jugadores». Inciden en la «idea de que sea un futbolista un poco más inteligente y que entienda el fútbol».
Por eso, no preocupan los resultados de los amistosos. «Hay que mirarlos con cierta tranquilidad». Importa llegar listos al partido contra el Real Madrid. En La Manga, además del afinar esos detalles, prima hacer grupo, algo complicado en época de pandemia. «Los chicos, ya mirando desde el año pasado, van asimilando cosas y ves que aceptan todo lo que les decimos. Sentimos que tenemos el grupo con nosotros», sentencia.
Quique Álvarez es canterano del FC Barcelona por partida doble. Hijo y hermano de futbolistas -su padre es Quique Costas y su hermano, Óscar Álvarez, llegó a jugar en Primera con el Oviedo- aterrizó siendo un adolescente en La Masía, donde «hay grandes profesionales y tienen un método muy claro, muy conciso, que trabajan muy bien».
Una vez retirado, dio sus primeros pasos también en el equipo azulgrana. Lo hizo casi por sorpresa, sin tenerlo en mente. «Me surgió rápido porque justo al retirarme un amigo me dio la oportunidad de entrar de segundo. Dije, lo pruebo y a ver si me gusta. Me metí y me gustó. Es mi vida y disfruto mucho haciéndolo. Sufro también, pero cuando no lo tienes te falta algo», desgrana. En el equipo azulgrana, además de entrenador asistente, fue técnico en las categorías inferiores.
Hasta que en 2017 le llamó Javi Calleja. El madrileño acababa de ser nombrado entrenador de primer equipo del Villareal. Para su primera experiencia en la élite se unió a gente de confianza. «Nos conocíamos de haber jugado, de veranear, de los veteranos del Villarreal… Me tengo que decidir muy rápido y decido irme porque es un club que conocía muy bien. Javi es muy valiente, optimista y nos tira a todos para adelante», asegura.
¿Ya eres suscriptor/a? Inicia sesión
Publicidad
Publicidad
Te puede interesar
Fallece un hombre tras caer al río con su tractor en un pueblo de Segovia
El Norte de Castilla
Publicidad
Publicidad
Esta funcionalidad es exclusiva para suscriptores.
Reporta un error en esta noticia
Comentar es una ventaja exclusiva para suscriptores
¿Ya eres suscriptor?
Inicia sesiónNecesitas ser suscriptor para poder votar.