Calleja acepta el reto albiazul

Finalmente llega con su segundo habitual, Quique Álvarez, su hombre de confianza, formado en la escuela del Barcelona, que como jugador coincidió con el madrileño en el Villarreal. Además, les acompañarán José Romero como preparador físico y Luismi Loro en las funciones de analista. Desafío aceptado.

Empieza este mismo martes. Primer entrenamiento, con la vista puesta en el derbi del sábado en San Mamés. Un examen exigente y fundamental sin apenas tiempo para estudiar. Por delante, nueve jornadas para salvar un escollo numérico de tres puntos, los que separan al Alavés de la permanencia que marca el Elche. No son tantos, pero no son las cifras las que asustan, sino el escaso pulso competitivo que ha demostrado el equipo en las últimas jornadas (1 punto de 21). Conseguir la solidez defensiva que el conjunto albiazul no ha tenido durante toda la temporada (segundo equipo más goleado de Primera), exprimir sus limitados argumentos ofensivos....

Una empresa peliaguda que entraña, además, complejas batallas particulares para recuperar mental y físicamente a algunas piezas importantes. El caso más enrevesado es el conflicto abierto con Lucas, más intrincado, si cabe, después de que Abelardo dijera públicamente que el delantero había «faltado el respeto» a él «y a sus compañeros». Ha sido una de los temas de conversación en la negociación, claro, y el nuevo técnico se ve capacitado para reconducir la situación y volver a involucrar a uno de los futbolistas más desequlibrantes del plantel albiazul.

Javier Calleja colgó las botas en Osasuna con 34 años. Un atacante menudo que disputó 192 partidos en Primera (9 goles) entre el conjunto rojillo y, antes, su Villarreal, donde, apenas cinco años después ya era entrenador del primer equipo. Como futbolista bebió de influencias variopintas, desde los Caparrós, Camacho o Mendilibar hasta Benito Floro o Pellegrini, pasando por dos extécnicos alavesistas como Salmerón o López Muñiz. Ya en el banquillo amarillo nunca ha ocultado que las ideas que intenta inculcar en sus equipos «se asemejan más a la filosofía de juego de Cruyff, Guardiola y el Barcelona», reconocía hace dos años en una entrevista en el diario El País.

Convencido de la filosofía 'vencer y convencer', pero sabe adaptarse. Hace dos temporadas, cuando regresó al mismo Villarreal que le había destituido dos meses antes, tiró de variantes tácticas para alejar la amenaza del descenso: tres centrales y dos carrileros, 4-4-2, 4-2-3-1... La pasada le costó dar con la tecla en el inicio del curso hasta que, para cortar la sangría de goles encajados, dio con el 4-1-4-1 que en ataque mutaba en un 4-3-3 y, tras un excepcional rendimiento tras parón de la pandemia, acabó en quinta posición.

Gusto por el balón y gran valedor del fútbol base, al menos en el Villarreal. El propio Calleja fue, de hecho, el primer canterano amarillo en debutar en Primera. Y de su mano lo harían después otros como Pau Torres, Raba, Morlanes, Quintillá o Chukwueze. Pero en el Alavés las circunstancias son otras, con el resultado inmediato como premisa única.