El Alavés de Mendilibar necesita tiempo, aún compite entre costuras, pero el sello del entrenador vizcaíno ya se dejó notar en su estreno en el banquillo albiazul. El equipo vitoriano jugó por muchos momentos en campo contrario, con una presión alta y muchos centros laterales ... como primeros rasgos identificativos, aunque las mejores ocasiones llegaron a balón parado. Intenso y, sobre todo, constante para perseverar en ese juego vertical que pregona el técnico de Zaldibar. Con personalidad para responder al gol inicial de un rival tan talentoso como la Real Sociedad y rubricar un empate al que hay que darle valor. Queda mucho camino por recorrer, muchas cosas por mejorar, con y sin balón, pero se puede considerar éste un esperanzador punto de partida sobre el que apoyar las ilusiones alavesistas.
Publicidad
Noticia Relacionada
En un partido que amaneció torcido. Los positivos de Pacheco y Sivera dejaban sin portero a Mendilibar, que tuvo que apostar por el joven Jesús Owono, que respondió con sobriedad en su debut en Primera. En el apartado de decisiones tácticas, un claro 4-4-2 con Miguel de la Fuente junto a Joselu e Iván Martín en banda derecha como novedades más destacadas. Y una idea fiel al guión esperado: con la posesión, tratar de buscar rápidamente el área contraria, con constantes envíos laterales; sin ella, presionar arriba para tratar de robar en zonas peligrosas. Un fútbol vigoroso que en algunos momentos achicó a la Real y que pasó factura al Alavés en los últimos compases. 75 minutos de intensidad y mayor agresividad con algunas lagunas tácticas, como el sufrimiento a la espalda de la defensa plasmado en el tanto donostiarra.
Que el nuevo Alavés quiere jugar en campo contrario se vio desde el principio. Presión alta, enérgica, y avisos de Luis Rioja y Miguel de la Fuente. Pero la calidad de la Real pedía su sitio. Tiene mucho talento el conjunto guipuzcoano. Y el que más, a espuertas, es David Silva, que vio el desmarque de Portu a la espalda de la desalineada zaga albiazul –sorprendidos los centrales y Martín rompía el fuera de juego– para que el atacante murciano, con tiempo para pensar en el área, sirviera el gol atrás para Januzaj (m. 14). Aparentemente sencillo, aunque hay que concederle mérito a la acción del canario.
Pudo hacer el segundo Isak después de superar a Laguardia, pero Owono despejó el intento del ariete escandinavo. Y Remiro hizo lo propio con una buena internada de Duarte por línea de fondo. El Alavés se repuso bien. No perdió la cara al partido y siguió por el carril marcado desde la caseta. Intensidad, empuje, buscar área rápido, muchos centros e intentar acabar jugada. Así acucharon los de Mendilibar a los donostiarras, si bien las mejores ocasiones llegaron a balón parado: un potente disparo en falta indirecta de Joselu que rechazó Remiro (m. 36) y un cabezazo fuera de Laguardia en la última jugada del primer tiempo. Aunque también Isak tuvo la suya (m. 42), en otra escapada que terminó con un disparo al palo –Laguardia se jugó el penalti con un empujón que desequilibró al sueco antes del tiro–. El Alavés ponía las ganas y la Real ponía la claridad.
Publicidad
Noticias Relacionadas
La segunda parte empezó parecida, aunque sin incidencias en las áreas hasta que Del Cerro Grande decretó penalti a favor del Alavés por un agarrón de Zubimendi a Miguel en el enésimo centro el área (m. 57), de Martín esta vez. Premio al tesón vitoriano. Joselu no perdonó y el Alavés, con un marcador más justo para lo que se estaba viendo sobre el césped, se atrevió a soñar con la remontada. No tuvieron ocasiones demasiado claras –un tímido remate de Edgar a la media vuelta y una falta directa de Lejeune–, pero los de Mendilibar seguían constantes en su idea. La regularidad fue posiblemente la mejor virtud albiazul, pese a ese bajón del final.
Bajó el ritmo del partido. Y del Alavés. La lógica consecuencia de la fatiga. Y de que enfrente había un rival de calidad como la Real, guiado por la genialidad de Januzaj. El duelo acabó en terreno vitoriano, aunque tampoco los de Imanol generaron oportunidades nítidas y Owono solo tuvo que intervenir una vez, en un disparo atajado en dos tiempos. Se fue apagando el fútbol en Mendizorroza, pero quedó el punto, primero de la 'era Mendilibar'. Y una alentadora declaración de intenciones que entrenador y equipo deben perfilar en los próximos partidos.
Accede todo un mes por solo 0,99€
¿Ya eres suscriptor? Inicia sesión
Te puede interesar
Fallece un hombre tras caer al río con su tractor en un pueblo de Segovia
El Norte de Castilla
Publicidad
Utilizamos “cookies” propias y de terceros para elaborar información estadística y mostrarle publicidad, contenidos y servicios personalizados a través del análisis de su navegación.
Si continúa navegando acepta su uso. ¿Permites el uso de tus datos privados de navegación en este sitio web?. Más información y cambio de configuración.