El Alavés insiste en que el Ayuntamiento costee la nueva cubierta pero apela al diálogo

El Alavés acepta que el Ayuntamiento no considere la cubierta como parte de la estructura de Mendizorroza, pero recurre al informe que encargó en julio para incidir en que sí es necesaria una intervención que compete al Consistorio como dueño. A juicio de Vázquez, y en base al texto elaborado por un estudio de ingeniería vitoriano, es necesario realizar una «modificación estructural» del estadio para encajar esa potencial nueva cubierta. De no hacerlo -y siempre que se opte por una reforma parcial y no una integral-, el techo heredaría los males de su predecesora porque ahora está está «mal concebida».

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¿Cuáles? Además de la corrosión derivada, que el informe técnico municipal considera que se podía haber frenado con «un mantenimiento preventivo y correctivo adecuado», el texto esgrimido por el club apunta a dos elementos: las filtraciones de agua y la acumulación de sedimentos. Ambas son las causantes de que las incansables goteras amarguen el partido a los aficionados desde hace años. Porque estas existen desde prácticamente la gran reforma del estadio hace un cuarto de siglo y los arreglos encargados por el club, que cifra en cerca de medio millón de euros, han resultado meros parches de reducido impacto temporal.

En el caso de las filtraciones, los expertos detectan varias deficiencias. Así sucede, por ejemplo, con los solapes entre los paneles o las juntas entre estos y las vigas. Pero, sobre todo, el club incide en un asunto clave que condiciona el resto de situaciones: la inclinación de la estructura no es lo suficientemente pronunciada para que el agua pueda evacuarse de forma natural. Por lo tanto, apostilla el informe, los paneles se deforman al acumular un exceso de líquido para el que no están diseñados y que no pueden resistir. Esos charcos acaban fisurando y rompiendo las láminas, hechas de policabornato, un material termoplástico usado de forma habitual en este tipo de infraestructuras como sustituto del vidrio. El otro frente, el de la acumulación de sedimentos, tiene un origen idéntico y el informe propone la ya sabida solución: la sustitución completa de la cubierta.

Esa situación entronca con otro escenario, el de la posible renovación total de Mendizorroza. Proyectada en 2018, parada desde la pandemia y ahora en proceso de «reflexión» entre todas las partes. Pero que también determina la validez de la posible sustitución. El club ya ha mostrado su predilección por una renovación integral que ataje otros problemas de un campo antiguo y plantea sus dudas por una obra que, en caso de acometer posteriormente la gran remodelación, tendrá un impacto breve. En el proyecto albiazul, la cubierta «entera» tenía un coste de entre 14 y 20 millones de euros; cambiar solo la de Principal, estima el Alavés, valdría entre «1,5 y 2,5».

En el horizonte, la nueva concesión por el uso del estadio. La actual caduca en junio y ambas partes asumen la necesidad de renovarlo. En ese diálogo -«fluido y cordial», según Vázquez- esperan los albiazules que llegue también la fórmula para arreglar de manera definitiva las goteras que amenazan con encharcar, a todos los niveles, Mendizorroza.