Vitoria se tiñe de verde para pedir más investigación contra el cáncer

En un ambiente festivo y con las familias como protagonistas, miles de participantes -se estima que más de 2.500- se han enfundado la camiseta verde de la Asociación Española contra el Cáncer. El clamor de este año lo ha liderado Marta Fernández, paciente de la enfermedad y que no se ha cansado de repetir que «la investigación es vida»: en la entrevista previa con el 'speaker' de la marcha, en el discurso previo a cortar la cinta y también en conversación con este periódico. «Estamos aquí para decir que la investigación es fundamental, que es vida. Con el cáncer se puede, pero necesitamos esa ayuda de la investigación», señalaba minutos antes de la salida.

Marta tuvo cáncer por primera vez «hace casi trece años» y ha pasado diez años bien. Pero hace año y medio, «tuve otro proceso tumoral». «Pegarte con ello es durísimo; el impacto es brutal», relata: «Hay que aterrizar, procesar todo lo que está pasando. Toca confiar en los médicos, en que vas a acceder a los mejores tratamientos y poner un poquito de tu parte». La enfermedad mueve a agradecer «a la vida otro día más». Para ella, el de hoy es un día especial, «un día para celebrar la vida y agradecer a las familias y amigos que nos acompañan en nuestro proceso, porque ellos también son parte del proceso».

Parte de este apoyo corresponde en buena medida a la Asociación contra el Cáncer. Una entidad clave para asistir a los enfermos durante la lucha contra los tumores. Inma Hurtado perdió a su hermana Bea, pero sigue acudiendo a estas marchas: «Para nosotros ha sido una ayuda increíble. No sólo para lo psicológico; también para lo informativo: tener un teléfono abierto donde solucionar las dudas y recibir apoyo resulta genial», señala. «A nosotros nos siguen ayudando; recomendamos mucho acudir a ellos».

La presidenta de la entidad en Álava, Miren Bilbao, ha insistido en este punto: en el apoyo, pero también ha puesto el foco en la investigación para evitar que esta enfermedad se lleve por delante a la mitad de los hombres y el tercio de las mujeres que habrán pasado o estarán sufriendo el cáncer de aquí a 2030. El objetivo que se fija la entidad en Álava es «alcanzar el 70% de tasa de supervivencia» a finales de esta década.

En la marcha, que cuenta con la colaboración de EL CORREO, muchos recuerdos para familiares y amigos pacientes. Es el caso de un grupo de adolescentes, que decía marchar este domingo después de haber vivido de cerca el caso de un compañero de clase. Mari Carmen Barrero no quería dar detalles, pero asegura haber conocido de cerca la «terrible» enfermedad en la familia y destacaba «la importancia de estas acciones para luchar contra el cáncer».

Alfredo Morales es el propulsor de un pequeño con parálisis cerebral. Antes de lanzarse a por los seis kilómetros y ataviado con una camiseta en favor de la lucha contra la esclerosis lateral amiotrófica (ELA), defendía la relevancia de apoyar a quienes sufren otras enfermedades. Esta solidaridad entre pacientes, asegura, «puede redundar en beneficio de otras patologías con la investigación».

Tras los parabienes, seis kilómetros de marcha con final de nuevo en la plaza del Arca, pero con una parada posterior en la plaza de España. Allí varios puestos de queso, txoripanes, pintxos -hasta 140 tortillas y refrescos esperaban a los corredores gracias a la ayuda de Boilur- con otra oportunidad para incrementar las donaciones de la marcha, que se destinarán íntegramente precisamente al 'leitmotiv' del evento: la investigación para erradicar el cáncer.