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El borroso presente que acompañaba hasta ahora al centro Alberto Schommer parece encontrar al fin algo de claridad. Al menos, se le presenta una idea concreta sobre la que cimentarse. Según ha podido saber EL CORREO, el proyecto destinado a «saldar la deuda» ... con uno de los fotógrafos más emblemáticos que ha dado la ciudad –Premio Nacional de Fotografía en 2013– se encuentra hoy más cerca de establecerse en la sala Amárica, entre las calles Florida y Manuel Iradier. Se trata de la nueva ubicación que estudian el Ayuntamiento y la Diputación de Álava y que se ha convertido en el objetivo prioritario de ambas instituciones tras descartar la antigua estación de servicio de Goya, presa de una interminable espera.
Los departamentos de Cultura de los gobiernos municipal y foral –ambos en manos del PSE– observan la posibilidad como una opción real tras renunciar a la emblemática gasolinera, todavía en trámites de descontaminación. La Sala Amárica, propiedad de la Diputación, se encuentra hoy en una especie de indefinición y con una cuota de visitantes que no alcanza los 5.000 (la media es de 4.700) al año, mientras que el proyecto de Schommer, promesa electoral del grupo socialista, parecía haberse estancado. Es decir, el nuevo objetivo daría actividad a un espacio infrautilizado a la vez que el centro fotográfico estaría más cerca de ver la luz.
Ante la falta de avances en la concreción del futuro museo y con su ubicación siempre como elemento secundario, la Sala Amárica ofrece espacio y posibilidades suficientes para convertir el centro Schommer en una esperada realidad. Así lo interpretan los departamentos que dirigen Ana del Val en la Diputación y Estíbaliz Canto en el Ayuntamiento, que cuentan con el proyecto ya estudiado y definido.
La instalación, en este sentido, contaría con tres pilares básicos. Por un lado, existiría una exposición permanente del retratista vitoriano, con fondos del archivo municipal, las piezas del Artium y el legado que gestiona la familia, todavía por acordar. Además, el nuevo centro tendría reservado un espacio para una exposición de carácter itinerante y diversas actividades programadas, además de una zona para los agentes de la fotografía actual, como la Sociedad Fotográfica Alavesa, con la que las administraciones ya han contactado. El pintor Fernando de Amárica, por su lado, podría mantener su nombre en alguna de las salas de exposiciones, de manera que no perdería de todo el vínculo con el edificio y la plaza que llevan su nombre.
La nueva ubicación del proyecto se encuentra de momento en fase de estudio y en conversaciones con los agentes que intervendrán en él, tanto por parte de quienes alimentarán la vertiente no permanente de la exposición y, de forma paralela, de la familia Schommer. En este sentido, el emplazamiento final del centro fotográfico se definirá en los próximos meses, aunque a día de hoy resulta complejo que se esclarezca antes del verano por los diferentes trámites –e incluso alguna reforma– que debe solventar la actual Sala Amárica.
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El espacio Schommer, que se concibió hace ya más de tres años como un lugar de referencia para la fotografía en Álava, ha buscado sin éxito diferentes alternativas para su ubicación, de modo que la posibilidad de emplazarlo ahora en la Sala Amárica permitirá al proyecto retomar sus trámites para convertirse en realidad. Antes, eso sí, deberá solventar el hándicap de comenzar casi de cero en un escenario que hasta ahora no se contemplaba.
A su favor juega la necesidad de «dar un impulso» a la Sala Amárica, tal y como subrayó la diputada Del Val en una de sus recientes intervenciones, y la búsqueda de una sede definitiva por parte de los impulsores del proyecto fotográfico, que confían en dotar al legado de Schommer de un único marco que sirva a modo de soporte de su extensa obra.
Los responsables del departamento de Cultura del Ayuntamiento de Vitoria nunca han escondido que la capital alavesa se encuentra «en deuda» con Alberto Schommer, su «fotógrafo más internacional». El objetivo de crear un centro en su honor, de hecho, es una especie de reconocimiento póstumo al brillante retratista, natural de la capital alavesa y con un recorrido prolífico hasta recoger el Premio Nacional de Fotografía en 2013, dos años antes de su muerte.
Los característicos retratos del artista lo elevaron al más alto escalafón de la especialidad, hasta dar la vuelta al mundo con un retrato a Andy Warhol, sin duda uno de sus trabajos más célebres a nivel internacional. La colección de Schommer, sin embargo, no se encuentra recopilada en un solo lugar. En Vitoria, de hecho, está repartida al menos entre el archivo municipal, el Artium y los fondos de la familia, con la que el Ayuntamiento y la Diputación esperan llegar a un acuerdo para su cesión.
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