Vitoria donará decenas de bicicletas perdidas a colectivos sociales y centros educativos

Las 50 bicicletas para Cáritas pasarán por una especie de cadena antes de llegar a sus nuevos destinatarios. Llegarán a manos de Bizikleteroak, que las acondicionarán o repararán para que vuelvan a ser aptas para su uso. En paralelo, los nuevos 'dueños' realizarán un curso de circulación de segura (de dos horas y media de duración) que será sufragado por el Centro de Estudios Ambientales municipal (CEA).

Las condiciones básicas para estas cesiones recogen que el préstamo será de un año de duración, y los beneficiarios asumirán su mantenimiento y reparaciones. Como resulta lógico, no podrán cederla, prestarla, alquilarla ni venderla a terceros para sacar una posible rentabilidad económica.

A este convenio, que se aprobará mañana en la Junta de Gobierno local, le seguirá otro acuerdo con la FP de Mendizabala, para que los alumnos los empleen como material para el «diseño y ejecución de proyectos». Aunque el número de vehículos todavía no está cerrado, está previsto que sea algo menor que el de Cáritas. Por otra parte, el Consistorio no descarta elaborar nuevos convenios con otros colectivos o asociaciones, aunque lo hará en pequeñas cantidades y de forma escalonada.

Con esta iniciativa, tanto la asociación ciclista como el Ayuntamiento buscan aligerar el ingente volumen de bicicletas que acaban en el depósito de Aguirrelanda, ya sea porque fueron robadas (y después no localizadas) o abandonadas en la calle. Al mismo tiempo, buscan garantizar el acceso a la movilidad sostenible para personas en riesgo de exclusión e impulsar la economía circular.

La nueva medida, que guarda algunas similitudes con otros proyectos de inserción social de ciudades como Barcelona, toma el testigo de la singular subasta que se celebró en Vitoria en 2015. Sin embargo, en aquella ocasión hubo propietarios que reclamaron después su vehículo, ya subastado, lo que obligó a suspender nuevas sesiones. Desde entonces, las bicis perdidas se habían acumulado por centenares en el depósito de la Policía Local en una eterna espera de un nuevo dueño que nunca llegaba.

De hecho, esa fragilidad jurídica impide que el número de vehículos acondicionados y cedidos sea superior. Por un lado, porque podría aparecer el propietario legítimo de la bicicleta y, por otro, los colectivos beneficiarios y el propio Ayuntamiento podrían incurrir en una cuestión de competencia desleal con las tiendas y locales de reparación de bicicletas. Para evitar ese conflicto, el Consistorio envió una consulta a la Autoridad Vasca de la Competencia el pasado octubre, que le dio luz verde al considerar que no incurría en «falseamiento de la competencia por actos desleales».

La propuesta de Bizikleteroak obtuvo un amplio respaldo en el Ayuntamiento, que debía encontrar la fórmula para ponerla en marcha. «El proyecto tiene un marcado carácter social y es un buen ejemplo de colaboración entre la Policía Local y colectivos y entidades de la ciudad», asegura la concejala de Seguridad Ciudadana, Marian Gutiérrez (PSE).

Al margen del departamento que dirige la Policía Local, el área de Movilidad y Espacio Público que dirige Raimundo Ruiz de Escudero (PNV) ha colaborado en la iniciativa, que recabó el respaldo de los grupos de la oposición (ayer mismo lo expresaron EH Bildu y Elkarrekin Podemos), que se habían interesado por los avances de esta propuesta y su posible implantación en Vitoria.