Vitoria mantiene las cabalgatas con medidas pese a que el Gobierno vasco lo desaconseja

No es plato de buen gusto para nadie cancelar por segundo año consecutivo unos actos tan queridos, con tantísimo tirón popular como tienen los desfiles navideños. Parecía que esa era la razón, la única razón, por la que el pasado jueves, tras una reunión telemática entre Salud y representantes de las tres capitales vascas, se decidió postergar la decisión sobre organizar o no las cabalgatas. Pero lo cierto es que, de fondo, existía un profundo desacuerdo que, al final, no se ha conseguido encauzar. Vitoria y San Sebastián apostaban por mantener sus actos. Bilbao, no. Aunque con este asunto, se buscaba mantener la unidad de acción de las tres ciudades (todas gobernadas por el PNV), como se ha venido haciendo durante toda la pandemia. Nunca hasta ahora se habían tomado decisiones contradictorias entre las ciudades vascas.

A pesar del incontrolable avance de la sexta ola y de la preocupante amenaza de la variante ómicrom, tanto Vitoria como San Sebastián llevan trabajando en las últimas semanas con una hoja de ruta clara: mantener los desfiles. Los responsables de ambas ciudades entienden que, al tratarse de eventos al aire libre, sí se pueden programar sin que supongan más riesgo para los ciudadanos que, por ejemplo, encuentros deportivos y conciertos multitudinarios que siguen en cartel. Ni la llamada de la consejera de Salud, Gotzone Sagardui, a «evitar reuniones multitudinarias», ni siquiera un informe de la comisión técnica del LABI filtrado a media tarde de ayer les hizo cambiar de opinión.

El documento en cuestión «aconseja» -este es el término exacto que se utiliza- a los ayuntamientos de las tres capitales vascas y a Eudel (asociación de municpios de la que el propio Urtaran es presidente) que, ante el exponencial aumento de contagios, «eviten la celebración de eventos tales como Olentzero, la Cabalgata de Reyes y cualquier otro acto de similares características -añade- al estilo acostumbrado hasta antes de la pandemia». El matiz no es baladí. Desde el Ayuntamiento de Vitoria se considera que esa coletilla marca la diferencia. En efecto, las cabalgatas de este año no serán exactamente igual a las de antes del estallido del virus.

Habrá carrozas y se intentará que las cabalgatas mantengan su colorido y su magia habituales, sí. Pero no se lanzarán caramelos y en Vitoria se han decidido suprimir las tradicionales recepciones: no se podrá esperar a los Reyes en la estación de Dato y tampoco los pequeños se podrán acercar a Sus Majestades. Se apuesta por unos desfiles más largos que nunca para evitar aglomeraciones y no habrá ni recepciones ni encuentros con los niños. Aunque no se han ofrecido detalles concretos sobre los recorridos, en estos momentos los técnicos de Cultura trabajan en cómo extenderlos tanto en el punto de partida como en el de llegada. Y, tal y como ha podido confirmar este periódico, se da por seguro que el desfile de Olentzero no finalizará en la plaza de España.

«Las visitas de Olentzero-Mari Domingi y los Reyes Magos a Vitoria no serán como eran hasta antes de la pandemia, pero todos desfilarán por nuestras calles», prometió el propio Gorka Urtaran, que hizo un llamamiento a utilizar la mascarilla.

No, la Navidad vitoriana no será como la de otros años. El Ayuntamiento ya anunció por la mañana la cancelación del Parque Infantil Navideño. En este caso, el Gabinete Urtaran no tuvo duda alguna: el evento se celebra en el centro cívico Hegoalde, un espacio cerrado.