Día del Blusa y la Neska
La capital de la farraDía del Blusa y la Neska
La capital de la farra¿Qué nos ocurre cada 25 de julio? ¿Qué convierte a la correcta Vitoria en la capital de la farra? Pues que la receta resulta imbatible. Riadas de personas, ajos, musicón, mejunjes hidratantes, actividades de todos los colores y hasta un solazo de justicia. Nada ... puede salir mal en el Día del Blusa y la Neska, el mejor preámbulo para los Juegos Olímpicos que nos ponen a prueba cada 4 de agosto. Y este jueves fue como la seda.
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Desde la solemnidad del homenaje a los blusas caídos en Santa Isabel al multitudinario paseíllo a dos tiempos –7.500 blusas y neskas en 30 cuadrillas, nuevo récord–, el zoco de los ajos, la feria agrícola o las vaquillas. Imposible aburrirse.
Oneka Gallagher, dublinesa de 18 años, miraba con incredulidad a los vociferantes vendedores de liliáceas. «Lo de los ajos es muy raro. Allí no hay», confesaba junto a su abuela María Antonia, responsable de que luciera un vestido oscuro de neskita. «Pero no insistas porque no voy a poner una foto así en mis redes». Quizá en otra visita.
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Desde las 11.20 horas –minuto arriba, minuto abajo– el cogollito de la ciudad hirvió de gentes. Iban de un lado para otro. Había mucho que ver. En el Dublín, con los ojos muy abiertos, el pequeño Unax no perdía detalle amarrado a su abuelo Ignacio. Sin lugar a dudas, el blusa más elegante. Con pajarita. «Me gusta ir arreglado y la corbata no me va», matizó este eibarrés, septuagenario sólo de carné, ataviado con la blusa de los extintos Moskortxu, desaparecidos en 1987.
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Tras los revolcones en la plaza de toros y la remontada antológica de los Basatiak en la carrera de barricas, muchos aprovecharon para colocarse una ristra de ajos. En un puesto ofertaban el kilo a 5 euros con posibilidad de pagar en metálico, con bizum y también con «bizom».
Codazos hubo a la hora de penetrar en la zona de animales de la feria agrícola. Para alguno tal vez fue la primera ocasión de ver caballos, bueyes y gallinas. «Es que han venido todos los abuelos de Vitoria con los nietos», se quejó medio en broma medio en serio Fernando, productor de aceite alavés de pura cepa. A esa oleada animalista se subió Fidel, aragonés de 38 años domiciliado en Álava por motivos laborales. «Venimos para que la 'peque' vea a los bichos y mientras esperamos, pues caen unas croquetas, un talo...», se felicitó. «Mañana al gimnasio», prometió con la boca pequeña.
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«Beber es un gran placer», canturreó en Los Fueros la gente de la charanga Los Espontáneos, alistada en las filas de Jatorrak. Y juntarse es otro gran gozo. Que se lo digan a la vitoriana Pepa. Lleva dos años girando por media Europa en su autocaravana. «Sólo he estado quince días en casa y hoy no podía perderme este día», proclamó. A su lado, José Luis Araujo. Familiar de esta antigua cocinera, 'rookie' en el Día de Santiago y vecino de Guijuelo, en Salamanca. «A ver, como el jamón de mi tierra no hay nada, pero no os lo montáis nada mal». Se agradece el cumplido, José Luis.
La mañana dejó además imágenes entre curiosas y surrealistas. Como la charleta en Fueros entre el exalbiazul Óscar Téllez y el consejero de Turismo, Javier Hurtado. El lehendakari de los Basatiak, Gaizka Toquero, inoculando el veneno del vitorianismo a sus pequeñas. O a las mujeres que llevan varios días apostadas en el cruce de Dato con Postas 'regalando' romero a cambio de la voluntad haciendo de gogós con unos músicos vestidos con los maillots de una conocida marca de refrescos. Imposible pasárselo mal en la capital del disfrute. O de la farra, según se mire.
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Tras el ecuador de la comida –en muchos restaurantes faltaron manteles– por fin llegó el plato fuerte de la jornada. El paseíllo para los 7.500 blusas de nuevo divididos en dos plataformas pese al estéril desembolso de 17.000 euros (de las arcas públicas) a una empresa de mediación ordenado por la concejala de Cultura, Sonia Díaz de Corcuera. «Se lo podían haber gastado en subir la subvención», sugirió una neska de los Siberiarrak.
A las 16.36 horas, el burro Tamames prendió la mecha tras recibir el 'ok' de una patrulla de la Policía Local. El rey de las fotos. La socarrona manera ideada por los de Batasuna para plantar cara cada año a la dictadura de lo políticamente correcto. Grandes.
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En cuanto al 'blusa parade', los participantes lo tuvieron complicado. Si no fuera suficiente con las horas acumuladas de jolgorio, la digestión pesada y los kilómetros recorridos embutidos en las no siempre cómodas abarcas, se añadió una calorina matadora. 26 grados a la sombra marcaba un termómetro. Unos se hidrataron con líquidos de vistosos colores (¿cómo habrán amanecido hoy?). Otros se armaron con refrescantes pistolas de agua. Pero todos cumplieron con nota alta. Algo tuvieron que ver charangas como Los Mataos, Tsunami show y Sound Band, maquinarias pensadas para desencajar caderas. Y atención a los debutantes Gaupazaleak. ¿Pero cuántos eran? Parecían legión.
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