La financiación europea puede convertirse en el impulso definitivo para que Vitoria acometa la profunda renovación que persigue en sus barrios más antiguos. El proyecto está cifrado en cerca de 500 millones si se incluyen las retribuciones que puede generar en el futuro. Es ... decir, la «regeneración» que plantea el Ayuntamiento conlleva una monstruosa inversión, que a día de hoy se escapa del músculo económico de la capital alavesa, y que solo podría plantearse con un amplio respaldo continental. Al menos, para llevarlo a cabo con la misma ambición y en un horizonte de veinte años, hasta 2040.
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La intervención pasa por actuar «a nivel urbano, social y ambiental» en el Casco Viejo y en otros ocho barrios, construidos entre los años 1950 y 1960. Se trata de Abetxuko, Adurza-San Cristóbal, Arana, Ariznabarra, Coronación, El Anglo, Judimendi y Zaramaga. La renovación gravita sobre varios ejes, aunque comparte la filosofía y algunos puntos con el proyecto de Coronación. El Ayuntamiento plantea la «rehabilitación energética» de sus edificios, tanto públicos como privados, de estas nueve áreas. Esa es, sin duda, la principal baza para captar financiación europea.
Vitoria observa además que su proyecto de regeneración urbana contribuye a la «descarbonización» a largo plazo, una de las condiciones que más valora la Unión Europea, además de impulsar la «redensificación», al convertir los barrios más antiguos en atractivos para vivir.
La intervención, no obstante, abarca aspectos que van más allá de la transición energética. Persigue soluciones para «reducir la desigualdad» entre los habitantes de los barrios, «equipararlos a niveles ambientales modernos» y «mejorar las condiciones de vida de los vecinos en situaciones menos favorables». La propuesta incluye también mejoras en la red de transporte público, que el Ayuntamiento quiere extender a las nuevas líneas del tranvía. La ampliación a Salburua, cuyas obras ya han comenzado, y a Zabalgana, son los principales hitos de Vitoria en materia de transporte para el futuro. Al menos, más allá de la implantación del bus eléctrico en la actual línea 2 de Tuvisa y a la espera de electrificar algún otro recorrido, todavía por definir.
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La futura red del metro ligero dará servicio a 80.000 vecinos más con la llegada a Salburua (37.000) y Zabalgana (41.000). Los trabajos en la zona oeste, que arrancaron en verano tras un paréntesis por el estado de alarma, concluirán a finales de 2022, cuando está previsto que el nuevo trazado se una al actual.
Mucho más complejo es hoy el ramal a Zabalgana, que costará cerca de 120 millones de euros. El recorrido, además, depende de forma directa del soterramiento del tren, ya que circularía por el nuevo espacio liberado. El Ayuntamiento, sin embargo, considera viable la participación europea en el desarrollo proyecto. La implantación de ambas líneas del tranvía, de hecho, permitiría a la capital alavesa tener electrificado más del 50% de la demanda de transporte público que existe en la ciudad.
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