«Tras ganar el Planeta sientes que como escritor ya has subido los 14 'ochomiles'»

- Vuelve a las librerías después de ganar el Planeta 2020 con 'Aquitania'. ¿Qué ha pasado con el descanso que pensaba tomarse?

-Sucede que de la documentación de una novela me sale otra. Cuando estaba documentándome con 'Aquitania' realicé un curso de elaboración de pigmentos naturales en manuscritos medievales. Comencé a interesarme por los libros de horas, más tarde por los incunables y las primeras imprentas, y a documentarme del mundo de la bibliofilia y del coleccionismo del libro antiguo. Así que empecé a crear un nuevo universo de bibliotecas antiguas, libreros de viejo y falsificadores.

- ¿Qué le llevó a reabrir la trilogía de 'El silencio de la Ciudad Blanca' con un cuarto libro?

- Cuando creo un personaje, su entorno y un mundo con sus propias reglas, todos ellos se quedan para siempre conmigo. Escribir novelas y crear historias no es sólo un trabajo o un oficio. No funciona así. Por eso continúan siempre presentes en mi cabeza. La trama del coleccionista de ejemplares únicos pedía un thriller y Unai y el cosmos que creé con él se amoldaron desde el principio.

- Unai López de Ayala o Kraken es el ertzaina más conocido de la ficción. ¿Conoceran los lectores otras facetas suyas?

- En esta ocasión conoceremos la búsqueda de sus orígenes. Él ha crecido creyéndose huérfano y la sola posiblidad de que su madre esté viva supone que su vida se dinamite con una llamada. Pero tiene que enfrentar un tremendo dilema. Él es ertzaina. Si su madre es falsificadora de libros antiguos, ¿qué hará si la encuentra? ¿La entregará?

- ¿Viajó para escribir este libro? Habla de lugares de Madrid y Vitoria.

- Mis viajes de documentación son la parte más hedonista de mi trabajo. Solo elijo escenarios para mis novelas que me dejen con la boca abierta. Honestamente, creo que es la única manera de fascinar a los lectores. Recorrer Vitoria en busca de nuevos escenarios como la Fundación Sancho el Sabio o el Museo de los Faroles supone para mí un placer y un privilegio. Mi ciudad da para muchas novelas y, como hija de mi tierra, es la mejor manera que encuentro de honrar a mis raíces. Respecto a Madrid, hace tiempo que se ha convertido en mi tercer hogar. Supone un reto descubrir lugares poco frecuentados como el cementerio británico u otros que merecen todo el reconocimiento del mundo como la Caja de las Letras o la Cuesta de Moyano.

- En el nuevo ejemplar se muestra algo crítica con el mundo del coleccionismo de libros. ¿Cree que sus novelas llegarán a convertirse en piezas de colección?

- La novela es un canto de amor a los libros en todas sus vertientes. Como escritora adoro los libros por lo que contienen: historias que para mí son lecciones de vida. El coleccionismo de volúmenes antiguos me fascina porque lo importante es el libro como objeto de anticuario. La rareza de la imprenta, el colofón del impresor, las erratas de una primera impresión. Respecto a mis novelas, entiendo que 'Aquitania', al ser Premio Planeta, ya es y será un objeto de coleccionista. Muchos bibliófilos coleccionan la primera edición firmada de todos los premios desde el primero en 1952, 'En la noche no hay caminos'.

- Afirma que 'El Libro Negro de las Horas' es «el homenaje que le debía al mundo». ¿Por qué es tan importante para usted?

- Tengo una relación muy estrecha con los libros desde niña. No solo porque mi casa en Vitoria era casi una biblioteca, sino por los recuerdos de mis compras en Linacero, mi carnet de la biblioteca de las monjas en el Niño Jesús y, más tarde, cuando ejercía de óptico, en la biblioteca de la Florida. Los libros siempre han sido mis mentores y mi ancla. Dicen que son el animal de compañía perfecto, pero para mí son compañeros de vida.

- 'Aquitania' fue el libro más vendido en España en 2020. ¿Volverá a escribir novela histórica?

- No sé qué me motivará cuando retome la escritura, para mí es imposible anticiparme a eso porque depende de mi momento vital, de las obras que haya leído o de los intereses del momento. A veces de un viaje surge una trama, a veces de una lectura o de una conversación interesante. La improvisación es la maravilla de tener un oficio creativo y me encanta.

- ¿Disfruta más de documentarse o de plasmar sus ideas en el papel?

- Disfruto de todas las etapas. La documentación supone entrar en una cueva de las maravillas que aún no conoces, es el momento más febril. Me conozco y voy con una libreta por la vida porque apunto retazos de conversaciones o busco personajes que peguen con un oficio. Cuando sé demasiado comienzo con la escaleta y la estructura y me lanzo a escribir el borrador. Tengo la impresión de que a esas alturas la novela ya la he escrito en mi cabeza y solo tengo que tener la disciplina de encerrarme todos los días hasta bajarla al papel.

- Recibió el premio más importante de las letras españolas. ¿Qué metas u objetivos le quedan ahora?

- Lo bueno de ganar el Premio Planeta es que sientes que profesionalmente ya has subido los catorce 'ochomiles'.