Arantxa Tapia insiste en que Gardélegui reciba amianto en 2024. A pesar de la negativa explícita que emitió el miércoles el Ayuntamiento de Vitoria, la consejera de Medio Ambiente pidió «solidaridad y responsabilidad» al Consistorio para que el vertedero municipal almacene este residuo en poco ... más de un año. Será entonces, según el horizonte fijado por la dirigente del PNV, cuando se hará «posible» que esté lista la «celda específica» para el depósito de fibrocemento, un material de construcción que contiene amianto y que está clasificado como residuo peligroso.
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Tapia reiteró su postura para apostar por la ampliación de Gardélegui, el mayor basurero de Euskadi con 85 hectáreas de terreno y uno de los más grandes de España, al asegurar que «no sería lógico que el fibrocemento del entorno (de la capital vasca) fuera a otro lugar». Entiende que «existe un vertedero con capacidad» para almacenar este residuo cancerígeno. «Entendemos que Gardélegui es un lugar en el que podría acogerse todo el fibrocemento que pueda haber alrededor de Vitoria», concluyó.
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A pesar de que Tapia mostró su disposición a «hablar» con el Ayuntamiento, advirtió de que «hay unas zonas» en Gardélegui que «son capaces de asumir vertidos industriales», e hizo hincapié en que Vitoria y Álava conforman un ámbito «muy industrial». «Hay que dar respuesta a residuos industriales de forma más inteligente y más modernizada», afirmó.
Por otra parte, el alcalde, Gorka Urtaran, reiteró que una eventual ampliación del vertedero «no está en la agenda» municipal. «Tenemos muy claro que Gardélegui tiene suficiente capacidad para la próxima década. No vamos a hacer ningún cambio en la naturaleza del vertedero ni tampoco contemplamos la recogida de fibrocemento», subrayó.
La polémica se enmarca en la nueva ley de residuos recientemente aprobada a nivel nacional, que obliga a los municipios a «inventariar el amianto en sus territorios para 2025 y a retirar los que tengan mayor riesgo para 2028», según apuntan desde el Gobierno vasco.
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Pero el nuevo choque institucional entre el Ayuntamiento y Lakua, que se produce apenas una semana después del rechazo de Urtaran al nuevo trazado del tranvía a Zabalgana, no fue la única reacción que se produjo este jueves. El colectivo ecologista Gasteiz Zero Zabor criticó la postura de Arantxa Tapia para «retrasar la clausura del macrovertedero más allá de 2031» y cargó también contra el Consistorio por no haber activado mecanismos para reducir la generación de desechos en las últimas legislaturas para aliviar la carga en el basurero.
«Seguimos creando más residuos sin tener capacidad para recoger selectivamente los mismos, y además el Ayuntamiento tampoco activa la modificación de las ordenanzas que justifiquen el principio de quien contamina, pague», censuró. En este sentido, el Consistorio prevé tener para 2024 definidas las bonificaciones para quien 'separe' los residuos orgánicos. Por otro lado, la plataforma pidió infraestructuras «basadas en la naturaleza y no en instalaciones de gran consumo energético y de dudosa rentabilidad económica», en caso de que fueran necesarias en el futuro.
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La inquietud del Ayuntamiento de Vitoria se reproduce también en las Juntas Administrativas de Gardélegui, Lasarte, Castillo, Mendiola y Berrosteguieta y en el barrio de Goikolarra (junto a Aretxabaleta), que piden medidas correctoras para reducir olores, polvo, tráfico de camiones y filtrado de lixiviados a ríos y terrenos.
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