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Duro ataque del presidente del PNV alavés, José Antonio Suso, a la huelga de celo que están desarrollando agentes de la Policía Local en Vitoria. El dirigente del Araba buru batzar (ABB) acusa en su blog personal a la Guardia urbana de utilizar « ... de manera perversa» a los ciudadanos al aplicar «a rajatabla» las normativas como «medida de protesta laboral que debiera canalizarse en una mesa negociadora». Pese a reconocer el derecho de cualquier colectivo de trabajadores a realizar reivindicaciones laborales considera «cuestionable» si la medida no tiene «la vocación finalista de acabar» con conductas que van contra la seguridad vial.
«En los últimos días se ha podido constatar que los agentes de la Policía municipal de Vitoria pulen a diario talonarios de multas con mayor agilidad, gracia y rapidez que la empleada por ‘la Comaneci’ (en referencia a la gimnasta rumana que conquistó cinco medallas de oro olímpicas) en sus dobles saltos mortales de espalda sobre las asimétricas», comenta Suso, quien incide en que los vehículos y peatones están pagando sanciones «por intrascendentes que éstas sean, a precio de caviar iraní en alguna de las ocasiones».
El burukide cataloga como «inadecuada» la medida adoptada que utiliza a los ciudadanos como «arma arrojadiza dentro de un conflicto laboral que no es nuevo». Porque el presidente del ABB carga sobre los hombros del exalcalde Javier Maroto (PP), ya que considera que entre 2011 y 2015 se gestó esta polémica que le ha «estallado» a su sucesor Gorka Urtaran (PNV), quien –como recuerda José Antonio Suso- ha convocado la primera oferta pública de empleo (OPE) en los últimos seis años.
El presidente del PNV alavés señala que las medidas de presión de la Guardia urbana suponen, además de «una quiebra de la confianza mutua que cualquier servidor público debe generar, asentar y conservar con la sociedad». «El exponencial incremento del número de denuncias interpuestas durante la huelga de celo puede plantear muchos interrogantes sobre la actuación de los agentes en el quehacer diario cotidiano», añade y concluye que «como a cualquier otro agente policial el celo se les supone los 365 días del año con la misma intensidad y en todas sus funciones».
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