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El silencio, tras una mañana repleta de trasiego, se apoderó por la tarde del número 20 de la calle Júndiz. Sólo los rugidos de los deportivos y las motos rompieron la solemnidad con la que cerca de un centenar de amigos y familiares acudieron por ... la tarde a dejar flores, velas y detalles personales en recuerdo de Cristian e Izaro.
Adrián, el hermano mayor de Cristian, fue el encargado de recibir el pésame de los amigos que se acercaron a partir de las 16.00 horas al lugar del trágico suceso. Al igual que su hermano, trabaja para Amazon, aunque los amigos de Cristian intuían «que no le debía quedar mucho tiempo ahí».
Sin muchas ganas de hablar se limitó a señalar que la familia estaba «mal». Tanto es así que fue él quien lideró la representación de la parentela en la vía en la que, poco más de 12 horas antes, Cristian e Izaro perdían la vida. Los padres se quedaron en casa.
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Con el rostro arrasado por el dolor y el cansancio, Adrián llegó al lugar de los hechos «a las dos de la madrugada o dos menos cuarto». Fue un amigo quien le acercó para ver lo que había ocurrido en el polígono industrial. A mitad de la tarde de este sábado, criticaba que «la Policía no nos ha dicho mucho» de lo ocurrido. De su hermano, habitual de Abetxuko -la familia reside en El Pilar, pero siempre ha tenido relación con este barrio- tiene claro cómo quiere que lo recuerden: «Era un chaval muy alegre, muy sonriente, que siempre estaba feliz».
Cristian, al igual que él, era un forofo del fútbol, aunque ya no lo practicaba. Adrián sí sigue militando en las filas del C. D. Beti Araba. Al fallecido, «le encantaban los coches; estaba obsesionado con ellos», subraya. Además de Cristian, Adrián tiene dos hermanos gemelos más pequeños, de 13 años. Los Gallego García son una familia de currelas: el padre trabaja en la construcción y la madre en una popular cadena de comida rápida.
«Cristian era muy querido por la gente; le caía bien a todo el mundo. Incluso aquellos con quien había tenido algún problema decían que era un buen tío», relata Nahim Bezit, uno de sus mejores amigos.
Con Izaro, que «acababa de cumplir los 18 años hace poco», Cristian llevaba -según sus amigos- «más de un año saliendo». «Eran tal para cual», confiesa Bezit. Tercia otra amiga emocionada en la conversación: «Es que no se separaban. Se pasaban todo el día en casa de él y tenían proyectos».
Cristian y Assaad, que se encuentra en estado muy grave, eran «uña y carne», según relata Bezit. Pasaban horas juntos por Abetxuko, compartieron equipo de fútbol de jóvenes y ahora mantenían una estrecha relación marcada por la afición a los coches. Assaad lucha ahora por su vida en la UCI. Quienes le conocen dicen que se había sacado el carnet de conducir «hace poco». Su pareja, que ocupaba el asiento de copiloto, y es la menos damnificada de la colisión, será una testigo clave para esclarecer cómo ocurrió todo.
Familia de currelas El fallecido y su hermano mayor trabajaban en Amazon. Sus padres,en la construcción y la hostelería
Afición Cristian era un forofo del fútbol y le encantaban los coches, «estaba obsesionado con ellos», recuerda su hermano
No participaron Los amigos sostienen que la pareja y los heridos sólo acudían a ver la quedada, no a participar con su coche
Del protagonismo del automovilismo en la vida de los fallecidos dieron buena cuenta la multitud de deportivos y motos en los que acudieron amigos y familiares a depositar flores y regalos. Entre flores y velas, también se cuelan referencias a la pasión de los jóvenes por la automoción: un colgante con un deportivo rosa -enganchado a una rama y junto a un oso de peluche- preside el montón de flores, notas, pulseras y figuras depositadas para recordar a los fallecidos.
Los amigos niegan que participasen en la carrera. La pareja simplemente había acudido a ver los coches, pero no tomaban parte de las quedadas que se producen habitualmente en el polígono industrial. Fuentes consultadas por este periódico refieren que Izaro incluso llegó a escribir a algún familiar para informarle de que las carreras habían terminado y se marchaban a casa. Entre los presentes en el pequeño homenaje había quienes vieron lo ocurrido, pero rehusaron dar más detalles sobre el suceso.
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