Vitoria adelanta su visita al cementerio

«Suelo venir durante todo el año a ponerle flores a mi abuela y me ha impresionado ver tantos coches en el aparcamiento. El domingo lo más seguro es que no venga, con el bicho es mejor prevenir», señalaba Daniel Vital tras su visita. Varias familias adecentaban las tumbas y nichos de sus seres queridos mientras un par de funerales se desarrollaban en silencio y con los invitados cumpliendo la distancia de seguridad. «En Todos los Santos va a venir demasiada gente aunque hay miedo a juntarse. Nosotros solemos venir el 31, es buena idea incluso sin pandemia», explicaban Justino Benzarain y su esposa María Jesús Bermúdez desde la escalera en la que ponían flores blancas a su tío.

Además de quienes se inclinan por la comodidad de evitar a la muchedumbre adaptando sus planes, están quienes no conciben un día de Todos los Santos sin visitar a quienes ya no están. «He pasado por Santa Isabel de casualidad, pero volveré el domingo de todas maneras», avanzaba Ana, quien visita la tumba de su padre con frecuencia desde los 9 años. Unos metros más allá María Isabel González de Langarica, una de las muchas afectadas por la prohibición de abandonar el municipio, no podía contener las lágrimas.

«Estoy visitando a mis padres porque los tengo enterrados aquí, pero este es mi primer año viuda y no puedo visitar a mi marido porque está enterrado en Lekeitio», lamentaba con resignación. «Las cosas están como están y hay que ser razonable», apostillaba. Aunque estos días personas como ella adelantan su paso por el camposanto Ramón Jiménez, quien se gana la vida adecentando tumbas, afirma que cada vez los ve más vacíos. Maribel Íñiguez de Heredia, responsable del puesto de flores Maribel en El Salvador, coincide con él. «Desde que los cementerios reabrieran el 11 de mayo la gente viene con cuentagotas, si en una jornada corriente vienen doce es un acontecimiento», revela. Algunas personas mayores expresan su preocupación por compartir espacio en el autobús de la línea del cementerio, que este fin de semana no se reforzará pese a la festividad de Todos los Santos.

Pese a la recomendación municipal de adelantar y atrasar las visitas al cementerio, el transporte público al cementerio de El Salvador sólo está disponible los sábados, los domingos y los miércoles, cuando ofrece un único viaje desde el parque del Prado. La Diócesis también ha pedido espaciar las visitas a los cementerios durante la semana y rezar desde la parroquia o desde casa por los difuntos. Ana María Salazar, su marido Pedro y su hermana Conchi optaron por acercarse en coche a El Salvador para limpiar y cambiar las flores. «No hemos podido cogerlas en Ondategi, nuestro pueblo, así que las hemos comprado aquí», resumían recién llegados desde Benidorm, donde les sorprendió el confinamiento de Euskadi. «No tenía claro si podíamos venir juntos o si nos encontraríamos restricciones», confesaba Pedro.

Beatriz Moraza recordó a su padre, fallecido por coronavirus, en Santa Isabel. «Este año seremos más víctimas con despedidas recientes», lamentaba esta mujer. El dispositivo especial en el cementerio de El Salvador comenzará mañana domingo, y la Policía Local vigilará sus accesos con ayuda de voluntarios de la Cruz Roja para evitar aglomeraciones. Se establecerá un recorrido unidireccional y las visitas se limitarán a 45 minutos para controlar el aforo. En Santa Isabel se abrirán nuevos accesos que habitualmente suelen estar cerrados.