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El debate entre cantidad y calidad, siempre muy presente en Rioja Alavesa cuando toca hablar de vino, puede diluirse en esta vendimia que apunta a su final en la comarca y que el Consejo Regulador de la Denominación Rioja dio ayer por cerrada ... de manera oficial, aunque se seguirá cortando uva al menos esta semana. ¿Cantidad o calidad? «De lo primero andamos escasos, de lo segundo es una maravilla». Así responde un veterano viticultor del sur del territorio para hablar de la uva que se ha estado recogiendo el último mes en los viñedos, desde Oion a Labastida.
Porque de un extremo a otro de Rioja Alavesa las opiniones entre agricultores y bodegueros coinciden. «Este año no llegamos a cubrir la cartilla», una expresión muy utilizada a pie de viña para dejar bien a las claras que conseguir el cien por cien de kilos de uva permitidos por hectárea -6.565 en las variedades tintas y 9.090 en las blancas, según las normas aprobadas por el Consejo- «no ha sido posible. La carga de racimos en las cepas ha sido menor de la prevista y los granos también eran más pequeños», explica Juan Luis Cañas.
Pero frente al descenso en cantidad, que diversas fuentes consultadas cifran en un 20% respecto al máximo amparado -han entrado en bodega 86,2 millones de kilos, por los 111,4 de 2018-, sobresale la «calidad impresionante». Desde que arrancó la campaña allá por la segunda semana de septiembre «pronto nos dimos cuenta de que teníamos por delante una vendimia muy bonita. No podemos estar más contentos de lo que hemos recogido en Rioja Alavesa», reconoce Richar Goñi, responsable de viticultura de Bodegas Faustino, uno de los principales grupos vitivinícolas de la comarca. Fue también de los primeros en comenzar con el movimiento de tractores en sus parcelas de Oion y Laguardia, sobre todo.
Un mes largo después, la vendimia se despide y lo hace con dos semanas de antelación con respecto a 2018. Entonces, la cosecha fue «notablemente superior» en producción -el rendimiento máximo se elevó al 110%-, hasta un 40% por encima de lo obtenido este año según las fuentes consultadas.
Pero la calidad «no tiene nada que ver». Los aromas que desprenden los descubes de vino, cuando se traslada de un depósito a otro tras el proceso de fermentación, «están generando grandes expectativas» por el producto final que se puede obtener, reconocen portavoces del Consejo Regulador, que coinciden con las bodegas en la «trascendencia» y «relevancia» que tendría para el sector una cosecha «memorable». Sobre todo, de cara a posicionar mejor el producto en los mercados internacionales, que ahora generan expectación por la crisis arancelaria.
Aunque con el paso de los meses las ventas han ido mejorando, todavía en el acumulado de 2019 hay registros negativos en el conjunto de la Denominación Rioja. En Rioja Alavesa, en concreto, en el primer semestre las ventas de vino en Reino Unido, principal destino de las exportaciones, habían caído un 8,5%. A la amenaza del 'Brexit' para las bodegas se suma ahora también el anuncio de Estados Unidos de incrementar los aranceles un 25% a partir de este viernes.
Por ello el sector vitivinícola tienen grandes esperanzas depositadas en esta cosecha. Bodegas y Viñedos Labastida-Solagüen remató ayer los trabajos «y es para estar satisfechos con los resultados. La uva ha ido entrando muy sana. Y por lo que hemos ido probando, se pueden conseguir grandes vinos», reconoce su responsable, Íñigo Rubio.
La ausencia de focos de botrytis ha facilitado el trabajo a los viticultores y bodegueros, que apenas han tenido que emplear tratamientos con lo que ello supone de ahorro físico y económico. En este sentido, José Antonio Ugarte, responsable de viticultura de la Unión Agroganadera de Álava (UAGA), señala que en esta situación de escasez de uva «siempre que se pague por debajo de 90 céntimos el kilo, se complica el poder mantener los costes de producción. Creo que si el fruto es bueno, hay que recompensarlo».
86,2 millones de kilos de uva han entrado en las bodegas de Rioja Alavesa hasta el pasado domingo -es el último dato oficial del Consejo Regulador-, mientras que en la vendimia de 2018 la cifra fue de 111,4 millones. Pero este dato no se refiere a la producción en la comarca.
375 millones en la DOC. Este dato también es un 22% inferior al del total de la cosecha de 2018, cuando se registraron 486 millones de kilos de uva, las segunda más amplia de la historia.
Un mes largo de cosecha. Fue en la segunda semana de septiembre, en torno al 10, cuando arrancó la vendimia en Rioja Alavesa. Y entre el 8 y el 10 de octubre pueblos como Oion, Yécora, Moreda, Lapuebla, Baños de Ebro, Lanciego o Elciego dieron por finalizada la cosecha. Entre el fin de semana y estos pasados lunes y martes lo han ido haciendo el resto y solo faltan algunas zonas de Labastida.
La calificación, en abril. La calidad de la uva «puede ser histórica», dicen en el sector. En medio año se conocerá la nota que recibe la añada. La última fue 'buena', las tres anteriores 'muy buenas'. No hay una excelente desde 2012.
La vendimia de txakoli que acaba de terminar deja una buena sensación entre los productores. «Tenemos una calidad excepcional de uvas, que están muy sanas, aunque la cantidad ha disminuido con respecto al pasado año», explica José Ortúzar, de Bodegas Artomaña, de Amurrio.
El gerente de la Denominación de Origen Arabako Txakolina, José Antonio Merino, ratifica esta percepción y atribuye el descenso «a la helada que tuvimos en primavera, que ha hecho más daño del que pensábamos». El año «muy seco», en términos generales, ha podido contribuir a la menor producción «pero también ha evitado los brotes de mildiu, que para nosotros es una enfermedad endémica».
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