Secciones
Servicios
Destacamos
Edición
El campus de Álava degeneró en la mañana de este jueves en un campo de batalla. Hasta tres edificios -el aulario y las facultades de Farmacia y de Letras- sufrieron la ira de decenas de encapuchados perfectamente coordinados para dejar tras de sí los mayores ... destrozos posibles y paralizar la actividad estudiantil con el pretexto de «un paro académico». Pero en esta ocasión su plan quedó frustrado a mitad de camino. A diferencia de otras épocas, el actual equipo rector de la UPV/EHU enseguida permitió la entrada de la Ertzaintza, cuya rápida intervención evitó males mayores y llevó a 34 jóvenes -«casi todos guipuzcoanos y navarros»- a los calabozos de la comisaría de Portal de Foronda.
En ese impasse en que la Policía autonómica pudo reunir la fuerza suficiente -medio centenar de agentes, con la incorporación posterior de policías locales-, los radicales dejaron un reguero de destrucción. Entre las 9.20 y las 10.00 horas arrancaron taquillas, rompieron cristales, pintaron paredes, inutilizaron cámaras de seguridad, tiraron sillas, cruzaron bancos y lanzaron petardos.
Se trató, aseguran fuentes internas del Ministerio de Interior, de «una demostración de fuerza de la disidencia de la izquierda abertzale». Según estos medios, ese «aún minoritario» sector rupturista, y que gira en torno a la plataforma Gazte Koordinadora Sozialista (GKS), aboga por «regresar» a postulados violentos, como la 'kale borroka'. La jornada de huelga estudiantil de este jueves -para todo el País Vasco- estaba convocada por Ikasle Abertzaleak (IA) «que pende de GKS y pugna por llevar la voz cantante entre los jóvenes con la oficialista Ernai». La organización perteneciente a Sortu se limitó a colgar un tuit a las 14.45 horas pidiendo la libertad de los arrestados y la salida de la Ertzaintza de la zona universitaria.
Hacía casi tres años de los últimos disturbios en el campus alavés de la UPV, donde antes de la pandemia la tensión era habitual. A maniobras de hostigamiento -como el incendio de la entrada del vicerrectorado o el ataque al urbano que atraviesa el campus- se agregaron actos de ensalzamiento a los presos de ETA. El eco de esas concentraciones llegó hasta Madrid, lo que desembocó en un operativo de la Guardia Civil por las 'ikasle gelas' (aulas cedidas a colectivos estudiantiles). Hubo tres detenidos y se incautó numeroso material «comprometedor». Aquella entrada se acometió por mandato del Juzgado Central de Instrucción número 1 de la Audiencia Nacional, lo que da una idea de la magnitud del asunto.
Este jueves, sobre las 9.20 horas, los encapuchados irrumpieron en el aulario de Nieves Cano. Rompieron todo lo que encontraron a su paso. «El personal de seguridad activó las alarmas y desalojamos enseguida», relató un alumno. Entre los jóvenes que abandonaron el edificio se camuflaron varios de los encapuchados. Los siguientes objetivos fueron las facultades de Farmacia y de Letras, con similar parte de daños y eso que el vicerrectorado había ordenado el día anterior la retirada de parte del mobiliario en previsión de altercados.
Noticias relacionadas
Con la aparición de la Ertzaintza, patrulleros de Seguridad Ciudadana y miembros de la Brigada Móvil, los alborotadores se refugiaron en el aulario de Las Nieves. Como todos los accesos secundarios habían sido sellados por precaución, los efectivos policiales sabían que se habían refugiado en alguna parte del inmenso inmueble.
Equipados con cascos, escudos y los rostros tapados con pasamontañas como hace años, los agentes emprendieron el registro del edificio. Según ha sabido este periódico de medios internos de la Ertzaintza, en los baños de la primera planta descubrieron a los primeros supuestos alborotadores. Se estaban cambiando de ropa. Los encapuchados responsables de los sabotajes portaban vestimentas oscuras, similares a las que había en las mochilas confiscadas a estos jóvenes.
El mayor hallazgo se produjo en la segunda planta del aulario. Los uniformados sorprendieron en los servicios a otra veintena de sospechosos cuando acometían la misma maniobra de cambio de indumentaria. El rastreo policial culminó con 34 jóvenes detenidos. Sus bolsas, con ropa oscura en su interior, fueron confiscadas.
Entre gritos y protestas de más de un centenar de simpatizantes tuvo lugar el lento goteo del traslado de arrestados hasta la comisaría de Portal de Foronda, enclavada a cinco kilómetros del campus alavés. Los detenidos, con edades comprendidas entre los 18 y los 22 años, tuvieron que esperar contra la pared su turno de traslado. La práctica totalidad son oriundos de Gipuzkoa y Navarra. «Los calabozos se han llenado», admitieron desde la comisaría.
A las 19.30 horas, alrededor de 200 personas respondieron a la convocatoria de protesta en la plaza de la Virgen Blanca para exigir la liberación de los detenidos. Sólo que para ese momento, casi todos los supuestos alborotadores habían quedado ya en libertad con cargos. Se les investigará penalmente por los delitos de desórdenes públicos y daños.
¿Ya eres suscriptor/a? Inicia sesión
Publicidad
Publicidad
Te puede interesar
Publicidad
Publicidad
Esta funcionalidad es exclusiva para suscriptores.
Reporta un error en esta noticia
Comentar es una ventaja exclusiva para suscriptores
¿Ya eres suscriptor?
Inicia sesiónNecesitas ser suscriptor para poder votar.