«Llegó muy nervioso y nos pidió que destruyéramos toda la documentación»

Los responsables de la contabilidad de la empresa, con plantas en tres países y una plantilla de más de 700 empleados, han recordado cómo en 2017 la propia empresa inició una investigación interna al percatarse de que había «movimientos que no se podían justificar» en una cuenta bancaria. Las pesquisas internas no tardaron en ponerse en conocimiento del acusado. «Llegó muy nervioso y nos pidió que destruyéramos toda la documentación, también la reciente», han declarado sus excompañeros. Al parecer, habría hecho hincapié en destruir la relativa a los gastos.

«Destruimos algunas documentaciones antiguas para hacer el paripé y que viera que habíamos hecho algo, pero evidentemente, las liquidaciones de gastos que estábamos investigando, no», ha declarado quien ocupa su puesto desde su despido en otoño de 2017. Según los testigos el acusado, quien cobraba 200.000 euros anuales, habría desviado dinero a través de cheques y pagarés, lo que complicaba su trazabilidad. Después, «la mayoría de las veces», estos se retiraban en una oficina bancaria de la calle Portal de Castilla.

«Él mismo decía que tenemos que dar el do de pecho, entrar 15 minutos o media hora antes... si salías a tu hora, estaba mal visto», ha señalado un trabajador. Sin embargo, sus compañeros no tienen constancia de que el acusado hiciera tantas horas extra como de las que presumía. «Pasaba muchas horas fuera de la oficina», han explicado. Asimismo, cobraba dietas para trasladarse a una ciudad cercana los fines de semana y llevaba dinero cuando viajaba a un país extranjero. «Cogía 2.000 euros que no procedían y eso no eran dietas», han reiterado sus antiguos colegas y subordinados. El financiero se expone a una petición de hasta ocho años de cárcel por «apropiación indebida» y el juicio continuará mañana miércoles con la exposición de las pruebas periciales.