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Lágrimas de emoción; abrazos que demostraban una verdadera amistad que ni el tiempo ni la distancia han podido erosionar; y sonrisas, a veces a carcajada limpia, porque el día lo merecía. Todo ello fruto de los recuerdos que les devolvieron a hace cuatro décadas, a aquel convulso 1978 en el que muchos de quienes este jueves se dieron cita en el Palacio Europa impulsaron o respaldaron la puesta en marcha del Sindicato Empresarial Alavés, la actual patronal SEA Empresas Alavesas.
Allí estaban Juan Mari Ollora, Felicísimo Ayastuy, Benigno Urtaran y José Carrera, que formaron parte de la primera junta directiva que presidió Manolo Buesa. O los expresidentes Josu de Lapatza, Román Knörr y Carlos Zarceño. O el que fuera secretario general durante 18 años, José Guillermo Zubía. También quien le sustituyó, José Zurita. Y junto a ellos representantes del centenar de las compañías que llevan en la organización desde su fundación.
«Gracias a su trabajo y al esfuerzo colectivo que arrancó hace 40 años, hoy el territorio y las empresas alavesas somos una referencia industrial en Euskadi, en España y en gran parte del mundo», destacó el actual presidente, Pascal Gómez. En su discurso de reconocimiento tanto a los «visionarios» que emprendieron este proyecto en un clima político, económico y social «difícil y convulso» como a las compañías fieles a la patronal, su máximo dirigente no ahorró agradecimientos. Porque han sido empresarios y empresas «que abrieron fronteras, invirtieron, se arriesgaron y consiguieron crear empleo y riqueza» pero también «confianza».
En este sentido, recordó que la figura del empresario, en 1978, «no estaba valorada». Pero la primera junta directiva con Buesa al frente se encargó de «dignificar» a un colectivo de industriales que fueron quienes se inventaron el Sindicato Empresarial Alavés. «Hoy seguimos con las mismas bases y las mismas convicciones», señaló Gómez, «manteniendo la independencia frente a injerencias externas y actuando con el convencimiento de que una medida cortoplacista no es válida para solventar problemas estructurales».
4.000 empresas están adheridas a SEA «y me encantaría nombrarlas una a una» porque «todos juntos hemos conseguido que Álava sea una referencia esencial en el mapa económico». Sin duda que Mercedes y Michelin son las locomotoras del tejido empresarial e industrial «y estamos orgullosos de tenerlas» pero ambas multinacionales «son las primeras en reconocer y valorar que sin el apoyo de las pymes sus proyectos no saldrían adelante».
No era ayer el momento de reproches hacia la clase política por parte de SEA Empresas Alavesas, aunque la patronal ha mantenido serias confrontaciones, la más reciente con el Ayuntamiento de Vitoria a cuenta del Impuesto de Actividades Económicas. Pascal Gómez agradeció el respaldo recibido por parte de las instituciones, sobre todo de la Diputación. «¡Qué sería de nosotros sin su apoyo! Pero», prosiguió, «¡qué sería de la Diputación sin los empresarios!», ironizó, en estos tiempos de bonanza en lo relativo a la recaudación vía impuestos. También el 'jefe' de la patronal dio las gracias a los sindicatos «aunque a veces nos resulte difícil buscar encuentros. Estamos convencidos y decididos a seguir trabajando juntos».
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