Acuerdos presupuestarios en Álava

Los pactos impensables en 40 ayuntamientos alaveses

Este regidor del PP ha sacado adelante su presupuesto junto al PNV. Una suma que fracasó a las primeras de cambio en la capital. «En la zona rural influye más el trato personal que las órdenes de los partidos», opina Juanjo Betolaza, quien desde hace casi una década ostenta la 'makila' de Peñacerrada y que renovó sus cuentas con el respaldo de su agrupación independiente -cinco concejales- y la abstención de los dos representantes jeltzales.

Su afirmación la avalan en otro punto del territorio. Se puede comprobar en la 'muga' oeste de Vitoria. El alcalde socialista Míchel Montes ha tenido que apoyarse en EH Bildu en el pleno de Iruña de Oca para afrontar el actual ejercicio con presupuestos renovados. Allí es imposible el 'matrimonio' bien avenido PNV-PSE que gobierna en la gran mayoría de las instituciones vascas y es que, aunque nadie quiera confirmarlo, las relaciones llevan demasiados años rotas. En este Ayuntamiento se da la paradoja de que los nacionalistas fueron los únicos que votaron en contra porque los dos ediles del PP se abstuvieron.

Esa decisión de no manifestarse ni a favor ni en contra siempre tiene un trasfondo. En Oion, donde gobierna el abertzale José Manuel Villanueva, el PSE facilitó la renovación de las cuentas al incluirse alguna de las enmiendas que había propuesto.

Las rencillas también son motivo de alejamiento en Salvatierra o Navaridas. Pero hay veces en que las buenas relaciones desembocan en acuerdos políticos imprevistos. Raúl García Ezquerro, del PNV, volvió a ser investido alcalde de Laguardia en junio gracias al apoyo de EH Bildu y, sin embargo, el primer presupuesto de la legislatura lo ha sacado adelante con el apoyo del PP, que el pasado junio se quedó sin el bastón de mando de la villa amurallada, pese a que había sido la fuerza más votada. La explicación no tiene ninguna clase de trasfondo político. La buena relación entre García Ezquerro y el popular César García de Olano está por encima de las polémicas entre sus siglas, y más cuando las medidas están relacionadas con la tradición.

El presupuesto de la capital alavesa ni mucho menos será el último que se apruebe en la provincia. Once de los 51 consistorios funcionan en estos momentos con el anterior prorrogado con la esperanza de ser capaces de sacar adelante el proyecto económico de 2024. Es el caso de Llodio. Los grupos gobernantes -EH Bildu y Omnia- presentaron el viernes su planteamiento en lo que supone el 'pistoletazo de salida' de un proceso que tardará semanas en materializarse. En Alegría andan parecido. «Nosotros queremos presentar el documento que más se ajuste a la necesidad vecinal», se disculpa Joseba Koldo Garitagoitia, que preside el pleno de esta localidad de la Llanada, y que tardará aún varios días en exponer su planteamiento.

No existe una fórmula magistral que se replique en cada uno de los ayuntamientos de la provincia: se han empleado 18 distintas. Los partidos gobernantes de manera individual, entre socios, acuerdos a tres bandas, con abstenciones pactadas por la inclusión de enmiendas... Sumas que a ojos foráneos pueden resultar increíbles. Es el caso de Valdegovía, donde las cuentas recibieron la aprobación del PNV con EH Bildu y el PP.

Las direcciones de los principales partidos de la provincia coinciden en que no meten mano en estas cuestiones y ni mucho menos les llegan directrices concretas desde Vitoria porque «nadie conoce mejor la realidad de un consistorio que sus propios ediles». Ahora mismo, el PNV ostenta la alcaldía de 25 municipios; EH Bildu lo hace en 15; el PSE, en 3; el PP, en 2 y los independientes, en seis. A lo sumo, se les comenta en qué áreas deberían «incidir». «Y después, que cada uno se las apañe», sostienen desde la sede de Vitoria de una de las formaciones políticas.

Nati López de Munain (PNV) lleva veinte años al frente del Ayuntamiento de Elburgo y la autoridad que se le supone por ser la más veterana en el cargo le lleva a afirmar que «en los pueblos es más sencillo sacar adelante un proyecto porque antes de presentarlo se ha consensuado con la ciudadanía para que casi nadie se oponga». En su caso, los concejales abertzales y populares se abstuvieron en el pleno. «Sin la luz de los focos de la capital es más sencillo y sobre todo cuando inicias las conversaciones sin apriorismos», coincide Txelo Auzmendi, alcaldesa de EH Bildu en Asparrena, quien vio cómo el PNV no votaba en contra de su plan.

Enrique Pérez gobierna en Elvillar, donde los siete ediles son del PNV, y sabe en qué consiste esa labor de 'cocina' antes de poner sobre la mesa las cuentas. «En un municipio de 316 vecinos tienes que escuchar a todos y cada uno tiene su punto de vista distinto sobre en lo que hay que incidir», confiesa. Blanca Antépara se encuentra en una situación antagónica, ya que gobierna en Arrazua-Ubarrundia, donde el PNV, los independientes de Goazen y EH Bildu tienen tres concejales cada uno. «Pese a ello, aprobamos el presupuesto en noviembre y por unanimidad. Nunca antes había contado con uno tan temprano. Creo que los partidos en los pueblos somos conscientes de que los ciudadanos nos han elegido para solucionarles la vida y no para generar polémicas que no nos llevan a ningún lado», zanja.