Medio año después de que Lanciego llorase las muertes de Gerardo Jubera y Félix Crespo, Osalan recoge el guante lanzado por el Parlamento vasco y pone pie en pared con el tufo. El dióxido de carbono que se genera durante la fermentación de la uva, ... se ha cobrado cuatro vidas en los últimos cuatro años en Rioja Alavesa.
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El último suceso, que conmocionó a toda la comarca en plena campaña de vendimia, movió al Parlamento vasco a pedir al Instituto de Salud Laboral. Ahora la agencia autonómica toma cartas en el asunto. Según comunicó ayer mediante un comunicado, Osalan ha empezado una campaña para prevenir los riesgos de estos peligrosos e invisibles gases. En concreto, según informó ayer la entidad, se van a enviar 560 folletos a empresas del sector. Fundamentalmente, los destinatarios son bodegas, aunque la campaña de prevención también alcanzará a sidrerías, cerveceras y txakolineras También se enviarán materiales a las asociaciones y a las oficinas comarcales agrarias.
Los materiales elaborados por Osalan resumen en ocho los principales consejos y están escritos en castellano, euskera, portugués, francés, rumano, árabe e inglés. Entre esas recomendaciones, la agencia vasca recuerda la importancia de ventilar los espacios, comprobar el nivel de dióxido de carbono, llevar sistemas individuales que permitan detectar cuándo el gas está alcanzados cotas peligrosas, trabajar siempre acompañado y no intentar rescatar a una persona solo.
Rescates fallidos
Este último consejo es el responsable de los últimos dos accidentes laborales relacionados con el tufo. En 2020, fue el exalcalde de Lapuebla de Labarca, Dani Espada, quien se mareó y cayó a un depósito de uva. Su primo, Marcos Gallurralde, de 53 años, intentó rescatarle y, desgraciadamente, acabaron pereciendo los dos.
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El pasado mes de octubre pasó lo mismo, de nuevo con parentesco de por medio. Gerardo Jubera cayó al depósito. Su cuñado Félix no intentó rescatarle solo y fue acompañado, pero ante la imposibilidad de sacar al hombre de forma manual, Crespo se arrojó al tanque a intentar rescatarlo. El desenlace fue doblemente trágico.
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A estas cuatro muertes en apenas cuatro años por el tufo hay que sumar un quinto accidente mortal en Rioja Alavesa desde 2020, aunque en este caso desvinculado del dióxido de carbono.
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Un informe de Osalan, elaborado en 2022 -aunque con una exigua muestra de 30 bodegas- detectó que el 50% de los establecimientos no contaban con sistemas preventivos para detectar el tufo. En otro 26% no era aplicable esa medida porque el trabajo corría a cargo de autónomos sin trabajadores a su cargo
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