El obispo quiere imponer a su propio candidato para dirigir Egibide pese al rechazo institucional

A comienzos de mayo, este diario adelantaba que el próximo curso arrancará sin Nacho Eguizábal, que deja su cargo como director general de Egibide para mudarse a Roma a trabajar en el Servicio Jesuita al Refugiado. Ya entonces fuentes de la institución educativa explicaban que se había abierto un proceso de selección para tratar de dar con un sustituto, una persona de «reconocido prestigio», tal y como establecen sus estatutos. Una firma externa especializada en la búsqueda de perfiles directivos se encargó de realizar una búsqueda y una exhaustiva criba entre el nutrido número de profesionales que se postularon al puesto, sin dudas uno de los más relevantes y con mayor peso en el sector educativo alavés con 450 educadores y más de 7.000 alumnos de ESO, Bachillerato y FP a su cargo.

Una decena de profesionales habrían logrado sortear las distintas fases del proceso de selección y, entre ellos, ya se había elegido y consensuado a una candidata. Esta estaba a punto de ser propuesta para su ratificación por el patronato, en el que están representados el Obispado, la Compañía de Jesús (los jesuitas, fundadores del centro Jesús Obrero), la Fundación Vital, la Diputación de Álava y el Ayuntamiento de Vitoria.

Según ha podido saber este periódico fue en ese momento cuando el obispo Elizalde, que ostenta el cargo de presidente de la fundación, decidió irrumpir en el proceso y proponer a su propio candidato en detrimento de la ya elegida. La apuesta personal del obispo es José Iribas, de 62 años, navarro -al igual que su predecesor- y abogado de profesión. Iribas tiene un sólido currículum ligado a distintas instituciones académicas: fue director de Expansión Académica de la Universidad Internacional de La Rioja (UNIR), pasó por el equipo de la Fundación Educativa Franciscanas de Montpellier, es miembro del Comité Estratégico del Consejo Asesor para España de la Fondation Jérôme Lejeune y antes, durante la legislatura 2011-2015, fue consejero de Educación en el Gobierno de Navarra con Unión del Pueblo Navarro (UPN). No es el único cargo político que el candidato del monseñor Elizalde ha ostentado bajo la formación conservadora. Antes había sido senador y concejal en Tafalla, su localidad de origen, y en sus perfiles públicos en redes sociales, Iribas no esconde en absoluto su ideología.

Aunque es cierto que un perfil de una religiosidad tan marcada como la que profesa el candidato de monseñor Elizalde puede chirriar en una institución tan poco dogmática como Egibide, lo que en realidad ha soliviantado al resto de patronos es la maniobra del prelado para condicionar el proceso de selección y acabar imponiendo a su elegido.

Medios conocedores del proceso sostienen que, con el fin de lograr la designación de su candidato, el obispo habría movido en los últimos tiempos varias fichas dentro de la comisión ejecutiva del patronato de Egibide. Este es un órgano compuesto por cinco miembros: dos designadas por el propio prelado, dos por el Padre Provincial de la Compañía de Jesús y el último por la Fundación Vital. Y según los estatutos, son estas cinco personas las que tienen la potestad de «proponer al Patronato el nombramiento o cese del o la Director General de los centros educativos de la Fundación». Eso sí, el nombre debe ser ratificado por el patronato de la fundación.

Al parecer, el prelado habría sustituido a dos miembros de la comisión y del patronato por personas menos vinculadas a Egibide pero más afines, de su máxima confianza, para contar con apoyos suficientes para sacar adelante el nombramiento de Iribas, su candidato a director general. Esta forma de proceder de Elizalde ha provocado la estupefacción del resto de patronos y ha causado un hondo malestar en el seno del órgano. De hecho, para hoy está prevista una reunión que distintas fuentes auguran «muy complicada».

Fuentes de la Diócesis de Vitoria consultadas por este diario aseguran el proceso de elección del nuevo director general de Egibide «tiene sus cauces y sus plazos y no se trata de una imposición del Obispado». «Es un relevo normal como fue normal el anterior cambio de director general por parte de la Compañía de Jesús», matizan.