![De los 25 chavales en una buhardilla a los 7.000 alumnos en cinco campus](https://s3.ppllstatics.com/elcorreo/www/multimedia/2023/06/02/ala-chavales-buhardilla-kVJG-U200457223098sqH-1200x840@El%20Correo.jpg)
![De los 25 chavales en una buhardilla a los 7.000 alumnos en cinco campus](https://s3.ppllstatics.com/elcorreo/www/multimedia/2023/06/02/ala-chavales-buhardilla-kVJG-U200457223098sqH-1200x840@El%20Correo.jpg)
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La traducción al euskera de Egibide sería algo así como 'camino de verdad y de hacer'. Con ese nombre bautizaron hace más de una década, en 2012, a la fusión de la Obra Diocesana de Formación Profesional de la Diócesis de Vitoria (conocida como Diocesanas) ... y Jesús Obrero para crear un coloso de la formación que se ha convertido en un referente, en la joya de la corona de la educación concertada alavesa con más de 7.000 alumnos, 450 profesores y 187 aulas repartidas en cinco campus (Jesús Obrero, Molinuevo, Nieves Cano, Arriaga y Mendizorroza).
La institución educativa hunde sus raíces en una Vitoria muy distinta, en un contexto que no tiene nada que ver con el actual. El sacerdote Pedro Anitua abrió en 1942 la Escuela Diocesana de Aprendices en una buhardilla de un edificio que ya no existe que se levantaba en la confluencia de las calles Los Herrán y Arana. Un par de profesores se esmeraban en enseñar los secretos de la gubia y el cincel a 25 chavales sin recursos. La idea era enseñarles a utilizar las herramientas para que ellos mismos se construyeran un futuro.
Tres años después, en el 45, también siguiendo esa idea de que siempre es mejor dar la caña en lugar del pez, el jesuita Demetrio Ruiz de Alburuza abrió otras aulas en el patronato de Nuestra Señora del Pilar, en la actual calle Francia. Al proyecto le puso, con mucho tino y muchísima intencionalidad, Jesús Obrero, por esa imagen del joven Jesús, un carpintero de origen humilde.
Las dos instituciones empezaron a 'producir' a maestros, a oficiales industriales, a especialistas en mecánica, a expertos en artes gráficas... esa mano de obra cualificada que aquella Vitoria en blanco y negro, que tenía todavía las heridas de la Guerra Civil supurando.
Durante los cincuenta, ambas instituciones educativas se convirtieron en auténticas fábricas de trabajadores que precisaban las grandes industrias que abrieron en Vitoria. Entre el alumnado, jóvenes llegados de los pueblos de Álava, pero también de todos los puntos de España cuya contribución fue clave en el despegue industrial de la provincia. Y de ahí, a la actualidad. Egibide, que también imparte ESO y Bachillerato, es uno de los referentes de la Formación Profesional de todo el país.
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