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Sobre el papel, el plan pergeñado por el PNV funciona a la perfección: llevar el proyecto de una sala sinfónica que encargó el PSE a una parcela en la que el PP ya planteó levantar un auditorio. Los anglófonos llaman 'win-win', todos ganan, a ... este tipo de planteamientos. Aunque, en este caso, tan singular fórmula ha soliviantado a uno de sus protagonistas. El prestigioso estudio de arquitectura Navarro Baldeweg, que ganó el concurso internacional convocado por el popular Alfonso Alonso para erigir un palacio de la música en La Senda, ha reclamado al Ayuntamiento que su proyecto se tenga en cuenta ahora que Vitoria ha vuelto a reactivar su viejo anhelo de contar con una sala sinfónica.
«Estoy hablando de un cuerpo y de un alma, de una criatura, de un hijo, y siento un dolor inmenso». Era 2005 y el arquitecto Juan Navarro Baldeweg reaccionaba con estas palabras al conocer que su proyecto para el palacio de la música iba a quedarse en un cajón después de que el PNV y el PSE tumbaran el proyecto al considerar que la parcela no era la adecuada y que el presupuesto era desmesurado. Quince años después, en vísperas de la visita de los arquitectos Bayón a Vitoria para explicar su proyecto para esa misma parcela a los grupos políticos, el entorno del arquitecto vuelve a reclamar la plena vigencia de aquel diseño y recuerda que fue su equipo quien ganó un concurso internacional para construirlo. «Es un proyecto que llegó a estar reconocido por el MoMa como una muestra de la mejor arquitectura española», aseguran en referencia a la maqueta del edificio que se expuso en el museo neoyorquino en 2006.
«Si ya había un proyecto para esta ubicación, lo lógico habría sido optar por ese proyecto y no recurrir a otro, diseñado para otro sitio», reflexiona Víctor Navarro, hijo del prestigioso arquitecto cántabro, que asegura haber solicitado, a través de su despacho de abogados, una reunión con el equipo de Gobierno para poder exponer su diseño. También ha requerido toda la documentación sobre el proyecto. «El alcalde se puso en contacto con nosotros en julio para emplazarnos a una reunión que jamás ha tenido lugar», lamenta Navarro.
Fuentes municipales reconocen esos contactos y añaden que los representantes del estudio Navarro Baldeweg han preguntado hasta en dos ocasiones si había algún contrato en vigor con los arquitectos Bayón. La respuesta ha sido siempre negativa. En estos momentos, los arquitectos no tienen ningún contrato en vigor con el Consistorio vitoriano.
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Al parecer, la opción de Navarro Baldeweg se habría descartado por su elevado coste, que ya en su día fue presupuestado en 40 millones (sin IVA) a los que habría que sumar 12 en equipamientos. «Pero esto es una ficción, a nosotros no se nos ha vuelto a preguntar por el precio», replica Víctor Navarro, al tiempo que recuerda que el proyecto que presentó su padre en 2003 era muy distinto al que ahora se pretende construir.
En efecto, se trataba de un complejo mucho más ambicioso. El arquitecto cántabro presentó un edificio de piel de cristal y aluminio que contaba con una sala sinfónica con 1.480 butacas con un foso para 110 músicos y un escenario de 14 metros, con una caja escénica de 28 metros de altura. Ahora, Vitoria apuesta por un equipamiento más modesto, una única sala sinfónica pura. «Aunque nos podríamos adaptar, se podría prescindir de la caja escénica sin desvirtuar el proyecto original», adelanta el arquitecto.
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