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De ser una obra, podría llevar por título algo así como 'Sinfonía de incógnitas en do mayor'. Del proyecto del auditorio que Urtaran pretende levantar para 2023 en La Senda se conoce el pentagrama –la parcela–, algunas notas del preludio y los compositores, los arquitectos ... Mariano y Pablo Bayón. Su estudio está trabajando en una revisión de la sala sinfónica que ellos mismos ya engendraron para el fallido BAI Center. El proyecto se antoja ilusionante en una Vitoria cansada de que los proyectos de ciudad se vengan abajo antes de ver la luz. Pero lo cierto es que, hoy por hoy, a los partidos de la oposición no les entusiasma demasiado cómo suena el asunto. A oídos de algunos, hasta desafina.
De partida, tanto EH Bildu como Podemos ya han expresado de una forma más o menos nítida su oposición al proyecto tal y como lo plantea el Gabinete Urtaran, que cuenta con el respaldo (sustanciado en el acuerdo de Gobierno) con sus socios socialistas. El PP, por su parte, no se ha mostrado demasiado entusiasta.Los arquitectos llegan hoy a Vitoria con sus partituras bajo el brazo para tratar de seducir, con virtuosismo, en un recital a puerta cerrada con la oposición en primera fila. Cómo será la adaptación a la parcela y si se acaba renunciando a la caja escénica son algunas de las dudas que tendrán que despejar para que esta no se convierta en una sinfonía inacabada. Otra más.
«No es un cortapega, es un traje a medida para esta parcela», aseguraba hace unos meses, en una entrevista en este diario, el arquitecto Mariano Bayón. De fondo, una evidencia. El edificio llamado a saldar una deuda histórica con la cultura alavesa será trasplantado del faraónico BAI Center. Aquella sala sinfónica, que tenía un coste estimado de 20 millones de euros, estaba considerada como la 'joya de la corona' de aquel complejo. Está por ver cómo encaja en una parcela con unas condiciones geotécnicas muy distintas al terreno para el que fue diseñado en origen y hasta qué punto esto condiciona a la hora de realizar los trabajos de cimentación. De momento, las catas ya se han realizado.
En el BAI Center se tiró la casa por la ventana. El socialista Patxi Lazcoz no escatimó en gastos y contrató a una de las empresas más punteras para garantizar una excelencia acústica al nivel de las mejores salas del mundo. La empresa Nagata Acoustics, liderada por el ingeniero japonés Yasuhisa Toyota, se encargó de realizar un estudio que costó 608.210 euros. Los arquitectos aseguran que se respetará todo aquel esfuerzo, pero los especialistas en sonido dudan que aquel estudio previo tenga vigencia en la actual ubicación del auditorio, entre otros factores por su diferente exposición al sonido ambiente y la proximidad del tren.
En efecto, esta es una de las dudas recurrentes que plantea el proyecto. En su anterior visita a la capital alavesa, los arquitectos le quitaron hierro a la proximidad del trazado ferroviario: aseguraron que esta era una contingencia «ya prevista» y descartaron que pudiera llegar a condicionar la obra. Este fue ya un punto polémico en el malogrado proyecto de Navarro Baldeweg que impulsó el popular Alfonso Alonso. Entonces, en 2003, se llegaron a realizar mediciones que evidenciaron ruidos y vibraciones en el entorno a consecuencia de la proximidad a la vía férrea.
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En concreto, los técnicos detectaron hasta 73 decibelios, con valores de hasta 40 decibelios por vibración, en el momento en que pasaban los trenes. La solución que aportaron entonces para subsanar este problema pasaba por incorporar a los cimientos materiales antivibratorios «como el neopreno» para absorber los efectos del traqueteo de los convoyes.
Este se ha convertido en uno de los principales debates desde que el PNV presentara el proyecto al albur de la campaña electoral. La ausencia de caja escénica es la madre del cordero, vaya. Partidos y agentes culturales han cuestionado que el futuro palacio de la música no cuente con una tramoya, lo que, a su juicio, limitaría su función. Los Bayón replicaron que «esa idea de caja escénica a la italiana ya está superada» y prometieron que el equipamiento permitirá acoger con solvencia usos más allá de la programación de conciertos sinfónicos. También apuntaron a actuaciones corales, recitales de grandes intérpretes vocales, conciertos de jazz, así como óperas de cámara y montajes líricos que no requieran de un gran despliegue. Para ello, el estudio de arquitectos deslizaron la idea de equipar el futuro complejo con «implimentaciones escénicas». Habrá en qué consisten estas soluciones.
Los accesos de la sala sinfónica en el proyecto 'madre', en el BAI Center, estaban basados en un sistema de atrios que interconectaban los cuatro edificios que se planteaban. Ahora, el auditorio deberá funcionar como un edificio independiente y los arquitectos deberán decidir cómo será su acceso principal. Queda clara cuál será la orientación del edificio, que mirará a La Senda, pero falta por concretar dónde colocar el foyer y los vestíbulos, dónde se habilitará un 'muelle de carga' para el acceso de instrumentos y posibles elementos escénicos.
El propio Mariano Bayón reconocía que, en contra de lo que decía Gardel, diez años son bastante. Desde que se presentara por primera vez este proyecto, en 2010, las tendencias en arquitectura han cambiado. También los materiales. La intención de los arquitectos es aprovecharse de las últimas innovaciones y, al mismo tiempo, respetar el proyecto al máximo. Uno de los elementos que se respetarán será la fachada, recubierta de unos finos cilindros, unos tubos cerámicos de color dorado próximos que recodarán a un órgano urbano.
La propuesta de Navarro Baldeweg contemplaba integrar el anexo Palacio Zulueta y aprovechar su potencial para ubicar allí la cafetería (con terraza) y las oficinas donde trabajaría el equipo que gestionaría el nuevo equipamiento. Con el proyecto del centro del vino descartado en esta ubicación, se abre ahora una nueva oportunidad para este formidable espacio.
24,6 millones (IVA no incluido) costará el auditorio, que bebe de los proyectos frustrados de Alfonso Alonso para la misma parcela del paseo de La Senda y de Patxi Lazcoz en el BAI Center, en la actual estación de autobuses. La cifra es un tercio de lo presupuestado para el primero y seis veces menos de lo que iba a costar el complejo cultural de Lakua. La intención de las autoridades es que en este caso sea financiado «a partes iguales» por el Ayuntamiento y la Diputación, con la colaboración de los gobiernos vasco y central.
1.550 espectadores albergará este nuevo equipamiento cultural, que contaría con 31 butacas adaptadas a personas con movilidad reducida. Los palcos estarían distribuidos en racimo, en torno a un escenario central.
2004 El PSE y PNV paralizaron el proyecto diseñado por Navarro Baldeweg por su alto coste y su localización.
2011 Lazcoz pierde las elecciones y Maroto se alía con EH Bildu para levantar la estación de autobuses en el emplazamiento del BAI Center.
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