Era previsible que ocurriese, y ha ocurrido. La sexta ola pandémica que ha propagado el virus durante la Navidad como nunca antes lo había hecho ha impactado en la vuelta a clase. Más de 800 docentes de la educación pública vasca han caído de baja ... y no han podido comenzar hoy con el reinicio del curso. La cifra es muy alta y más que quintuplica las cifras de un año normal, que rondan las 150. En 2021, ya con el coronavirus como protagonista definitivo de nuestras vidas, fueron 212.
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Los datos han sido ofrecidos esta mañana por el consejero vasco de Educación, Jokin Bildarratz, quien en declaraciones a Radio Euskadi ha recordado que los más de 800 profesionales contagiados ya tenían sustitutos antes de arrancar las clases. Esto es posible porque su departamento ya ha habilitado un mecanismo para que las direcciones de los centros puedan informar de estas situaciones un par de días antes. Antes de la crisis pandémica no se conocían las bajas en cada centro educativo hasta el mismo día en el que comenzaban las clases.
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Arantxa Aldaz Verónica Melo
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Hay que tener en cuenta que en Euskadi hay más de 17.000 aulas y alrededor de 38.000 profesionales (cifra en la que se incluyen tanto los pertenecientes a la educación pública como a la concertada). El consejero evidenció que la situación es «muy delicada» y el impacto en los colegios muy visible. Eso sí, si hay que cerrar aulas o no lo determinará el avance de la enfermedad. «Salud ha establecido que sea la red de vigilancia, dependiendo del momento y la situación de cada centro, la que decida cerrar un aula o no. En estos momentos lo que se hace es ver qué realidad nos encontramos durante este lunes y cómo lo gestionamos». El Gobierno vasco aún no ha aclarado si cerrará las aulas solo cuando haya cinco contagios o más, tal y como propone el ministerio, o se guiará por otros criterios.
El proceso para afrontar la presencia de posibles positivos en las aulas será el habitual. Si es el propio centro educativo el que aprecia que un alumno puede estar enfermo, se informará a sus padres para que se quede en casa. De ser positivo, se informará de lo que ha ocurrido al resto de familias para que estén atentos a posibles síntomas de sus pequeños.
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Hay que tener en cuenta que entre menores de 12 años es la franja de edad con menos población vacunada, al rondar el 40% quienes tienen al menos una dosis. Bildarratz ha apuntado que la protección funciona porque «los cursos con alumnos vacunados han funcionado bien y prácticamente no ha habido aulas de mayores de 12 años cerradas hasta diciembre».
El reto ahora es mantener la presencialidad en la escuela, y prácticamente todos los agentes implicados están de acuerdo en que se trata de una prioridad: desde el Gobierno vasco hasta los sindicatos pasando por las familias. Al fin y al cabo, es el único modo de diluir las diferencias sociales entre familias garantizando una educación igual para todos los niños y niñas.
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