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Este verano de San Miguel que parecía interminable ha hecho que luzca menos de lo esperado para estas fechas. Y eso que las lluvias de hace un mes llenaron algunos huecos y dejaron intuir cómo será en el futuro este corazón de Larragorri. En muy ... poco tiempo, para diciembre -y si la sequía no resulta ser pertinaz-, la gran balsa de laminación del futuro parque del Sur cumplirá su vital misión: contener las avenidas de los ríos Batán y Zapardiel en esos días en los que el agua baja brava desde los Montes de Vitoria.
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Esta laguna estacional, que será sin duda uno de los principales valores del parque que coserá el Anillo Verde entre Armentia y Olárizu, está ya casi a punto para captar agua con todas las garantías de seguridad. Las empresas contratadas por la Agencia Vasca del Agua (URA) para realizar esta obra de defensa contra las riadas en el Batán, Abendaño y San Martín trabajan en el perímetro de la balsa y en la puesta a punto de un sistema de válvulas, pero desde el aire ya es visible la forma de ese vaso verde, mimetizado con el campo, capaz de contener en un día crítico el agua equivalente a 39 piscinas olímpicas.
En su contexto
617 hectáreas de superficie suman en total los cinco grandes parques de Zadorra, Salburua, Zabalgana. Armentia y Olárizu. Con Larragorri, el Anillo Verde sumará 40 hectáreas.
Balsa de laminación y mejora del paisaje Esta primera fase de intervención en el parque consiste en crear la balsa de laminación para contener las crecidas de los ríos Batán y Zapardiel y la mejora paisajística del entorno.
130.000 metros cúbicos de agua, el equivalente a 39 piscinas olímpicas, será capaz de retener la balsa que la Agencia Vasca del Agua URA está a punto de rematar. Para diciembre podrá verse en todo su esplendor si es que llueve y no hay sequía.
Árboles y un paseo conectado En el entorno de la balsa se logrará una importante mejora ambiental. Se plantarán árboles y se hará un paseo perimetral en el borde que se conectará con los caminos que conducen a Lasarte, Olárizu o Armentia.
2 millones de visitas reciben al año los parque del Anillo Verde.
Grosso modo evitará lo que pasa ahora de manera recurrente. Los días de lluvias torrenciales el Batán y el Zapardiel se desbordan y ese agua, además de inundar calles y garajes de la zona sur de Vitoria acaba en la red de alcantarillado mezclándose con las aguas residuales y sobrecargando la depuradora de Crispijana. La lámina lo que va a hacer es captar toda esa agua limpia, evitar que anegue la ciudad y reconducirla poco a poco a través de una larga tubería subterránea hasta el río Ali. Una obra de ingeniería hidráulica y ambiental que ha costado 6,3 millones de euros.
En época de lluvias lucirá como un humedal, pero durante el estío la lámina será más fina con islas de vegetación en su interior y paseos a su alrededor y bosques de ribera asociados a los ríos naturales. Esta actuación es la primera de las proyectadas para convertir Larragorri en el sexto parque del Anillo Verde tras los del Zadorra, Salburua, Zabalgana, Armentia y Olárizu, tal y como contempla la Estrategia 2025 de Vitoria-Gasteiz.
La balsa se ha horadado en el hueco de las graveras no contaminado. Pero hay otra parte de lo que fue esa cantera de los años 70 muy castigada por años de vertidos incontrolados. Es uno de los mayores retos a los que se enfrenta el Ayuntamiento en la zona, más complicado aún por estar esos terrenos en manos de Kutxanbank, que los compró en la época en que se proyectaron pisos para esta parte de la ciudad.
Según un estudio realizado hace diez años por Lurgintza, sobre el agujero de la gravera se depositaron entre los años 70 (cuando se abandonó) y finales de los 90 tierras y rocas de excavación, residuos de construcción y demolición, escorias de fundición, arenas de moldeo, cenizas de combustión, textiles, neumáticos, envases... Como consecuencia, el suelo está impregnado de contaminantes como «arsénico, cadmio, cromo, ciuanuros, policlorobifenilos e hidrocarburos».
El Centro de Estudios Ambientales (CEA) a través de su Green Lab tiene un convenio de colaboración con Neiker y la UPV para la investigación en materia de restauración de suelos contaminados. En el laboratorio mezclan los suelos contaminados de Lasarte con sustrato en el que se han cultivado setas-ostra y compost procedente de los contenedores de orgánico de Vitoria y sobre esa tierra han plantado alfalfa, lastón, festuca alta y llantén para ver hasta qué punto pueden lograr lo que los expertos denominan «remediación biológica».
La idea es levantar un bosque de 'biorremedación' para descontaminar esos suelos. El CEA ha pilotado una experiencia similar con el corredor verde creado entre el polígono de Júndiz y la Autovía A-1.
Si el Gabinete Etxebarria se mantiene fiel al proyecto del parque de Larragorri que el CEA ha presentado en congresos nacionales de la talla de Conama, el parque combinará áreas de cultivo, con praderas, bosques y una la red de senderos que conectará Armentia con Olárizu. Además de la balsa que lidera URA, en las infografías del Ayuntamiento de Vitoria aún aparece una pista para la práctica de remo y piragua y se reservan espacios para zonas de acampada, «actividades multitudinarias» como conciertos o juegos de aventura, sin descartar pistas para senderismo, mountain bike o marcha nórdica, pistas multideporte o área de escalada. Muy atractivo, máxime cuando en el entorno se encuentra la Facultad de Ciencias de la Actividad Física y del Deporte de la UPV.
Y el proyecto no se queda ahí, menciona la creación de un parque agrícola de calidad y de granjas-escuela. Pero vista su envergadura, serán necesarios varios años para que todo esto se haga realidad y Larragorri sea ese gran parque del sur.
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