«Para que los jóvenes vivan en los pueblos, hay que facilitar que crezcan»

La medida, que busca contrarrestar en parte la prohibición de urbanizar nuevos barrios en diferentes puntos de la ciudad, permite reconvertir, por ejemplo, las casonas unifamiliares en edificios de un máximo de cuatro viviendas. «Las entidades locales menores tienen muchas veces el crecimiento constreñido. Si queremos que nuestros jóvenes vivan en sus pueblos, tendremos que posibilitar un mayor crecimiento que el del Plan General actual», aseguró hace unos días el concejal de Modelo de Ciudad y Urbanismo, Borja Rodríguez (PSE).

Esta medida ha sido objeto de alegaciones más allá de las del Obispado, aunque el Ayuntamiento no tiene todavía una resolución definitiva al respecto. En este sentido, el edil responsable de Urbanismo convocará al resto de los grupos políticos (PNV, EH Bildu, PP y Elkarrekin Podemos) para analizar las peticiones y emitir una respuesta antes de aprobar el documento de forma definitiva. Está previsto que el Consistorio analice la cuestión a lo largo de este mismo mes.

Sin embargo, algunas voces de la oposición, como EH Bildu, han alertado de que estas modificaciones pueden alimentar el «negocio inmobiliario». «La medida no nos parece mal de por sí, pero no se debería usar la ordenanza con fines lucrativos», dijo el concejal Unai Fernández de Betoño (EH Bildu). No obstante, Rodríguez subrayó que el Ayuntamiento debe anteponer el «interés general» en la definición del nuevo Plan General. «Si sólo partimos de lo que es o no lucrativo, seguramente no llegaríamos a hacer nada, ni llegaríamos a la redensificación de los concejos», concluyó.