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Eliminar la trinchera ferroviaria que parte a Vitoria en dos no solo implicará una oportunidad de mejora, sino que permitirá reinventar el centro. El impacto del soterramiento del tren irá más allá de la construcción de unas galerías que escondan los convoyes y dejen libre ... la superficie. Los técnicos ya intuyen un nuevo Ensanche, un oasis con amplias aceras, aire limpio y abundante hostelería. Es normal que a los vecinos les cueste imaginar el resultado después de dos décadas de promesas y desengaños sobre la alta velocidad, pero para eso están los expertos. Un estudio encargado por el Ayuntamiento a la ingeniería Idom dibuja ese Ensanche reinventado, donde el 'salón' peatonal de Vitoria dará un salto de calado al ganar una decena de calles hacia el Sur. Entre ellas se encuentran ejes circulatorios tan importantes como Manuel Iradier, Florida, Ortiz de Zárate o San Antonio. Unas 9.000 personas vivirán en esta gran 'isla' de 40 hectáreas.
La intención de lavarle la cara a la parte más descuidada del 'cogollo' urbano viene de largo, pero siempre se ha topado con un escollo insalvable. Vitoria ha tomado distintas medidas para sacar a los coches del centro de forma progresiva, pero se ha quedado sin alternativas para que la circulación rodee su 'isla' peatonal. Por eso hay calles como Reyes Católicos y Basoa -al Norte- la Avenida y Domingo Beltrán -al Oeste-, Francia y Los Herrán -al Este-, o Manuel Iradier y Florida -al Sur- que canalizan el tráfico en ambos sentidos.
Esta 'malla' circulatoria parecía inalterable, pero el soterramiento, que según las previsiones de Fomento estará listo para 2024, ha abierto el abanico de posibilidades de transformación por el Sur. La solución técnica planteada por los gobiernos central y vasco, así como por la diputación y el Ayuntamiento, se basa en que el ferrocarril discurra bajo tierra a lo largo de 3,6 kilómetros, entre el Bulevar de Salburua y el túnel de Pedro Asúa, junto a Las Conchas. La clave está en una actuación paralela que las instituciones han incluido en el plan: un nuevo vial de tráfico subterráneo Este-Oeste que se excavará a una altura intermedia entre las futuras galerías del ferrocarril y la superficie.
Este vial, de dos carriles por sentido, aprovechará el corredor que dejen libres las vías en superficie pero al llegar al puente de San Cristóbal descenderá por unas rampas hasta los 8 metros de profundidad -los coches podrán llegar así a la futura estación subterránea de Dato- para salir de nuevo a la superficie después del puente de La Senda, de camino al puente de la calle Castilla. Esas rampas de salida se han diseñado sobre los jardines pegados a las vías del paseo Carmelo Bernaola.
En la práctica, esa conexión rodada se ha convertido en la oportunidad que tanto esperaban los técnicos del Ayuntamiento para integrar el campus en el centro y construir un gran bulevar. El estudio de Idom dibuja este corredor verde con tranvía, bidegorri, oficinas, edificios de investigación para la UPV y 1.326 viviendas que 'coserían' la trama urbana entre Salburua y Zabalgana. Y ya que los coches utilizarán un vial soterrado, la ingeniería también aprovecha para solucionar el problema circulatorio del centro.
Según esta propuesta, la actuación prevista para ese ámbito permitirá eliminar el tráfico privado en las calles Manuel Iradier, Florida, San Antonio, Ortiz de Zárate, La Senda, Fueros -el tramo entre Manuel Iradier y las vías-, la plazuela de la Estación, el Paseo de la Universidad y Portal de Castilla -entre el puente azul y el cruce de Ramón y Cajal con Luis Heinz-. En el entorno del Iradier Arena también habría cambios, dado que los coches desaparecerían de Pío XII -solo del tramo entre Florida y Canciller Ayala- y las plazas del Renacimiento y Green Capital podrían fundirse en un único espacio. Es decir, un descomunal salto que casi libraría de los coches al Ensanche.
Lo que se plantea en realidad es 'pacificar' las calles, uno de los mantras del Plan de Movilidad Sostenible. A diferencia de anteriores reformas en las que las calzadas sucumbieron a la extensión de las baldosas -como en Dato, San Prudencio, Diputación, Siervas de Jesús o Bastiturri-, las semipeatonalizaciones permiten la convivencia entre el peatón y otros vehículos, como sucede en General Álava o Rioja. Se trata de la versión más pragmática de las reformas viarias, porque permite ampliar el espacio peatonal, crear bidegorris y restringir el tráfico pero sin llegar a prohibirlo. Técnicos municipales explican que esta es «la única opción posible» en el Ensanche por varias razones. La primera, que en estas zonas hay numerosos garajes comunitarios de los vecinos, así como algunos de rotación como el de la plaza Amárica. También hay innumerables negocios, entre ellos hoteles como el NH Canciller Ayala. Así que la solución pasa por ampliar la 'supermanzana' central. En ella entrarán los vehículos de los vecinos, del tranporte público, de las labores de reparto y las emergencias. «Siempre es mejor tener una vía alternativa. Imaginemos que una incidencia -como una manifestación o una intervención de los Bomberos- obliga a cortar la calle General Álava. En ese caso siempre podremos desviar los urbanos por Florida», ponen como ejemplo las mismas fuentes.
Esta propuesta convertirá el entorno del puente de la calle Castilla en un punto clave de comunicación Este-Oeste. Es esa zona estará una de las rampas del vial de tráfico subterráneo, lo que complicará el tráfico en la rotonda. Para evitar un probable colapso, el Ayuntamiento asegura que el puente azul «debe mantenerse» para el tranvía e incorporar un carril bici.
Tras la reforma de la plaza de Santa Bárbara, que permitió peatonalizar el lateral de Postas, y de la plaza de Labastida de Zabalgana, el Ayuntamiento de Vitoria se prepara para abordar una de las principales obras de la próxima legislatura. Se trata de la reforma del entorno del antiguo Banco de España, que según fuentes municipales comenzará «en septiembre».
El proyecto licitado por el Gabinete Urtaran incluye la renovación de las calles que rodean al futuro Centro Memorial por las Víctimas del Terrorismo. La remodelación, que tendrá un presupuesto máximo de 3 millones de euros y una duración de once meses, contemplará la peatonalización de la Cuesta de San Francisco, junto a Los Arquillos. Eso obligará a hacer un cambio circulatorio. El tráfico que llegue desde las calles Portal del Rey y San Francisco ya no bajará por la cuesta, sino que será desviado a través de un nuevo vial que conectará con Olaguíbel por detrás del Memorial en paralelo a la Subdelegación del Gobierno. Para los peatones, el desnivel que existe entre Olaguíbel y San Francisco se salvará con un ascensor panorámico y unas escaleras mecánicas.
El Ayuntamiento también tiene en su agenda otras reformas que aumentarán de forma significativa el espacio peatonal a costa de quitárselo al coche. Una será la de la calle Médico Tornay de Judimendi, que está pendiente de adjudicación. Hay otras tres actuaciones previstas en Coronación cuya fecha es una incógnita porque dependen de la instalación de la red de calor incluida en el plan de rehabilitación del barrio. Se trata de las remodelaciones de la calle Aldabe y de las plazas de Aldabe y la Ciudadela.
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