Osakidetza vive este viernes su segunda jornada de huelga y manifestaciones. Más de un millar de personas han salido a la calle para denunciar «el desmantelamiento de la Sanidad Pública», como se puede leer en el cartel que encabeza la marcha que ha salido desde ... la plaza de la Burulleria, para concluir en la Virgen Blanca, en pleno centro de Vitoria.
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Los sindicatos convocantes ELA, SATSE, LAB, SME, CC OO Y UGT califican de «más positiva» esta segunda jornada de protestas, tanto por las cifras de profesionales que han secundado el paro -apuntan en torno al 60-65%-, como por el número de participantes en la manifestación. «Se muestra el hartazgo de la plantilla», resumen. Por su parte, el Departamento de Salud rebaja esas cifras al 14,15% en el caso del turno de mañana en Álava.
Y todo tras la resaca de las primeras movilizaciones que se produjeron ayer, jueves, en Vitoria. A la primera protesta le siguió una segunda manifestación que partió al mediodía desde Santiago; y que ha sido mucho más multitudinaria. El recorrido, que iba a dar la vuelta a la manzana, se ha detenido en seco en la calle La Paz. Más de medio millar de manifestantes se han sentado en el suelo de esta céntrica arteria de la capital alavesa. Esta sentada no estaba contemplada, como han confirmado agentes de la Policía Local, y ha obligado a cortar por completo el tráfico en ese punto de la ciudad.
Desde las ventanas del hospital varios sanitarios se han asomado a las ventanas agitando sábanas blancas y golpeando cazuelas. Al cabo de unos diez minutos, los manifestantes se han ido levantando y el grupo ha comenzado a moverse cuando han llegado los antidisturbios de la Ertzaintza. Sin embargo, pocos metros más adelante la imagen se ha repetido durante unos segundos frente al acceso del hospital Santiago, antes de poner punto y final a las protestas en el centro de salud Olaguibel.
Mientras tanto, y de puertas para adentro, en los centros médicos se ha respirado una aparente «normalidad», como reflejan algunos usuarios. Pero también algunas quejas por la demora de ciertas atenciones al haber menos personal. «Nos han presionado para que intentemos trabajar como en un día normal. Han presionado para que no se notase la huelga. Los servicios mínimos tenían que atender como un día normal», han censurado Mario Loureiro, médico del hospital Santiago, y Zuriñe Ortiz de Zárate, médica de infecciosas en HUA Txagorritxu, quienes han participado en las manifestaciones.
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Los sindicatos han cifrado el seguimiento de la huelga en un 50% de los profesionales a los que se les ha permitido sumarse a los paros. Las centrales han criticado la interpretación «abusiva» que han hecho las direcciones de las organizaciones sanitarias de la orden de servicios mínimos. Afirman que se ha obligado a acudir a su puesto de trabajo a muchas más personas de las que marcaba la orden del Gobierno vasco. El Departamento de Salud, por su parte, ha elevado del 0,1% de seguimiento del paro que había notificado en el turno de noche al 9,88% en el de mañana. En el caso de Álava, según Salud, el seguimiento en el turno nocturno ha sido del 0,25% y el de mañana, del 8,3%.
Las protestas que se desarrollan este jueves como respuesta a la falta de acuerdos para lograr mejoras para la plantilla se repetirán mañana, viernes. «Se debe terminar con la sobrecarga y no jugar con la salud de las personas. Las condiciones actuales no son dignas ni para el personal ni para los usuarios», ha denunciado esta mañana Gabirel Pérez. El portavoz del sindicato SATSE alerta de que «el estado de salud de Osakidetza actualmente está en niveles rojos. Las listas de espera son una muestra de ello», declara.
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Son nueve los puntos que las centrales sindicales colocan encima de la mesa para reconducir la situación, como resolver la oferta pública de empleo celebrada el pasado año antes de realizar los exámenes de la convocada a partir de este verano, mejorar los procesos de contratación o convocar una nueva edición de la carrera profesional. «Una OPE tras otra la gente no saben si van a conseguir plaza o no. Y eso se traduce en más carga de trabajo para la plantilla. La situación se deteriora por segundos, estamos preocupados», expresaba Elena Gerenabarrena, del sindicato ELA.
Si bien, por ahora, no se han aportado cifras sobre el seguimiento de esta jornada de paro, desde los sindicatos denuncian que «no se está respetando el derecho a la huelga». «La orden que les han dado es que van a trabajar como un sábado cualquiera en lugar de un festivo. Los trabajadores están desorientados», ha censurado Gerenabarrena, quien ha agradecido el respaldo recibido por parte de los usuarios de los centros de salud. «Saben lo que ocurre, nos entienden». «El gasto en Osakidetza es cero y se privatiza el sector público. La situación es la cruda realidad», ha expresado, advirtiendo de que en verano «posiblemente haya más huelgas».
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¿Y de puertas para adentro la situación cuál es? Pues la radriografía revela dos imágenes. Por un lado son varios los que describen el ambiente de «normalidad», como se puede percibir al realizar un recorrido por los pasillos de las diferentes plantas. «Llevo once días ingresado y no he notado diferencia», apuntaba Jesús Berganza, en la tercera planta. Pero la jornada no está exenta de quejas por demoras en la atención. Profesionales del centro hospitalario han comentado que a primera hora de la mañana, antes de la concentración que ha tenido lugar a las puertas del hospital, se han retrasado algunos ingresos «porque aún no se sabía cuánta gente iba a secundar la huelga».
«Mi hijo ha tenido que esperar dos días para que le operen el codo, lo tiene destrozado, porque no había plazas en el quirófano. Voy ahora a visitarle. Las enfermeras me dicen que no dan abasto por los servicios mínimos, pero mínimos son siempre porque Osakidetza se deteriora. Me solidarizo con los profesionales», recalca Joseba Ortiz. Para Teresa González la espera a su familiar se está haciendo más larga de lo habitual. «Le tendrían que haber dado ya el alta».
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En esa espera se encuentra Julián Martínez. Ingresó el viernes pasado por «unos problemas de tensión». Y hoy, confía, le tienen que dar el alta tras varias pruebas. «Hoy me han realizado todos los exámenes y analíticas con normalidad. Los médicos no han comentado nada de la huelga», comenta, en la sala de espera, acompañado por su hija. Ahí estará al menos una hora más. «Suele venir a eso de las 13.00 horas. Pero si está en huelga no va a poder firmarme la baja», explica. «¿Y mañana tampoco?», se cuestiona, por la segunda jornada de paros.
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