Las altas temperaturas y la sequía han propiciado la expansión del brote de botulismo en Salburua. Igor Martín

Granizo, calor, sequía y botulismo azotan las poblaciones de aves alavesas

Los expertos coinciden en que los fenómenos extremos están modificando los hábitos de muchas especies

Domingo, 3 de septiembre 2023, 00:18

Brotes de botulismo, temperaturas récord, granizadas históricas, sequía y lo que venga, porque visto el baile meteorológico que está caracterizando a este 2023, nunca se sabe. Los expertos enmarcan estos fenómenos extremos dentro del cambio climático e insisten en que han venido para quedarse. Sus ... efectos se extienden a todos los seres vivos del planeta, no solo a los humanos. No hay que irse muy lejos para ver las consecuencias de las modificaciones que van calando en eso que llamamos clima. Según los datos del Centro de Estudios Ambientales (CEA) de Vitoria, la histórica granizada del pasado 6 de julio arrasó con los polluelos de las aves más pequeñas del humedal de Salburua. Una generación de volantones de distintas especies no sobrevivió.

Publicidad

El CEA monitorizó los pájaros con anillamientos antes y después de la tormenta, y según sus datos, el pedrisco de aquel día provocó un descenso significativo en el índice de productividad, «con una pérdida general de un 76% de los jóvenes nacidos en el humedal». El caso más dramático, el de los pequeños mosquiteros ibéricos que perdieron un 92% de sus nuevos especímenes.

El pedrisco «no pudo ser más inoportuno para la mayoría de las aves, puesto que en aquellas fechas se encontraban en pleno periodo reproductivo». «Las fuertes granizadas afectan de manera generalizada a todas las aves, pero son los pollos que apenas vuelan los que se llevan la peor parte. Recién salidos del nido, carecen de la experiencia necesaria para resguardarse de estos eventos meteorológicos extremos. Además, si se mojan pueden morir de hipotermia con enorme facilidad», indican.

En su contexto

  • 92% es el porcentaje de pollos de mosquitero ibérico que el Centro de Estudios Ambientales de Vitoria calcula que murieron durante la granizada del 6 de julio en Salburua. Casi como un granizo.

  • Casi como un granizo. Los polluelos de mosquitero ibérico, catalogado recientemente como especie diferenciada del común, miden poco más de 7 centímetros. Algunos de los granizos que apedrearon Vitoria a principios de julio alcanzaron los 5 centímetros.

  • Brote en remisión. La bajada de las temperaturas unido a las precauciones puestas en marcha por las autoridades alavesas han hecho remitir el brote de botulismo que ha afectado a las aves, principalmente las anátidas, del entorno de Vitoria.

  • Altas temperaturas. El calor extremo produce cambios de comportamiento en los animales silvestres, así como en su distribución, ya que buscan condiciones medioambientales más propicias. Incluso causa la muerte de los individuos o especies más sensibles.

Entre las aves de mayor tamaño también hubo bajas. Los técnicos del centro contabilizaron hasta 28 cadáveres de ejemplares adultos. Entre ellos, un ánsar, somormujos, cigüeñuelas, zampullines, porrones o chorlitejos chicos, cuya población está entre las más amenazadas del parque, con tan solo una docena en Salburua. Urracas, palomas o gorriones fueron otras de las víctimas, no solo en el humedal, sino en toda la ciudad.

Publicidad

Menos alimentos

Para los supervivientes hubo más consecuencias, como «la dificultad de encontrar alimento tras la tormenta que degeneró en especímenes más débiles y por tanto presas fáciles para los depredadores naturales». La destrucción de los nidos por inundación o el abandono del adulto, «con el consiguiente enfriamiento de la nidada e incluso la rotura de los huevos», fueron otros de los rastros negativos de aquel fenómeno descontrolado.

En el peor momento

La granizada del 6 de julio pilló a muchas aves en plena época reproductiva y diezmó sus nidadas

Muchas de las especies afectadas invernan en África subsahariana y sus poblaciones presentan una tendencia negativa a escala europea que varía entre el -5 y -15% anual. Por ello, «este tipo de eventos meteorológicos no hace más que agudizar el mal estado de conservación» de las que bajan a pasar el invierno al Sahel. Hacia allí han comenzado o comenzarán en pocas semanas un viaje de 4.000 kilómetros.

Publicidad

Hándicap añadido

La sequía dificulta a aviones y golondrinas la construcción de sus nidos, hechos de barro

Kiko Álvarez, delegado en Euskadi de la Sociedad Ornitológica Española, SEO Bird Life, confirma esta tendencia a la baja y abunda en cómo los fenómenos atmosféricos extremos están afectando a los emplumados. «El problema es que estos episodios extremos son cada vez más habituales y les afectan a muchos niveles», dice.

En busca de agua

En muchas zonas, por ejemplo, este año las golondrinas y aviones se han ido antes; en otros casos llegan a nuestras zonas especies que antes no se veían. «Pasa como con los humanos que ahora veranean más en el norte porque por el sur de la Península hace demasiado calor. Es el caso, por ejemplo, de los escribanos que antes casi no se veían en Álava y ahora nos visitan cada vez más porque para abajo escasea el agua».

Publicidad

Arriba, un chorlitejo chico; en segundo término, un escribano, y, finalmente, un pequeño mosquitero. Fotos: A. Altair | F. P. | SeoBirdLife

La sequía está también detrás de la alarmante y «silenciosa» disminución de las poblaciones de golondrinas y aviones. Cada año llegan menos a estas latitudes y sus nidadas van en descenso. «Necesitan barro para hacer sus nidos y encima el calor extremo hace que sus pequeñas construcciones se resequen y se caigan, por lo que pierden sus nidadas», lamenta Álvarez. Hay que tener en cuenta que estas pequeñas y elegantes aves suelen volver a las zonas en las que nacieron el verano anterior y buscas ocupar los mismos nidos o procrear en las proximidades. Si estos no están y no hay material para construir uno nuevo, no regresan. Un dato de lo que el ser humano pierde con ellas: una sola golondrina puede consumir 850 moscas y mosquitos al día.

Factura medioambiental

Una sola golondrina puede consumir 850 moscas o mosquitos en un día

En cualquier caso, las inclemencias meteorológicas no son los únicos males que soportan las poblaciones de pájaros en Álava. La gripe aviar saltó a finales de 2022 y aparece esporádicamente con distinta intensidad. Entonces afectó a varios gansos y cigüeñas encontradas en las inmediaciones de las balsas de Salburua. Las autoridades permanecen especialmente vigilantes a cualquier señal, lo mismo que ha pasado con los casos de botulismo que se han dado este pasado mes de agosto. Afecta a 145 animales y deja 122 cadáveres. Se trata de una intoxicación bacteriana sin peligro para las personas pero que ataca a las aves pudiendo mermar mucho sus poblaciones. Detrás está el calor y, en muchos casos, los fertilizantes.

Este contenido es exclusivo para suscriptores

Accede todo un mes por solo 0,99€

Publicidad