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«Lo ocurrido en Iruña Veleia constituye una de las mayores falsificaciones y/o manipulaciones realizadas sobre materiales arqueológicos del mundo romano». La rotunda conclusión salió de boca del responsable de la sección de Medio Ambiente y Patrimonio Histórico de la Ertzaintza, cuerpo ... que ha declarado este lunes en el juicio por la supuesta estafa en el yacimiento alavés.
Entre 2005 y 2006, su anterior director, el arqueólogo Eliseo Gil, anunció descubrimientos revolucionarios que adelantaban 600 años las primeras palabras comunes escritas en euskera, situaban a diez kilómetros de Vitoria el primer calvario cristiano conocido -representación de Cristo en la cruz- y hasta revelaban jeroglíficos egipcios en la Llanada Alavesa. El principal procesado, que se enfrenta a siete años y medio de prisión, llegó a comparar el potencial de la excavación con la ciudad italiana de Pompeya.
Este ertzaina narró cómo en noviembre de 2011 asumió el mandato del Juzgado de Instrucción número 1 de discernir si semejante volumen de hallazgos -«476 grafitos excepcionales», según el sumario- reescribiría la Historia o si se trataba de un burdo embuste. La Policía autonómica creó su unidad para este fin.
Tras casi una década de pesquisas, el agente ha apuntado este lunes a la segunda hipótesis con rotundidad. «En esta investigación se han constatado una concatenación de perplejidades, irregularidades, anomalías e indicios de criminalidad de todo tipo», aseguró.
Gil se enfrenta a los cargos de delito continuado contra el patrimonio histórico y estafa. La petición para su presunto cómplice, el «físico» Rubén Cerdán, se queda en dos años y medio. Óscar Escribano, el tercer implicado, salió de foco el primer día al aceptar una pena menor por falsificar una pieza. «Fue una broma», adujo. También hay en juego una responsabilidad civil de casi 300.000 euros. A unos 600 euros por cada fragmento adulterado.
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Hasta veintidós «indicios» incriminatorios recopilaron los investigadores de Medio Ambiente para concluir la presunta culpabilidad de los acusados. No se trata de una opinión, sino del resultado del interrogatorio «a 49 personas» que tuvieron alguna relación con el yacimiento. También recopilaron informes entre diversas instituciones. La contundencia de varios acorralan más a Gil, quien siempre ha defendido su inocencia. Descubrieron asimismo los agentes que los sesudos dossieres presentados por el sospechoso, a favor de su tesis, jamás se encargaron a los supuestos autores, un centro polaco, un francés y otro alemán.
El repaso por los análisis recopilados por la Ertzaintza dejan en muy mal lugar a Gil. La comisión científica investigadora convocada a poco de estallar la polémica, hace casi quince años, arrojó conclusiones demoledoras. Una docena de expertos tildó los grafitos de «falsos», «contemporáneos» y «una de mayores falsificaciones sobre el mundo romano». Destaca una frase del catedrático en Lingüística de la UPV Joaquín Gorrochategui: «El convencimiento de encontrarse ante una falsificación es total». Esta semana declarará en la vista.
Los grafitos aparecieron en la fase de lavado, controlada por la hermana de Eliseo Gil. Salvo la socia del principal sospechoso, la defensa no ha logrado convocar a ningún testigo de algún hallazgo a pie de zanja. El Instituto del Patrimonio Cultural de España halló restos de «acero inoxidable» en las hendiduras de las piezas. Los atribuye a la herramienta con que se hicieron. Esa aleación se descubrió en 1913, mientras Gil sitúa las inscripciones entre los siglos III y V.
Confirmada la falsedad de los descubrimientos, queda por determinar la identidad del autor o autores, claves también en un juicio penal como éste. En este sentido, según avanzó el ertzaina, un par de informes caligráficos podrían resultar determinantes. Peritos acreditados estudiaron las marcas de las piezas y las cotejaron con los dibujos y palabras de una réplica de letrina diseñada para exhibirse en Iruña Veleia. Los trazos coinciden. «Es significativo y sorprendente el paralelismo, entendiendo que es excesivo para ser fruto del azar», dictamina una experta. Otra estudió 139 piezas. Los trazos de 75 coincidían con los del retrete, convertido en pieza fundamental de este proceso penal. ¿Y quién era el supuesto de los bosquejos de la letrina? Tres arqueólogos que los realizó Eliseo Gil «en exclusiva».
Investigación exhaustiva La Policía autonómica tomó declaración a 49 personas que trabajaron en el yacimiento alavés
Una experta en grafología 75 piezas estudiadas coinciden en sus trazos con los dibujados por Eliseo Gil en una letrina
Instituto del patrimonio Para algunas marcas se usó una herramienta de «acero inoxidable», aleación del siglo XX
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