La energía del sol divide a la Llanada

Las cifras abruman. Solaria, una multinacional española cotizada que acaba de abrir cuatro plantas en Portugal, quiere cubrir de placas fotovoltaicas 100 hectáreas entre los concejos de Arzubiaga, Mendibil y Durana. De forma paralela, está buscando terrenos en el municipio de Elburgo y el despoblado Quilchano para otro huerto de similar dimensión. New Circle Energy, otra firma española, proyecta un parque de 50 hectáreas entre Agurain y Heredia (Barrundia). Ambas buscan terrenos a través de agentes desplazados a la zona, que tratan de convencer a propietarios de suelo y entes municipales sobre sus ofertas. «Vienen y te cuentan que el vecino está dispuesto a vender, pero que si tú retrasas la decisión no piensan darte lo que en ese momento te han planteado», relata con discreción uno de los afectados. En el pueblo los ánimos están caldeados y nadie quiere opinar con nombre y apellidos.

El proyecto de 100 hectáreas de Solaria en Mendibil, Durana y Arzubiaga es el más avanzado. En algunas localidades, como la primera de ellas, cuenta con el visto bueno del propietario de los terrenos, que es el propio concejo. En Durana, en cambio, los ánimos están más revueltos. Se ha fundado ya una plataforma contraria para arrastrar al 'no' a sus vecinos de cara a la próxima votación para alquilar 60 hectáreas de terrenos agrícolas de la junta administrativa durante los próximos 26 años -prorrogables a diez más- a razón de 90.000 euros por cada uno de ellos.

«No se puede llegar a un pueblo y arrasar su forma de vida. En este caso hablamos de 100 hectáreas que son de las más fértiles que tenemos en la provincia y en una zona que, además, cuenta con un regadío que nos costó una millonada. Hay terrenos bastante menos productivos que podrían utilizarse para las energías renovables que nosotros coincidimos en que son imprescindible para el futuro», plantea Javier Torre, presidente del sindicato agroganadero UAGA.

El sector primario ya ha trasladado su preocupación a las distintas administraciones vascas. El diputado de Agricultura alavés, Eduardo Aguinaco (PNV), apuesta por «compatibilizar» los huertos solares con el primer sector y plantea que se utilicen las parcelas que aporten menores resultados hortícolas. Su capacidad de influencia sobre este proyecto, sin embargo, es limitada: tendrá que hacer un informe preceptivo que no será vinculante. Pero el manto de silencio lo impregna todo. Preguntados por este periódico, la alcaldesa de Arrazua Ubarrundia, Blanca Antépara, y el de Salvatierra, Ernesto Sáinz Lanchares, declinaron tomar posición hasta que sus ayuntamientos reciban estos proyectos. Iñaki Sáez de Ibarra, presidente del concejo de Durana, tampoco quiso opinar.

A muchos de los consultados les da la sensación de que a las empresas les han entrado las prisas por cerrar acuerdos cuanto antes y así adelantarse a la aprobación del Plan Territorial Sectorial (PTS) de las energías renovables, cuya tramitación acaba de iniciarse por parte del Gobierno vasco. Este documento servirá de base, se supone, para señalar aquellos lugares idóneos para convertir los recursos naturales en energía y podría condicionar planes empresariales futuros.

Ni Arrazua-Ubarrundia ni Salvatierra destacan por sus horas de sol. Sus vecinos apuntan que cinco de los quince últimos días han amanecido cubiertos por la típica niebla del pantano. A partir de ahí, los datos demuestran que la irradiación en estos puntos ronda los 3,9 kWh/m2/día, por debajo de los 4,2 que se registran en la cuadrilla de Rioja Alavesa o junto al polígono de Arasur, donde se proyecta, en Armiñón, el mayor parque fotovoltaico de Euskadi con 200 hectáreas. «En Álava hay muy pocas fincas grandes y por eso hasta la fecha apenas habían venido grandes empresas, por lo que los principales proyectos estaban impulsados desde el sector público. Ahora ha llegado ese momento y no se pueden permitir el lujo de ir presentando ofertas individuales a cada uno de los propietarios hasta alcanzar la superficie que desean. Es imposible cerrar un acuerdo de esa manera. Entonces recurren a las juntas administrativas y sus terrenos comunales», explica Javier Torre.

Esta semana, la ganadera Eva López de Arroyabe evidenció en un debate de las Juntas Generales, donde es representante de EH Bildu, que ella tendría «problemas de conciencia» si recibe una oferta similar a las que están llegando a algunas entidades locales. «Reconozco que estoy ante una contradicción personal y política, pero cualquiera que trabaje en el sector primario en Álava puede caer en esta tentación porque es más rentable ofrecerlas para que se pongan placas que seguir produciendo por debajo de los costes y dependiendo de las ayudas. A más de uno le va a solucionarles la jubilación», dice.

Esta oposición ante los proyectos disgusta al gobernante PNV, que se ha vuelto a quedar solo con sus aliados del PSE como defensores de la iniciativa privada en este campo. Portavoces jeltzales consultados acusan a la izquierda abertzale de estar centrada en «rascar votos» y no en afrontar el enorme reto que supone la nueva Ley de cambio climático, que obliga a un despegue de las renovables. Le reprochan que se muestra contraria a todo, a la energía del sol y delviento y que ello forma parte de un plan para tratar de recuperar, entre otras, la Alcaldía de Salvatierra.